El Palomitrón

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CINE CRÍTICAS

EL CAZADOR, LA HOMOSEXUALIDAD VISTA COMO UN THRILLER

ANTECEDENTES

El despertar erótico, la homosexualidad en Argentina y la tensión de un thiller son los ingredientes de El Cazador. Esta película, ya estrenada en Netflix, viene firmada por Marco Berger (Hawaii, 2013). El director bonaerense se fabrica su propio cóctel en una película de adolescentes a la que le mezcla tantos elementos de Call me by your name como de El Pozo. Cuidado que no se atraganten.

LA PELÍCULA

La acción acompaña a Ezequiel, un chico de 18 o 20 años que trata de sobrevivir y prosperar sexualmente en un mundo homófobo, represor. El joven transmite con su personalidad callada el silencio que mantiene sobre su identidad sexual ante su familia o compañeros de clase. Conoce a Mono, otro muchacho, skater, con dilemas similares. O eso le transmite él.

Ezequiel se ve enredado a mitad del film en un engaño que Mono le había tendido, sin que quede muy claro si lo hizo en contra de su voluntad o no. Y, igual de repentinamente, el protagonista pasa a formar parte de esta red de mentiras. Vuelca sobre la siguiente víctima la misma injusticia y pone al espectador a reflexionar. Sobre las razones de los actos de cada uno, sobre  los personajes moralmente grises de la trama.

Durante la hora y cuarenta minutos que dura, se transmite la sensación de que ser homosexual en público es como entrar en la casa embrujada en la película de terror. Hay una tensión que subyace a todo lo que se dice y se hace en sociedad. Tensión sexual que, a su debido momento, se va resolviendo. Lo interesante es cómo oscila ese suspense entre el que se siente por una víctima y el que se siente ante un verdugo.

ELLOS Y ELLAS

El reparto es eminentemente masculino, las mujeres son casi testimoniales en El Cazador. Es bastante claro que el director ha buscado la sensualidad juvenil en los actores. Ezequiel (Juan Pablo Cestaro) tiene mucha belleza escondida detrás de su unicejo. También unas dotes de actuación perfectas para el papel del adolescente tímido. Mono (Lautaro Rodríguez) hace otra actuación competente más aún sabiendo que son roles originales. No hay muchos tópicos a los que atenerse y todos en la película cumplen sobradamente.

LA SORPRESA

El giro moral, a mitad de película. El círculo vicioso cambia la trayectoria del argumento. Sin embargo se acomoda al tono de lo que hemos visto y nos deja sin saber qué sucederá hasta que acaba.

LA SECUENCIA

El momento en que Mono vuelve a casa y su reflejo en la ventana se mimetiza con el rostro de Ezequiel, que está tras el cristal. El cazador tiene abundantes secuencias que dan cuenta de la inteligencia de la cámara. En general, la mayoría de planos son sensuales sin ser sexualizados. Es una película con fondo para que la puedan analizar los cinéfilos.

TE GUSTARÁ SÍ…

Los amantes del cine argentino, los que están cansados de relaciones normativas en la gran pantalla y los que disfrutan con las películas moralmente “curiosas” tienen aquí una ocasión que no pueden perder.

LO MEJOR

  • La fotografía
  • Los personajes protagonistas
  • La originalidad de la trama

LO PEOR

  • El ritmo, lento y silencioso como los actores

Isidro Ruiz

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