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UNA VIDA MENOS EN CANARIAS: CRÍMENES EN EL PARAÍSO

“Canarias: paraíso natural. Un lugar en el que perderse, relajarse…y descansar en paz.” Con esta carta de presentación tan directa como acorde, desembarca hoy 28 de enero en Atresplayer Premium Una vida menos en Canarias, la nueva serie del sello Atresmedia capitaneada por Ginés García Millán y Natalia Verbeke. En la ficción interpretan a dos inspectores de policía con estilos de trabajo bien distintos que, a pesar de sus roces, tendrán que llevar a buen puerto la resolución de un caso criminal en cada episodio.

Rodada entre Canarias y Madrid el año pasado, la serie solo es una entre el centenar de producciones audiovisuales registradas en Tenerife en 2023. La isla es un referente nacional e internacional cuyas localizaciones podemos disfrutar en Una vida menos en Canarias, así como del talento autóctono de la mano de Mari Carmen Sánchez que interpreta a la Comisaria Cruz Betancourt, o Silvia Naval y Sergio Momo como los agentes Cata y Perdomo respectivamente, que completan el equipo de homicidios. Una vida menos en Canarias es esa serie que en pleno invierno (y a riesgo de sobresaltos) te hará desear las vacaciones anticipadas.

Una policiaca con un tono fuera de lo común

Series procedimentales de investigación policial hay muchas, pero que se enclaven en el paraíso no son tantas. Y, para qué negarlo, comparado con una oscura y triste comisaría, un telón de fondo privilegiado hace que lo truculento se afronte con otro talante. Los primeros minutos de la serie nos introducen a Luis Lacasa (Ginés García Millán), inspector de homicidios que se ha visto forzosamente alejado de su trabajo en Madrid. Tampoco es que esté demasiado conforme con aprovechar para pasar unos días a cuerpo de rey en un resort en Canarias, pero para su suerte pronto verá la ocasión de volver a usar su buen olfato policial. La forma de juntar al inspector Lacasa con el equipo de homicidios de la isla no es la más sutil del mundo, pero Una vida menos en Canarias no es el tipo de serie que pretenda serlo. Y es que otra de las cosas que la diferencia de otras ficciones del género es su tono. Alejándose de la seriedad y dramatismo que suele ser habitual en estos casos, y sin ser una comedia con la que nos vayamos a desternillar de risa, está contada de una forma tan distendida y amena que no es imperativo ser un amante de las series policiacas o de investigación para poder disfrutarla.

Como hemos señalado más arriba, la dinámica marca que en cada uno de los cinco capítulos que la componen se investiga y resuelve un caso diferente. Algunos casos son más rocambolescos que otros, pero todos son lo suficientemente enrevesados para dar lugar a conclusiones inesperadas. Claro está que si cometemos el error de ponernos puntillosos con la verosimilitud, enseguida veremos que ningún caso se podría esclarecer con tanta facilidad y celeridad como plantea el trascurso de cada capítulo, pero eso es algo que hay que asumir y concederle al formato procedimental de una serie que, al fin y al cabo, funciona apoyándose en las deducciones de sus protagonistas al más puro estilo detectivesco clásico.

Elemental, querido Lacasa

El “borrón y cuenta nueva” de un capitulo a otro está muy bien, pero más allá de eso tiene que haber una línea principal central que sirva como motor para el avance de la trama y los personajes. En Una vida menos en Canarias ese arraigo continuista lo representa el personaje de Ginés García Millán, que brilla por encima de los demás en la serie. Al actor le sienta como un guante el papel de policía serio y determinado con un don para la comprensión y resolución de los crímenes (alguna de sus exposiciones puede llegar a recordar a la teatralidad del más reciente Poirot de Kenneth Branagh), pero además es su vida en la que nos anclaremos a lo largo de la temporada.

Con Lacasa tenemos varios frentes abiertos. Por un lado está la acromatopsia que padece, la cual le hace ver en blanco y negro. Esta condición no solo es interesante y poco vista, sino que también tiene cierto sentido y peso en la trama, y sobre todo nos deja la intriga de por qué a veces, y muy selectivamente, ve algo de color. Asimismo con el avance de los episodios también sabremos más sobre la historia personal sin resolver que arrastra el inspector. Este punto nos lleva a mencionar a Jimena (Luna Zuazu), su hija. La relación entre ella y Lacasa es el mayor soplo de aire fresco que podemos encontrar en Una vida menos en Canarias, pues a pesar de partir del tropo del padre que no conoce a su hija por todo el tiempo que por las circunstancias han estado separados, no cae en los clásicos lugares comunes de utilizar esa relación como fuente de conflicto y drama. Por último, y seguramente lo que la mayoría esté deseando saber, el equipo profesional que forma con Naira Oramas (Natalia Verbeke se embute en un personaje que también le sienta muy bien) es tan efectivo como la química entre los actores. No obstante (y a falta de ver los dos últimos capítulos), con el rumbo que se vislumbra en el desarrollo de su relación interpersonal no somos de la misma opinión.

¿El futuro en el horizonte?

Después de ver los tres primeros capítulos de Una vida menos en Canarias, cabe preguntarse si el total de cinco no se quedará corto. Ha de irse desentrañando la historia de Lacasa, y está por ver si la serie va a mostrarnos también más trasfondo de la inspectora o del resto de personajes, que sería lo más lógico. De tener la propuesta una buena acogida por parte de la audiencia, el formato y entretenimiento que ofrece bien podrían dejar la puerta abierta a que se renueve por más entregas. Aunque si no es así, su naturaleza procedimental le procuraría igualmente un cierre limpio. 

¿Dónde y cuándo?

  • Fecha de estreno: 28 de enero de 2024
  • Plataforma de emisión: Atresplayer Premium
  • Número de episodios: 5
  • Duración aproximada: 50 minutos
  • Te gustará si te gustan: Las series procedimentales policiacas y la comedia

Aitziber Polo  

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Criminóloga con sueños de directora. Pisé el cine por primera vez a los dos años. Con siete vi cómo un cocodrilo gigante se zampaba una vaca entera de un bocado en Mandíbulas, y empecé a leer a Stephen King (y así me he quedado). Mi película perfecta tendría guión de los Coen, banda sonora de Zimmer + Horner y plotwist made in Shyamalan.