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EL CANTO DE LA SELVA

ANTECEDENTES

Ganadora del Premio Especial del Jurado en la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes 2018, El canto de la selva es el segundo largometraje del portugués João Salaviza y el debut como co-directora de su pareja, la brasileña Renée Nader Messora. En 2009 ella viajó a Tocantins donde tuvo oportunidad de conocer una aldea Krahô y a sus habitantes. Pasó largas temporadas allí, haciendo y enseñando su pasión por el cine. En 2013 después de que Salaviza filmase Montaña, ella le habló de esta comunidad indígena y ambos viajaron de vuelta a la aldea para empaparse de su cultura. Su fascinación por el modo de vida de los Krahô acabaría llevándolos a dirigir esta película para darlos a conocer fuera de las fronteras de su país.

LA PELÍCULA

El canto de la selva se inicia en el corazón de la misma, junto a una cascada donde el joven Ihjãc escucha la voz de su padre fallecido. Ha llegado la hora de que le organice los ritos funerarios para que pueda transitar al mundo de los muertos y abandonar la memoria de quienes lo conocieron en vida. Pero Ihjãc no quiere oír hablar a los muertos, pues ello implica que también ha llegado el momento de que asuma su responsabilidad como nuevo chamán.

Esta producción brasileño-portuguesa ilustra el trance del paso a la madurez de un joven perteneciente al pueblo Krahô. Estas comunidades indígenas viven inmersas en la selva brasileña, sin contacto con el mundo exterior más que para lo estrictamente necesario. Continúan con sus tradiciones y el modo de vida de sus ancestros, aunque en contraste vistan con ropa manufacturada, usen chancletas o dispongan de esmalte de uñas.

Estamos ante una película de ritmo sosegado, que no por ello deja de fascinar en el descubrimiento de tribus que por lo general suelen ser retratadas de forma poco realista y cliché en grandes producciones de aventuras. Está rodada casi de forma íntegra en el idioma nativo de los Krahô (a excepción de las escenas fuera de la aldea), y posee un fuerte aire documental.

Mientras acompañamos a Ihjãc en el proceso de aceptar que va a tener que dejar ir a su padre y convertirse en chamán, podemos ver la difuminada línea que existe entre el mundo terrenal y el espiritual en la cultura Krahô, y al mismo tiempo la separación abismal e invisible que existe entre las gentes que viven en la selva y las que lo hacen fuera de ella. La cinta invita a la reflexión y el aprendizaje, y está trufada de ceremonias no-ficcionalizadas. Partiendo de una premisa sin mucho artificio, João Salaviza y Renée Nader Messora han configurado un bonito y sincero canto a la selva.

ELLOS Y ELLAS

João y Renée no hicieron ningún casting para la película. Renée conocía al protagonista, Henrique Ihjãc Krahô, desde que este tenía ocho años. El muchacho siempre mostró inquietud por el trabajo de la cineasta, y aunque la historia que narra la cinta no es la suya propia (está basada en la experiencia de vida de otro miembro de la comunidad Krahô), Ihjãc da su nombre al personaje y se interpreta a sí mismo acompañado por su familia real. Su mujer Raene Kôtô Krahô también lo es en la película al igual que su hijo, su madre, y el resto del pueblo Krahô. Todo ello contribuye a que el carácter de documental se acentúe aún más. No estamos ante actuaciones propiamente dichas, sino que la sensación que tiene el espectador es la de ser por un rato partícipe directo de la vida de estas gentes.

LA SORPRESA

Lo que más llama la atención de El canto de la selva es su propia naturaleza como pieza cinematográfica. Clasificarla como documental sería tan impreciso como referirse a ella en términos de ficción pura y dura. Durante sus cerca de dos horas de duración, la cinta fluctúa de un género al otro, logrando establecer una impecable comunión entre ambos.

LA SECUENCIA/EL MOMENTO

Se nos muestran a lo largo de la película varias escenas tradicionales en la cultura Krahô, desde cánticos hasta rituales o celebraciones. No obstante, es en la llegada del protagonista a la “civilización”, concretamente al visitar un centro de salud, cuando llegamos a comprender cómo encajan y se relacionan los indígenas fuera de su comunidad y viceversa.

TE GUSTARÁ SI…

Si disfrutas del género documental y de conocer otras culturas.

LO MEJOR:

  • Poder conocer de primera mano al pueblo Krahô.
  • Darnos cuenta de que teníamos una idea muy distorsionada de las comunidades indígenas.
  • No estamos ante una película realista, sino ante una película real.
  • La belleza de la selva.

LO PEOR:

  • La ambigüedad de su género. La sinopsis corre el riesgo de dar al espectador una idea de película que no se corresponde con lo que se va a encontrar al visionarla.
  • Se desmarca de los cánones del cine de consumo rápido y al uso, por lo que el número de salas y espectadores a los que llegue será reducido.

 

Aitziber Polo

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Criminóloga con sueños de directora. Pisé el cine por primera vez a los dos años. Con siete vi cómo un cocodrilo gigante se zampaba una vaca entera de un bocado en Mandíbulas, y empecé a leer a Stephen King (y así me he quedado). Mi película perfecta tendría guión de los Coen, banda sonora de Zimmer + Horner y plotwist made in Shyamalan.