Iair Said (Buenos Aires, 1988) es una especie de hombre del Renacimiento. Compagina su labor como director de casting con la dirección cinematográfica, la escritura de guiones y la actuación. Tras una larga serie de cortometrajes con los que ganó reconocimientos como el BAFICI o entró en la competición oficial de cortometrajes del Festival de Cannes, debutó en 2019 con el largometraje documental Flora no es un canto a la vida, que se alzó con el premio al mejor documental otorgado por la Academia de Cine Argentina.
Podemos concebir Los domingos mueren más personas, de alguna manera, como otro debut. Al fin y al cabo, es su primer largometraje de ficción (por supuesto, dirigido, escrito y protagonizado por él). Esta obra fue seleccionada en la convocatoria WIP Latam y se alzó con el Premio EGEDA Platino Industria en el Festival de San Sebastián 2023, logrando la coproducción y la distribución española.
LA PELÍCULA
David es muchas cosas. Corpulento ―o grandote, como lo define su madre―, de clase media. Judío, homosexual. Y con un pánico tremendo a viajar en avión.
Cuando muere su tío, no tiene más remedio que abordar esto último: debe volar desde Europa hasta su Buenos Aires natal para asistir al entierro. Irónicamente, esta muerte provoca que deba enfrentarse a la posible muerte de su padre, desde hace mucho se encuentra postrado en la camilla de un hospital, en coma.
La llegada de David hace que su madre se atreva a contarle lo que ha estado pensando últimamente: retirar el soporte vital al hombre. La eutanasia, en otras palabras.
Este tema ya es controvertido de por sí, pero para la familia de David, de tradición judía, quizá lo sea algo más.
¿O no?
Pase lo que pase, David sabe que debe ir a visitar a su padre al hospital, y con más motivos si piensa quedarse una temporada en Buenos Aires.

¿Cuál es el precio que debemos pagar quienes seguimos vivos?
Esta pregunta, en ocasiones formulada literal o metafóricamente por alguno de los personajes, es el núcleo de Los domingos mueren más personas.
David sabe que debe ir a visitar a su padre al hospital, pero lo evita. ¿Y qué hace para distraerse de la sombra de esos problemas? Atontarse con pastillas para dormir, perseguir hombres que en el fondo sabe que son inalcanzables, acompañar a su familia a cualquier recado.
Comedia, drama, tragicomedia… La película se mueve entre estos géneros hasta lograr el retrato entrañable de una familia. Una familia que podría ser la de cualquiera, que trata de recomponerse tras el fallecimiento de un ser querido y mentalizarse para la posible marcha de otro. Se nos muestra el vértigo al vacío, al vacío existencial.
Y es precisamente David, el que más perdido e inmaduro parece, el que más debe enfrentarse a ese vacío. Durante lo que dura Los domingos mueren más personas, lo acompañamos en un viaje a sus orígenes, que inevitablemente se convierte en un viaje a sus propios miedos: a la soledad, a que nadie vaya a quererlo nunca.
No será un viaje fácil, ya que vive continuamente evadiendo situaciones y personas. La cinta transcurre entre cenas de comida china, trayectos de coche en familia, idas y venidas del hospital, ligues fracasados y celebraciones familiares; situaciones aparentemente sencillas que esconden temas delicados y angustiantes debates internos.
Aunque la premisa y el arranque cómico nos hagan creer que nos encontramos ante una comedia, la historia posee una gran carga dramática. Y esto, según el propio Iair Said, fue una sorpresa incluso para él. Esto dota a la película de cierta aura inclasificable, de pequeña joya instantánea.

Iair recurre a varios recursos para trazar el retrato familiar, pero merece la pena destacar el patetismo. Parece rodear continuamente a su protagonista, ya esté comiéndose una hamburguesa para llevar o en las clases para el carnet de conducir.
Apenas se nos dan pistas para dibujar el pasado de David, de su adolescencia o infancia. Sin embargo, esta falta de respuestas resulta atractiva, ya que nos da la oportunidad como espectadores de rellenar los huecos. O de buscar el sentido a sus contradicciones: ¿Por qué persigue a hombres inalcanzables? ¿Por qué esa falta de sensibilidad, o incluso pasotismo?
¿Esta apariencia ―o coraza― está precipitada por los últimos acontecimientos, o ha sido así siempre?
ELLOS Y ELLAS
A pesar de que David es el centro de la historia, el resto de la familia lo forman tres mujeres: Juliana Gattas (cantante del grupo Miranda!) es la hermana, Antonia Zegers (El club, Una mujer maravillosa) es Elisa y Rita Cortese (Relatos macabros, Blondi) es Dora, la madre. Las actrices exploran a través de sus personajes emociones que van desde el cariño hasta los enfados del día a día. Justo lo que necesita una historia sencilla (que no simple) como esta.
Destaca Dora, la madre. Un personaje que podría haber caído en el melodrama. Sin embargo, Rita Cortese afronta su personaje desde la serenidad que se necesita para tomar una decisión como a la que se enfrenta Dora: retirar el soporte vital del que, como no se cansa de decir, sigue siendo el amor de su vida.
Pero, como hemos dicho antes, David destaca por encima de todos. Aunque durante algunos tramos no lo soportemos, no lo entendamos, incluso nos enfademos con él, al espectador le resultará curioso también lo fácil que es identificarse con él. Todo esto se consigue gracias al cariño con el que su creador escribe y dirige a sus personajes; con ese patetismo, sí, pero también con una innegable ternura.
Los domingos mueren más personas nos invita a acompañar a una familia, con su normalidad y su peculiaridad, durante una época complicada. Tan bien retratada queda esta rutina que la historia podría haber acabado antes o después, dependiendo de hasta dónde hubiera querido mostrar su director.
LA SECUENCIA
Tras una dificilísima decisión ―una decisión vital―, la familia decide darse un respiro acudiendo a una franquicia de hamburguesas; y, contrariamente a lo que hacen en circunstancias normales algunos familiares, que piden resignados una ensalada, en esta ocasión deciden darse por fin un homenaje con un combo completo.
Y es que, ¿cuándo, si no?

TE GUSTARÁ SI…
- Disfrutas del costumbrismo en la ficción
- Te gusta indagar en las familias de los protagonistas
- Quieres aventurarte en una comedia diferente
LO MEJOR
- El entrañable retrato de una familia
- El tratamiento de ciertos temas delicados
- Las situaciones cómicas, hiladas ya desde el guion con sarcasmo y pequeñas dosis de humor negro
- La brevedad (poco más de 70 minutos), que hace aún más redonda esta historia
LO PEOR
- Una parte del público puede echar en falta más información sobre el protagonista
Elena Romero