Domingo14 de julio de 2024. Se juega la final de Wimbledon .Carlos Alcaraz y Novak Djokovic se ven las caras, tal y como habían hecho el año anterior. Djokovic aún lleva un vendaje tras su reciente lesión de menisco; Alcaraz no tiene piedad. Es el tie-break del tercer set, 6-4 a favor del tenista de El Palmar. Djokovic devuelve el saque del murciano pero la pelota se queda en la red. El joven, de tan solo 21 años, vuelve a ganar el torneo de tenis inglés, alzando los brazos ante una grada enloquecida. Es el cuarto Grand Slam que alberga en su palmarés. Solo un mes antes había conquistado París, y solo un mes más tarde volvería a la Philippe Chatrier para alzar la medalla de plata olímpica.
Son solo algunos de los momentos más relevantes de una temporada que Netflix en coproducción con Morena Films ha inmortalizado en ‘Carlos Alcaraz: A mi manera’ el documental que acompaña al tenista español en los momentos más agridulces de un año que no ha dejado indiferente a nadie.
CABEZA,CORAZÓN Y COJONES
Dirigido por Jorge Laplace y con guion de Jerónimo Andreu, el documental desglosa en tres episodios la temporada 2024 del tenista y su equipo. El objetivo del director y el guionista no ha sido alabar las gestas para mayor honra y gloria de su figura. Como bien indica su título, lo que se busca es mostrar la otra cara, la que no se ve en las pistas de tenis: la forma diferente que tiene Alcaraz de entender el deporte, los problemas que enfrenta tras la desilusión del Abierto de Australia;la lesión que afectó a la gira de tierra; el bache psicológico del final de temporada, y la conclusión compartida con su entrenador Juan Carlos Ferrero. Un enfoque humano en el que la meta de convertirse en el mejor jugador del mundo sigue vigente, pero con matices.
Ser transparente tiene sus ventajas e inconvenientes, pero sobre todo requiere valentía. La honestidad de Carlos a la hora de confesar el objetivo que quiere alcanzar sin sacrificar el tiempo de calidad con los suyos ha generado debate. Para el murciano, es una necesidad para sacar lo mejor de su tenis; para otros, una forma distinta de concebir el sacrificio. Compañeros como Roberto Bautista lo han puesto en duda. El tenista valenciano expresó sus reservas sobre la meta de Alcaraz, afirmando que no cree que pueda llegar a ser el mejor del mundo “acostándose a las siete de la mañana”.
Lo que está claro es que Carlos Alcaraz, con solo siete años en el circuito ATP, ya ha conseguido hacer historia dentro del tenis español. En su piel lleva tatuado sus logros; la fecha en la que gano el Abierto de Estados Unidos, la fresa que simboliza Wimbledon y la Torre Eiffel en honor a Roland Garros. De todos, el más especial y que destaca son las tres c. El lema que le enseñó su abuelo; cabeza,corazón y cojones.
EL LEGADO DE RAFA NADAL, INDECISIÓN Y CUATRO GRAND SLAMS
Desde que despuntó como figura emergente del tenis español, la sombra de Rafa Nadal le ha perseguido. Hay quien dice que es el príncipe destinado a tomar el trono del rey. La prensa, con su manía de crear rivalidades, legados y escenarios ficticios, solo contribuye a perjudicar a los jugadores. Alcaraz lo deja claro: él no es Rafa Nadal, no hereda ninguna corona ni se sentará en ningún trono. Él es, simplemente, Carlos Alcaraz Garfia.
Para él y su equipo, lo importante es la consecución de su objetivo, algo que se puso en duda al final de la pasada temporada, en la que el murciano tocó fondo. A lo largo del documental se comparten diferentes puntos de vista, distintas concepciones del sacrificio y de cómo alcanzar la meta. Pero lo que más destaca es la reflexión final de Carlos: “la felicidad ya es un éxito”.
Con una ejecución técnica correcta, sin un montaje exuberante ni grandes transiciones, ‘Carlos Alcaraz: A mi manera’pone el foco en el contenido, no en la forma. Un documental interesante que ofrece una visión más sincera y profunda del jugador emergente del tenis español, y que será del agrado de todo aquel que disfrute de este deporte.
Es una tradición muy española machacar a nuestros atletas, la tenemos interiorizada hasta el hueso. Es algo nuestro: cuando fallan, los destrozamos; cuando ganan, los alabamos. La fidelidad de acompañarlos en el proceso, en las subidas y bajadas, no parece formar parte de nuestro historial como afición. Sin embargo, es menester que les protejamos. En tiempos oscuros, ellos devuelven la gloria, el honor y la alegría a un país que muchas veces se siente agonizante. Cuidemos a quienes nos representan con orgullo y le dan a la bandera el valor que merece. Cuidemos a nuestros deportistas. Nadie ruge con más fuerza por su nación que ellos.
