AMITYVILLE: EL DESPERTAR


Amityville: El despertar narra la vida de una nueva familia compuesta por una madre con tres hijos (uno de ellos en coma) que se mudan a una casa nueva, pero no una casa cualquiera, sino una casa más barata de lo que debería, ya que está rodeada por una leyenda maldita que les quitará más que el sueño. Halfoun, ¿era necesario reabrir esta historia de nuevo? Bueno, anticipamos que no daremos ni un sí ni un no rotundo, además de que, por supuesto, damos la libertad de que opinéis por vosotros mismos. No está mal volver a abrir las puertas de esta famosa casa, ya que el espectador joven seguramente no la tenga controlada, o solamente de oídas. A esto se le añade el hecho de estar basada en hechos reales, aspecto que siempre nos engancha bastante, junto a que Blumhouse (Múltiple, Déjame salir), en la que nosotros siempre confiamos, es la productora que está detrás de este trabajo.
Hemos de decir que la fotografía de Steven Poster nos devuelve la esencia de la época de la original y nos sumerge en la historia con una estética total de serie B, pero hay aspectos típicos y bastante manidos del género que se usan constantemente y, más que darnos risa, nos cansan: chica ligera de ropa andando por la casa, sustos esperados y actos que, si uno piensa, no hace, como bien dicen los buenísimos monólogos de Goyo Jiménez: nunca bajes solo y a oscuras al sótano si oyes ruidos en una casa de tales características. Pero claro, estos son norteamericanos, son de otro mundo.


Amityville: El despertar abre muchas nuevas puertas, pero aun así no acabamos de ver la necesidad de despertar la casa de nuevo debido a las miles de vueltas que da la película para no llegar a nada relevante ni transmitir un mensaje claro o novedoso. A pesar de todo es correcta y se puede ver, pero ya sabéis: lo mejor es que la veáis y podáis opinar por vosotros mismos.
LO MEJOR:
- El personaje de James.
- Es una película correcta y entretenida en general.
LO PEOR:
- Da demasiadas vueltas en su narración y no consigue destacar nada.
- El personaje de la tía y el de la madre no son nada sustanciosos.
- Usa demasiados recursos repetidos del género.
María Páez