El Palomitrón

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PRIMERAS IMPRESIONES REDACTORES SERIES

TABOO: VENGANZA Y RESURRECCIÓN

Tom Hardy Taboo El Palomitrón

Pasada la época navideña y su correspondiente «descanso», es hora de dar el pistoletazo de salida a una nueva temporada seriéfila. 2017 se prevé un gran año para la ficción. De hecho, su inicio no podría haber sido más contundente y prometedor. La primera gran producción que llega a nuestras pantallas de la mano de HBO España es Taboo. Lo hace respaldada por tres nombres mastodónticos: Ridley Scott (Blade Runner, Alien), Steven Knight (Locke) y Tom Hardy (El renacido). Productor, director y actor han decidido dejarse la piel en este peculiar drama histórico que cuenta el regreso de un hombre a su hogar. Un regreso que no parece ser ideado para reencontrarse con sus seres queridos, pero sí para que al espectador le sea imposible perdérselo tras su piloto.

Oona Chaplin Taboo El Palomitrón

Esta superproducción de seis episodios (aunque su director ya ha confirmado su intención de realizar dos temporadas más) muestra su garra desde la mismísima época escogida para desarrollar su premisa. Bajo la amenaza de una inminente guerra entre norteamericanos y anglosajones por hacerse con territorios canadienses, James Keziah Delaney regresa a un Londres mugriento tras varios años desaparecido. Lo hace justo durante el funeral de su padre, de quien heredará unas tierras claves para el conflicto que marcó la época previctoriana. Un territorio que pondrá a James en el punto de mira de su familia, de la decadente burguesía, de la Corona y de todos los rumores de la ciudad.

Sin embargo, lo que diferencia a Taboo de otras series históricas no es solo su cuidada y perfecta puesta en escena. El principal e ineludible foco de atención está puesto en su protagonista y en todo el misticismo que le rodea. La presencia de Tom Hardy es tan imponente que cuesta creer que esta historia hubiera podido tener lugar sin él. La rudeza y los misterios que envuelven el presente y el pasado de su personaje son hipnóticos. Su presentación, inteligentemente abstracta, intuye más de lo que muestra. Hay tantos matices ocultos en su expresión que uno duda sobre si quiere saber dónde ha estado James durante los últimos doce años y por qué ha vuelto a Londres. Su calculada tranquilidad esconde una ferocidad latente, y parece que no tardará mucho en sacarla a la luz.

Taboo El Palomitrón

Al inmejorable trabajo de Hardy hay que sumarle el potente reparto de secundarios que le acompañan. Oona Chaplin (Amigos de más, El viaje más largo) plasma a la perfección el miedo y el deseo que siente la hermanastra de James, Zilpha, por él. Jonathan Pryce, por su cuenta, afianza su estatus de villano televisivo tras su papel como Gorrión Supremo en Juego de tronos encarnando esta vez al soberbio sir Stuart Strange, líder de la East India Company y enemigo directo de James por la posesión de sus dominios. Todos se mueven a la sombra del antihéroe, aprovechando ese segundo plano para retroalimentarse de él y conferir personajes igual de robustos y misteriosos.

Pero si todavía queda algo que destacar en este primer episodio de Taboo es su esfuerzo por crear una atmósfera tan inquietante como atractiva. La serie no pone toda la carne en el asador desde su inicio, sino que se molesta en caldear el ambiente para poder brindarnos un plato exquisito más adelante. No hay necesidad de quemar cartuchos de manera rápida e inútil. Habrá golpe de efecto más adelante, pero es de agradecer que la televisión también permita al espectador degustar el producto, forzarlo a ver más allá de las imágenes que aparecen en pantalla y crearle la necesidad de querer saber más. Son elementos necesarios para una serie de emisión semanal y para una obra que busca combinar entretenimiento, calidad y repercusión. De momento, tiene los ingredientes necesarios para conseguirlo.

Jorge Bastante

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Filólogo e intento de escritor, amante de las historias ajenas y asesino de spoilers. Vivo en constantes trámites con los guionistas de mi vida, aunque reconozco que les está quedando una dramedia muy efectiva.