Black Clover 21 situaba al espectador en una ceremonia de investidura que reunía bajo las mismas cuatro paredes a algunos de los personajes más clasistas de la serie junto a plebeyos de la talla de Asta y Yuno. Una confrontación de ideales que llegó a su clímax con ese cara a cara entre Fuegoleón y Nozel Sila. Sin embargo, un nuevo peligro en forma de almas errantes puso en jaque el clima de tranquilidad del reino del Trébol.

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Momentos de acción descafeinada

Tras la división en pequeños grupos de Caballeros Magos para cubrir todos los frentes de ataque abiertos en la capital, Fuegoleón, Leopold y Noelle son los magos que siguen los pasos de Asta. El protagonista, lejos de esperar a escuchar y acatar órdenes, acude raudo y veloz a socorrer a los habitantes en peligro. Por suerte o desdicha, se topa con el encargado de liderar las hordas de cadáveres vivientes que inundan las calles de la ciudad. Un mago que guarda un rencor inigualable en su interior hacia el reino del Trébol y que hace uso de un tipo de magia peculiar y poderosa a partes iguales, Rades.

Tras los primeros intercambios de golpes entre Asta y Rades, la acción se desfocaliza hacia diversos puntos de la ciudad. El espectador sigue los pasos de los diversos grupos de Caballeros en pantalla, presenciando el tipo de magia del que hace gala cada uno. Sin embargo, la adaptación animada falla estrepitosamente a la hora de dotar de cierta espectacularidad y calidad a estos momentos. Asistimos a una mera transición de personajes, magias y enemigos —enemigos que, por cierto, guardan todos un mismo diseño y son incapaces de plantear algo de resistencia—.

Y sí, sé que el enfrentamiento principal es el de Asta y Rades, pero si la serie cuenta con una decena de los mejores magos del reino qué menos que poner un mayor énfasis en la animación de sus poderes mágicos. También sé que los enemigos son simples zombies, pero realizar un diseño común para absolutamente todos me parece una tarea que denota enormes síntomas de dejadez. La serie, semana tras semana, parece empeñada en hacerme ver las bondades del manga respecto a su adaptación anime.

Fuegoleón, el único capaz de levantar esto

Centrándonos en el combate del protagonista, observamos que en esta ocasión el ímpetu y el coraje no son suficientes para garantizar la victoria. La sucesiva invocación de muertos vivientes por parte de Rades lleva a Asta a un claro desgaste físico fruto de la enorme cantidad de enemigos. Por si no fuera suficiente, su contrincante cuenta en su peculiar arsenal con una pequeña élite de cadáveres de enorme poder. Como curiosidad, me parece muy interesante el contraste humanizador plasmado en este reducido grupo. Cada uno de ellos está numerado (factor deshumanizante) pero, por otro lado, también cuentan con un nombre propio (factor humanizante) por el que Rades les llama.

Aspectos «filosóficos» a un lado, la aparición de Noelle y Leopold es clave para que Asta consiga derrotar a una de estas criaturas. Sin embargo, cuando las cosas parecen estar de nuevo en contra de los protagonistas irrumpe en pantalla Fuegoléon para convertir en cenizas todo símbolo de maldad. El capitán de los Leones Carmesíes es la excepción a la regla de la nobleza, ya lo dejó claro en los capítulos anteriores y en este lo vuelve a hacer considerando a Asta como su rival en el camino de convertirse en Rey Mago. Toda una declaración de intenciones para que nuestro protagonista sienta más si cabe una mayor admiración hacia él.

Tras terminar con varios muertos vivientes de la élite de Rades, Fuegoléon se dirige a él para iniciar un breve pero intenso interrogatorio. El espectador poco a poco conoce la razón que ha llevado a Rades a odiar y atacar el reino del Trébol. Pese a su condición de plebeyo, se presentó al examen de caballería y fue aceptado en una de las Órdenes debido a su gran poder mágico. Sin embargo, con el paso del tiempo su tipo de magia espectral fue considerada un potencial peligro y per se Rades fue expulsado y exiliado del reino.

El capítulo de esta semana de Black Clover termina con Rades acabado y empequeñecido ante el enorme poder de la figura de Fuegoleón. Los otros puntos de la ciudad están totalmente fuera de peligro ante la rápida actuación de los Caballeros, pero la aparición  final de una misteriosa mujer bajo la ya tópica estética de bruja tradicional no es señal de buen augurio. Personalmente, creo que esta saga podría estar dando mucho más de sí en cuanto a calidad se refiere. Desde la saga de los guerreros del Diamante guardaba una pequeña esperanza en mi interior, pero la serie sigue adoleciendo de esa esencia, ese algo, ese toque especial. En fin, menos parodiar el meme «Salt Bae» y más cuidar los efectos especiales y la animación en términos generales.

Edu Allepuz