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CINE CRÍTICAS REDACTORES

EL INCONVENIENTE

ANTECEDENTES

Curtido en el teatro y en el cortometraje (Su corto documental The Resurrection Club fue nominado al Goya), Bernabé Rico nos presenta su debut en el largometraje con la adaptación de la obra de teatro de Juan Carlos Rubio, El inconveniente. En colaboración con el dramaturgo, con el que ha trabajado en ocasiones anteriores, se fragua una versión cinematográfica y estimable ópera prima repleta de emociones, que fue una de las grandes triunfadoras del pasado Festival de Málaga. Hasta 5 premios cosechó la película, incluyendo el premio del público y el de mejor actriz para la inmensa Kiti Mánver.

LA PELÍCULA

Adaptar una película desde la esfera teatral siempre o casi siempre se antoja una tarea peligrosa. Inevitablemente el arrastre del lenguaje teatral, y con ello, una tendencia al postizo, se convierte en la línea dominante de este tipo de propuestas. El inconveniente no está exenta de este tipo de mal, y a veces flojea en ciertos diálogos de más, o ciertas teatralidades que en la esfera cinematográfica no terminan de cuajar. No obstante, es admirable como desde el arranque hay una clara motivación por dar vuelo a una película que quiere llegar a lo más profundo de las emociones cotidianas, y lo hace a través de una historia de amistad que cambia el rumbo de dos vidas. Dos vidas solitarias y muy diferentes entre sí, pero sin embargo destinadas a converger y convivir bajo el abrigo de la amistad.

Le película arranca torpe, tan obsesionada por despegarse de su antecedente teatral, que en vez de definir una introducción orgánica, acaba sucumbiendo a un esquematismo que entorpece la narración, en ese acercamiento a sus dos protagonistas, Sara y Lola. Por desgracia, Sara, es decir, Juana Acosta, acumula más presencia en esta primera parte de la función, y su trabajo se ve afectado por esta falta de naturalidad. Sus aportaciones excesivamente postizas no nos permiten conectar con la historia que se nos quiere contar. Por supuesto, el arranque se diluye y se da paso al explosivo cóctel que planea en torno el personaje de Lola, inmensa Kiti Mánver. A partir de este momento, la película nos lleva por un viaje sobre la reconciliación personal, y la importancia de como los demás, con sus problemas, nos ayudan a ejercer la solidaridad y el amor propio.

Es una película que va creciendo a cada instante, y las emociones traspasan la pantalla una y otra vez. Cierto es que su arranque y búsqueda deliberada de efectismo no termina de funcionar, pero la película, en su mayor parte, cede sus valores a la generosidad de un retrato humano, magnético y combinado exitoso de humor y emoción. Una película que nos devuelve nuestro lado más humano y otorga valor a nuestros atardeceres más cotidianos. Como Sara y Lola, tan encerradas en sí mismas, que una vez que se dejan llevar por el vaivén de la vida, consiguen iluminar sus caminos, juntas y por separado. Un ejercicio de reconciliación personal firmemente defendido por su reparto, y por la generosidad y la humildad de un Bernabé capaz de explorar sus veredas más cinematográficas.

ELLOS Y ELLAS

Si encontramos un claro motivo para defender y acudir a este film es la inmensidad interpretativa de Kiti Mánver, en uno de los mejores papeles de toda su trayectoria. Un alarde de emoción y humor capaz de contagiar toda la función. En torno a ella, acuden actores de la talla de José Sacristán y Carlos Areces (en un registro muy diferente) que defienden con nota su labor más secundaria. No podemos decir lo mismo de Juana Acosta, que a pesar de su esfuerzo y su progresiva evolución a lo largo del metraje, no termina de construir con solvencia su personaje.

LA SORPRESA

Empezar con una película torpe y esquemática y acabar sucumbiendo al amplio abanico emocional de un ejercicio tan honesto como humano.

LA SECUENCIA/EL MOMENTO

Sin duda, el momento que comparten José Sacristán y Kiti Mánver, en esa especie de reconciliación con el pasado y la vida, se antoja el instante más emotivo y sustancial en el desarrollo de un film que precisamente habla de reconciliarse con uno mismo y con la vida.

TE GUSTARÁ SI…

Si te emocionas con las historias vivas en las que el humor y la emoción se dan la mano continuamente.

LO MEJOR

  • El inmenso ejercicio interpretativo de Kiti Mánver.
  • La honestidad y la humildad del relato.

LO PEOR

  • Su arranque excesivamente esquemático.
  • Ciertos arrastres teatrales que restan verosimilitud al conjunto.

Alberto Tovar

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