ASUNTOS DE FAMILIA
El cine, como todas las artes, se construye a partir de un lenguaje propio. Se trata del lenguaje cinematográfico, y podríamos decir que consiste, a grandes rasgos, en que cada plano tenga sentido. Que los encuadres, sonidos y músicas no ocurran sin razón, sino que todo colabore para mejorar la película con alguna función narrativa, expresiva o emocional. Este es el trabajo del director, controlar los pequeños detalles para que todos los componentes de su película vayan en la misma dirección. Los grandes cineastas son los que han manejado con habilidad e inventiva el lenguaje cinematográfico, desde 1915, cuando Griffith plasmó todas sus ideas en la película que supuso el nacimiento del lenguaje, hasta los mejores cineastas de la actualidad, como Miyazaki, Scorsese o Farhadi (por citar tres ejemplos variados).
Todas las películas utilizan el lenguaje cinematográfico por el simple hecho de tener a un director tomando decisiones, pero no son un gran número las que lo utilicen con sentido. Tan solo las buenas películas son las que dominan el lenguaje de forma natural, sin parecer algo impostado o ignorando por completo el lenguaje para firmar películas a base de plano-contraplano. Y en ocasiones nos llegan películas como Asuntos de familia, donde la presencia de la directora se hace más evidente de lo que debería en una película de estas características.
Maha Haj es una directora de arte israelí que tras dirigir un par de cortos ha decidido debutar con la película que nos ocupa. Seleccionada en la sección Un Certain Regard de la última edición del Festival de Cannes, Asuntos de familia nos introduce en una familia de Israel para ahondar en ella a través de las inquietudes de tres generaciones. Y lo hace con mucha ternura, pero con algunos problemas.
La mejor baza de la película es, a la vez, uno de los puntos de discordia. Porque la dirección de Maha resulta estimulante, pero se nos antoja demasiado evidente. Su empeño por realizar encuadres simétricos encaja bien para narrar la rutina y el estancamiento que sufren sus protagonistas, pero Maha, además, decide jugar con los segmentos de la imagen en todas las secuencias, y lo hace de tal forma que su presencia resulta evidente. Apenas hay escenas que carezcan de personajes separados por ventanas, profundidad de campo o reflejos en espejos. Incluso hay un evidente travelling que se repite en varias ocasiones buscando generar la misma sensación de lejanía. Todo esto, no nos equivoquemos, está muy bien. El problema es tan solo que su trabajo se antoja algo forzado, pero teniendo en cuenta que es el debut de Maha Haj, podemos dejarlo pasar por la inexperiencia.
Donde no se ha lucido tanto la realizadora es en el guion, que mientras se va desarrollando va perdiendo fuerza. Intenta contar tres historias a la vez: la pareja de ancianos que llevan toda la vida juntos, su joven hijo con miedo a comprometerse con su novia y el cuñado de este, a quien le ofrecen un papel en una película americana. Además, nos encontramos con otros interesantes personajes, como la abuela, que maneja la mayoría de escenas cómicas. El problema del guion es que llega a un punto en el que una de las historias termina, y lo que ha sido una película fragmentada en tres pierde una de sus patas cuando aún queda media hora de película. Y justo entonces intenta añadir un ligero conflicto político que empieza a dar la sensación de que, o bien Maha Haj quiere hablar de muchas cosas, o bien no sabe de qué quiere hablar.
La película es mucho mejor cuando habla directamente de las relaciones personales, pues aunque no llega a profundizar ni a buscar una reflexión concreta, consigue construir historias creíbles y alternar bien la comedia con el drama. A eso ayuda un reparto en estado de gracia, que en todo momento resulta realista y entrañable.
En definitiva, Asuntos de familia es una película interesante. En ocasiones funciona a medio gas, pero tiene grandes secuencias e ideas muy potentes. Además, logra desprender una ternura muy contagiosa, especialmente en sus acercamientos a la comedia. Se puede intuir un futuro interesante para la carrera de Maha Haj, pero habrá que esperar a su segunda película para juzgar si realmente hay talento en una filmografía que, de momento, empieza bien.
LO MEJOR:
- La ternura y sinceridad que desprende.
- La comedia, inteligente y divertida.
- El reparto cumple y resulta realista.
- La dirección de Maha Haj…
LO PEOR:
- …aunque su presencia tras las cámaras se haga más evidente de lo que debería.
- El guion sufre cierto estancamiento en el tramo central.
Ignasi Muñoz