BUSCANDO A DORY
Pixar vuelve a la carga con otra brillante historia de animación. La aclamada compañía se sumerge en las profundidades del mar para mostrarnos el pasado, el presente y el futuro de Dory, un pez con problemas de memoria a corto plazo que se verá en la obligación de buscar a su familia después de sufrir una importante revelación.
Esta segunda parte es independiente de su predecesora, por lo que no es necesario haber visto la primera para entender la entrega que nos plantean. Existen guiños, por supuesto, pero la historia es nueva y comienza desde cero, conformando una trama que, como en Buscando a Nemo, también cuenta el relato de una búsqueda, más compleja y sentimental, convirtiéndose en una proposición valiente que no resulta repetitiva. Hay nuevos personajes, viejos conocidos y otros que se echan en falta, aunque su añoranza dura más bien poco.
Los humanos volvemos a repetir como villanos: nuestra intromisión supone el factor desencadenante de toda clase de problemas y apariciones bruscas y torpes. La moraleja es que debemos dejar a los animales en sus propios ecosistemas y limitarnos a verlos en los documentales. Pixar manda un mensaje ecológico y de respeto que queda plasmado, no solo esbozado como ocurría en la primera.
La búsqueda que emprende Dory es compleja y emotiva. Los recuerdos que creía enterrados en lo más hondo de su memoria aflorarán a la superficie, consiguiendo que sienta la urgencia de ponerse en movimiento y buscar el hogar perdido. Para ello, su coraje e intuición serán determinantes. La hiperactiva Dory descubrirá las cualidades que posee y aprenderá a lidiar con su problema de memoria. El pez pasará mucho tiempo solo, despegado de sus amigos (una separación que es para bien) entre cavilaciones y descubrimientos. Una odisea más profunda que la de su predecesora, que bien podría usarse como ejemplo en clases de psicología, terreno que Disney ya demostró que dominaba en Del revés. Nemo y Marlin también vivirán su propio viaje, más sencillo, centrado en la acción y la risa, un contrapunto que ayuda a aliviar la tensión y da un respiro al corazón, que puede verse encogido en más de una ocasión.
Aunque Buscando a Nemo se estrenó hace doce años, la razón de que esta segunda parte haya tardado tanto en llegar la dio el propio Andrew Stanton: «No pensaba hacer esta película cuando acabé Buscando a Nemo. En 2011 volví a verla con mi productora y pensé en la salida tan fácil que había tenido Dory, un personaje importante que fue dejado a la deriva, sin saber adónde iba, y sentí que debía dar una salida a su historia y dedicarle una película entera».
Ella, junto con unos secundarios vagamente solucionados en los créditos, fueron una espina en el corazón de muchos espectadores. El ingenioso Stanton y su productora Lindsey Collins se pusieron manos a la obra y volvieron a crear una increíble historia. El resultado es impresionante, ya que da una vuelta de tuerca a las predecibles estructuras lineales (tónica en películas de animación) haciendo elipsis, flashbacks… Una hazaña que puede descolocar a los menores de diez años, pero que encantará a los mayores.
La inmensa mayoría del equipo técnico y artístico repite, pues muchos de ellos son asiduos a la compañía. La música de Thomas Newman, afamado compositor cuya firma figura en títulos imprescindibles del cine, deja de nuevo su impronta. Actores de doblaje estadounidenses y españoles vuelven a protagonizar la película, capitaneados en nuestro país por el estupendo trabajo de Anabel Alonso y Javier Gurruchaga. La ausencia de modismos permite que pueda ser disfrutada, algo que nunca ocurre cuando los protagonistas son de carne y hueso.
Con este, son ya diecisiete los largometrajes que Pixar tiene a sus espaldas y, una vez más, nos encontramos con la delicia que esperábamos, ya que no baja la media de la casa y está muy lejos de la cuestionada Cars 2. La entrañable historia provoca risas, lágrimas… y más de una reflexión. No olviden llegar pronto para disfrutar del cortometraje inicial, ya una marca de la casa.
LO MEJOR:
- El esmero en cada uno de los aspectos de la película.
- No tienes la sensación de haber visto la historia.
LO PEOR:
- Nosotros, los humanos.
Isabel García