ANTECEDENTES

Tras Petra, la última película dirigida por Jaime Rosales, el director ha decidido reinventarse y realizar un proyecto que nada tiene que ver con su anterior película. Con el objetivo de llegar a buen puerto, Rosales ha seleccionado a una de las mejores actrices de nuestro país para interpretar al personaje principal de su película: Anna Castillo. El estreno de Girasoles Silvestres, que hemos tenido la oportunidad de vivir en el Festival de San Sebastián, ha sido un éxito rotundo, consiguiendo el aplauso del público que se ha acercado a alguno de los múltiples recintos del Festival de San Sebastián. En cambio, la crítica la ha recibido con división de opiniones.

LA PELÍCULA

Durante un festival de cine, en el que prácticamente no hay tiempo para respirar entre proyección y proyección, se agradece inmensamente un soplo de aire fresco. Girasoles Silvestres es precisamente eso. La película trata de una mujer (Anna Castillo) que no encuentra una pareja estable en la que poder confiar y con la que poder convivir. Más que por mala suerte, el asunto tiene más que ver con las malas elecciones que realiza el personaje de Anna Castillo. En Girasoles Silvestres nadie parece tener los pies en el suelo ni ser excesivamente inteligente, lo cual genera un clima en el que las situaciones cómicas florecen con naturalidad.

Girasoles Silvestres no aprovecha al máximo esa baza que puede jugar con lo gracioso y tremebundo de las situaciones que se ven en pantalla, aunque consigue sacar una sonrisa y resultar una película más que entretenida. Es cierto que la película no logra mejorar a medida que avanza, sino que lo mejor se encuentra en su primera media hora o primeros 45 minutos de metraje. El motivo es que, en la película, el personaje de Anna Castillo convive con tres parejas distintas, de las cuales dos de ellas no acaban de resultar todo lo interesantes y sugerentes que deberían. El primer novio, interpretado a la perfección por Oriol Pla, logra acaparar la atención del público. Cabe destacar que, desde que sale por primera vez en pantalla, todo lo que va a suceder después resulta más que evidente.

En cualquier caso, Girasoles Silvestres debe ser clasificada como una película interesante, curiosa y despreocupada en el buen sentido de la palabra. Es imposible aburrirse durante su visionado, y su trasfondo resulta más que necesario en los tiempos que corren. A la hora de elegir pareja, la seguridad y la estabilidad que transmite aquella persona con la que deseas estar puede quedar, en ocasiones, en un segundo plano, aunque no debiera ser así. Por último, se debe mencionar que la brillante y empática interpretación de Castillo sostiene una película que, en líneas generales, es desigual e irregular.

ELLAS/ELLOS

Como se ha mencionado en el anterior párrafo, Anna Castillo se encarga de sostener y de dotar de emotividad y de sensibilidad a su personaje. Lo hace a la perfección. Resulta impensable que no sea una candidata al Goya a mejor actriz principal en su próxima edición. Su labor es inconmensurable. De hecho, ella sola logra eclipsar al tríptico de hombres que salen en pantalla. Por otro lado, destacar también la gran elección de Oriol Pla para el papel de Oscar. Una elección inmejorable.

LA SORPRESA

La gran sorpresa llega prácticamente en su final. No podemos desvelar nada, pero sí podemos asegurar que os dejará con buen sabor de boca.

LA SECUENCIA/ EL MOMENTO

La secuencia en la que Anna Castillo y Oriol Pla discuten en la discoteca es brillante.

TE GUSTARÁ SI…

Si te gustan esas películas que muestran la realidad tal y como es, y que siempre son honestas con el espectador.

LO MEJOR

• Anna Castillo y Oriol Pla.
• El primer tramo de la película.
• Su original banda sonora.
• La delgada línea que separa a lo cómico de lo trágico.

LO PEOR

• La falta de matices de alguno de los hombres de la película.

Jorge G. Leguina