CRÍTICA: LOS ÚLTIMOS CINCO AÑOS
Siempre que nos enteramos de que un proyecto va a ser llevado a las pantallas, por inercia, nos echamos a temblar. Pero, a veces, la magia del cine le sienta bien a las historias y convierte buenos argumentos…
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Siempre que nos enteramos de que un proyecto va a ser llevado a las pantallas, por inercia, nos echamos a temblar. Pero, a veces, la magia del cine le sienta bien a las historias y convierte buenos argumentos…