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APRENDIZ DE GIGOLÓ

 

APRENDIZ DE GIGOLÓ. Crítica. Cine y estrenos en EL PALOMITRÓN.

 

Murray (WOODY ALLEN) acaba de empaquetar los últimos libros de su ya fallida librería, mientras habla con Fiovarante (JOHN TURTURRO), un viejo amigo. Los problemas económicos de ambos y la fabulosa y surrealista palabrería de Murray, acaban llevándolos a introducirse en el negocio de la prostitución masculina de lujo. Con asombrosa gracia e ironía, Fiovarante resulta ser un galán asombroso y un amante excepcional. Aparecen esporádicamente las dudas morales que envuelven una profesión de esta clase, pero no son más que pequeñas trabas que se sortean con facilidad. TURTURRO consigue encandilar a sus clientas, entre las que se encuentran SHARON STONE (INSTINTO BÁSICO) y SOFÍA VERGARA (MODERN FAMILY), pero al conocer a Avigal (VANESSA PARADIS) su suerte cambiará para involucrarse en una sencilla, pero emotiva relación. Siendo ella la viuda de un rabino y una figura dentro del barrio judío, acabará por romper ciertas normas preestablecidas hacia la mujer dentro de la tradición hebrea. Usando una determinación digna de admiración, Avigal irá apareciendo en las aventuras y desventuras del gigoló y el proxeneta (la cara que pone WOODY ALLEN la primera vez que oye esta palabra refiriéndose a él mismo es impagable).

 

APRENDIZ DE GIGOLÓ. Crítica. Cine y estrenos en EL PALOMITRÓN.

 

JOHN TURTURRO escribe, dirige y protagoniza esta ligera, pero sobresaliente comedia. Es indudable que el propio ALLEN ha tenido mucho que ver en el guión. La marca del neoyorquino se ve en los diálogos hilarantes y en los personajes, que nunca son simples bufones, pero que sus dramas personales no consiguen que se conviertan en personas deprimentes (que no depresivas). Aunque TURTURRO no sea conocido por su faceta detrás de las cámaras (más recordado por ser uno de los eternos secundarios y un habitual de las películas de los hermanos COEN), resuelve con solvencia los pormenores técnicos y consigue un producto con consistencia y homogeneidad. Si algo le tenemos que echar en cara, es un final que no esta a la altura del inmenso talento con el que se resuelve el resto.

TURTURRO consigue ser irreverente siendo políticamente correcto, cosa nada fácil. Se aleja de los convencionalismos, que marcarían que en una película con esta temática hubiera más de una escena de sexo, y se centra en la verdad de los personajes. Rara vez se ha visto una comedia tan verbal con unos personajes tan laberínticos. Son más que una fachada graciosa y, sobretodo Avigal, transmiten las dudas que los corroen por dentro.

 

APRENDIZ DE GIGOLÓ. Crítica. Cine y estrenos en EL PALOMITRÓN.

 

Las actuaciones son otro de los elementos que roza la excelencia en esta obra. Fuera del dúo ALLEN-TURTURRO nos encontramos con secundarios estupendos, como el policía judío ortodoxo interpretado por LIEV SCHREIBER (DESTINO:WOODSTOCK o la precuela de LOBEZNO). Todos ellos bañados por un tono cómico, que no impide en absoluto que se tomen las cosas en serio. Dentro de los personajes hay uno que destaca por encima de cualquiera: Brooklyn. La acción nos lleva a este tranquilo barrio y permite al film usar ese aire distendido y pausado que, sin llegar a aburrir, nos invita a disfrutar de la historia sin las habituales prisas hollywoodienses. Al igual que en las mejores películas de WOODY ALLEN, aquí la localización copa un papel vital para el desarrollo de la trama y nos enseña un Nueva York menos despiadado y agresivo del que estamos acostumbrados. Todos estos elementos acompañan a una estética cuidada, pero sin grandes artificios que consigue todos sus objetivos. Sin prisa, pero sin pausa, esta película nos deja un magnífico regusto que nos llena de gratitud. Nos preguntamos que hubiera pasado si un film de tan alto nivel fuera un drama. Seguramente se estrenaría en diciembre y cosecharía alguna que otra nominación a los Oscars. Mientras las cosas no cambien y la comedia siga en los sótanos del cine, no nos quedara otro remedio que bajar de vez en cuando y gozar con piezas como esta.

 

 

LO MEJOR:

  • Los actores están sublimes. TURTURRO y ALLEN interpretan una pareja cómica que funciona de principio a fin.
  • Unos diálogos que recuerdan al mejor WOODY ALLEN. Sin desmerecer a TURTURRO, que ha sabido darles su toque personal y afilarlos aún más, si se podía.

LO PEOR:

  • Un final irregular, que enfada por lo perfecto que podría haber sido el global.

 

 

Adrià Naranjo

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