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CRÍTICA: ROCK THE KASBAH

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Lo exótico no siempre tiene por qué resultar novedoso. Imagina un buen cóctel, uno cargado de los mejores ingredientes: un reparto de lujo, un director encumbrado hace décadas, una historia medianamente original y una cultura diferente a la nuestra como telón de fondo. Todo eso es ROCK THE KASBAH, la nueva película de BARRY LEVINSON (RAIN MAN) protagonizada por BILL MURRAY, ZOOEY DESCHANEL y KATE HUDSON. Pero también es una comedia a medio gas, un pretexto humorístico que parodia más que retrata la situación política y social de un país y, sobre todo, una historia sin rumbo ni horizonte que se desvanece en el tópico más banal.

 

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Richie Lanz (BILL MURRAY) es un mánager musical que, tras años de gloria, experimenta el más absoluto fracaso, y que para sobrevivir económicamente estafa a sus posibles representados. Un día consigue un interesante contrato: acompañar a la estrella de su agencia, Ronnie (ZOOEY DESCHANEL) por todo Afganistán en una gira ante las tropas que cumplen su misión en ese país. Con su premisa inicial, ROCK THE KASBAH proyecta un inicio de filme ágil y satírico, y, a su vez, MURRAY se impone ante una DESCHANEL demasiado inocente, sí, pero que genera situaciones divertidas, amenas y que prometen un escenario hasta ahora desconocido. Un caos desatado que te avisa de que algo hace aguas, pero también de que sus múltiples enredos desembocarán en algo mejor, o no. Porque toda esa sensación de frescura se esfuma tan rápido como lo hace la actriz. En ese momento, ROCK THE KASBAH deriva en algo que nos suena familiar sin serlo, que parece antiguo aunque sea nuevo y cuyo manido y previsible final se atisba desde su inicio.

 

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ROCK THE KASBAH prometía desde su título y cartel una comedia rompedora, que se iba a reír de los tópicos islámicos desde el respeto, pero con el punto de mordacidad que se le exige a una comedia de autor. Pero el autor ya no es el autor que solía ser, y un buen reparto no se sustenta solo. BRUCE WILLIS se esfuerza en parecer útil en semejante batiburrillo, y DESCHANEL y HUDSON le echan ganas a eso de que sus personajes tengan credibilidad. Pero no, al final solo nos queda MURRAY y sus semblantes, capaces de hacer reír a toda una sala solo con una mueca.

¿Pero dónde está el espíritu de ROCK THE CASBAH, la canción original? Ciertamente, el efecto conseguido por THE CLASH en 1982 ni se intuye. Una idea tan reaccionaria y directa como la que tuvo la mítica banda británica es aquí la excusa para trasladarnos a un escenario pintoresco y nada más. Ni siquiera nos arranca de nuestros asientos para corear el tema, ya que la producción de la película no quiso (o no pudo) conseguir los derechos de la canción. Como resultado, tenemos una resultona estampa visual y una selección musical exquisita. La música, como concepto, es el auténtico leitmotiv que empuja a la cinta, y es que oír a Cat Stevens o Bob Dylan nunca sobra. Buen trabajo por parte del compositor MARCELO ZARVOS.

 

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Así, mientras en su primer tramo la cinta parece ir a la deriva, pero en la mejor de sus acepciones, su trama principal gira en torno a diversos temas que no sabe manejar el director. ¿Es ROCK THE KASBAH una oda a la liberación de la mujer en Oriente? ¿Es ROCK THE KASBAH un retrato de la vida en los países en conflicto? Ni mucho menos. Todo intento por generar debate o denunciar la desigualdad se esconde bajo una fina capa de humor que nunca llega a romper. Porque esa chica joven (interpretada por LEEM LUBANY) que reside en Afganistán y que quiere cumplir sus sueños a pesar de los cánones impuestos por su pueblo es en realidad un producto televisivo, un fruto más de la cultura fast-food que del deseo reprimido de liberación. Lo que realmente desea Salima, la protagonista, no es autorrealizarse como persona, sino el triunfo, la fama y aprovechar el don que su dios le ha dado.

Con todo, ROCK THE KASBAH se deja ver. Es entretenida y, aunque previsible, fascina por su despliegue y colorido (no hay más que ver los —limitados— escenarios del AMERICAN IDOL afgano que se muestran). Aunque al final, más que romper con lo que nos ata, acabamos rompiendo con todo… menos con los tópicos.

 

 

LO MEJOR:

  • Un auténtico BILL MURRAY.
  • Ambientación y escenarios.

LO PEOR:

  • Se queda en lo superficial.
  • Pierde ritmo y frescura hacia el final.

 

 

Noelia Salcedo

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