EL ATAÚD DE CRISTAL
LOS ANTECEDENTES
Haritz Zubillaga se estrenaba como director con un largometraje llamado El ataúd de cristal, un filme que tuvimos la suerte de descubrir en Sitges 2016, en su estreno mundial. Un largo camino de presentaciones en festivales hasta que llegue por fin a las salas este año, gracias al apoyo de Basque Films. Esta historia nacía del cortometraje de Zubillaga She’s lost control, que te presenta a una mujer «encerrada» en un coche en el que una situación de pánico integra todo su cuerpo. El ataúd de cristal coge la base del corto y te muestra una película que, si tiene que tener un ingrediente, ese es el de la tensión.
LA PELÍCULA
Amanda es una mujer exitosa en su carrera como actriz que acude una noche a recoger un premio. De camino a estos famosos galardones, la llevan en una lujosa limusina. Este lujo acabará siendo una pesadilla: al subirse al coche, comenzará a perder la cobertura, se tintarán las lunas de la limusina y una voz distorsionada que va al volante y con rostro oculto le propondrá un juego algo más que macabro del cual no puede salir. Las puertas de la limusina no se abren… y precisamente se han desviado del lugar donde se celebra el evento.
El juego que propone Zubillaga con el concepto del ataúd de cristal para referirse a la limusina nos encanta, ya que lo que a priori podría parecer un estupendo y relajante trayecto pasará a ser un ataúd sin salida. Este término nos hace recordar a Buried, la maravillosa película de Rodrigo Cortés, o a filmes tan angustiosos como La cueva, de Alfredo Montero, 127 horas, de Danny Boyle, o Pet, de Carles Torrens.
El guion de la cinta es sorprendente e inesperado y está escrito por su director junto a Aitor Eneriz como coguionista. Utilizando una única localización (la limusina), que va cambiando de luz y sonido en función de los acontecimientos (fantástico trabajo de fotografía de Jon D. Domínguez), y con solamente dos actores, Haritz Zubillaga consigue mantener la tensión durante los 75 minutos en los que, si Amanda no cumple todo lo que le dice la voz, pasarán acontecimientos muy desagradables. El ataúd de cristal es una película que dejará satisfechos a los fans del género, aunque echarán de menos que no se ahonde algo más en los dilemas que trata la cinta, puesto que solamente profundiza en la temática del ego que rodea a la profesión de la protagonista.
ELLOS Y ELLAS
Paola Bontempi (La punta del iceberg), la misma actriz que interpretaba a la protagonista en el cortometraje del que nace la cinta, viene de nuevo para dar vida a Amanda. La actriz tiene un trabajo complicado y lleva todo el peso de la película, algo que no es nada fácil, pero lo consigue. Sufrimiento, tensión y dolor son las sensaciones que Bontempi interpreta de forma muy realista.
LA SORPRESA
El guion en sí es una sorpresa, y es que este arrasa veloz, como el elemento que aguanta hasta el final sin decaer, la otra protagonista de la película: la propia limusina.
LA SECUENCIA / EL MOMENTO
El momento que destacamos de toda la cinta es cuando se descubre el pastel y se desvela toda la verdad, ya que todo verdugo hace cualquier cosa con un motivo, ya nos los enseñó Jigsaw en Saw…
TE GUSTARÁ SI…
Eres seguidor del género y te gusta la tensión, ya sea tanto para pasar un buen momento como uno malo, depende de los ojos que la miren.
LO MEJOR
- Su guion te atrapa en la máxima tensión.
- Su protagonista.
- El espectador queda «encerrado» en la limusina.
LO PEOR
- Que no ahonde en temas más profundos.
- Que cueste tanto llevar películas así a la gran pantalla.
María Páez