WELCOME TO NEW YORK
Deveraux (GÉRARD DEPARDIEU) es el álter ego del ex director del Fondo Monetario Internacional Dominique Strauss-Kahn. Su viaje a Nueva York transcurre como muchos otros (o al menos eso se nos da a entender): prostitutas, sexo salvaje y excesos por doquier. Su trayectoria política y su vida personal darán un vuelco de ciento ochenta grados cuando Deveraux decide alargar la orgía de la noche anterior y tentar a la pobre chica de la limpieza que entra en su habitación de hotel. El hombre la fuerza y acosa sin llegar a culminar la violación y, después, sigue su rutina como si tal cosa. Se dirige al aeropuerto y, antes de despegar, le obligan a bajar; esta vez lo han denunciado (también se intuye que el episodio violento ya ha ocurrido repetidas veces con anterioridad). Se le detiene como a un ciudadano más y le obligan a lidiar con los pormenores en los que se vería cualquier persona no-poderosa que hubiera cometido tal agresión. Sufre esta situación durante unas pocas horas, pues enseguida el dinero y las influencias aparecen y le consiguen todas las comodidades habidas y por haber. El arresto domiciliario y la convivencia con su desesperada y harta mujer sacarán a relucir el verdadero Deveraux: un adicto al sexo incontrolable que no cree en las consecuencias, tanto legales como emocionales.
Esta película, que fue rechazado rotundamente en CANNES, no será estrenada en las salas comerciales de nuestro estado. Con estas premisas uno podría pensar que todo es causa de un boicot amedrentado por la falta de autocrítica por parte del país galo; pero, aunque puede ser que haya algo de cierto en lo anterior, esta es una obra sumamente aburrida y tediosa, que seguramente no llega a los estándares mínimos de calidad exigidas por el prestigioso festival francés. El ritmo es soporífero y el contenido no consigue capturar la atención del espectador. Los conflictos externos del personaje son de sobras conocidos por todos, pero los internos están mal llevados y sólo logran generar una cosa: apatía. Las más de dos horas de film se hacen eternas y, que no se me entienda mal, una película tiene todo el derecho del mundo para usar un ritmo lento y reflexivo y alargar los planos hasta la extenuidad; el arte cinematográfico es suficientemente benevolente como para dejar convivir los filmes de acción con las vanguardias. El problema, tanto en unos como en otros, es cuando el trabajo está mal hecho. Muchos pueden aburrirse con 4 MESES, 3 SEMANAS, 2 DÍAS o con EL ESPEJO de TARKOVSKY, entendible y respetable, pero es una evidencia que son dos grandes obras. El ritmo puede influenciar a los gustos personales, pero la calidad es algo más objetivo y, sintiéndolo mucho, WELCOME TO NEW YORK no llega tan siquiera al aprobado.
La gran actriz HELEN MIRREN reflexionó una vez en una entrevista sobre la responsabilidad que recae sobre un actor (extrapolable a cualquier otro ente con responsabilidad dentro de una producción) al saber que con el dinero que cuesta hacer una sola película se pueden construir varios hospitales o escuelas. Pues bien, aprovechando el populismo que se desprende de la figura del mismo Strauss-Kahn, ABEL FERRARA debería sentir mucha presión ahora mismo. El mensaje crítico queda completamente diluido entre las innumerables escenas de sexo explicito y los desafortunados desnudos de DEPARDIEU. El director neoyorquino se hizo famoso a principios de los noventa por crear unos personajes exquisitamente retorcidos, que acabarían encumbrando a sus interpretes; HARVEY KEITEL en TENIENTE CORRUPTO o CHRISTOPHER WALKEN en EL REY DE NUEVA YORK son los ejemplos más conocidos. Con WELCOME TO NEW YORK también construye un protagonista oscuro con mucho potencial, pero, aunque DEPARDIEU hace un trabajo decente, en este caso no se genera ningún tipo de empatía. Todo en Deveraux es desagradable y repugnante. Seguramente ese era su objetivo, pero todo eso ya quedó claro con las noticias que nos llegaron en su momento, ahora era el momento para ver algo más. La mejor manera de criticar y hundir a alguien es intentándolo entender, cosa que en el film no aparece en ningún momento. Una lástima de película, pues la historia daba para muchísimo más.
LO MEJOR:
- DEPARDIEU no hace un mal trabajo.
- La estética, aunque anodina, intenta no hacerse notar ni en lo positivo ni en lo negativo.
LO PEOR:
- La pesadez del montaje.
- La caricaturesca creación de los personajes.
Adrià Naranjo