SSIFF: CRÍTICA: LOS DOMINGOS
ANTECEDENTES
Alauda Ruiz de Azúa debutó hace relativamente poco: en el año 2022, concretamente. Lo hizo con Cinco Lobitos, película que da buena muestra de lo que es su cine y de la sensibilidad y sinceridad que transmiten sus imágenes. Con su ópera prima se alzó con la Biznaga de Oro, a la que siguió la realización de la comedia romántica de Netflix, Eres Tú (su peor proyecto), y la magistral serie de televisión Querer, de Movistar+. En esta ocasión, Alauda presenta su primera película en la Sección Oficial del Festival de San Sebastián, titulada Los Domingos, con claras opciones de hacerse con la Concha de Oro. Dentro crítica:
LA PELÍCULA
Los Domingos tiene la vocación de ser una película incómoda. Así lo demuestra su planteamiento inicial: una joven quiere convertirse en monja. En los tiempos que corren, y más aún dentro de una familia en la que la fe brilla por su ausencia, resulta complicado imaginar a una joven con la voluntad de entregar su vida a Dios. Difícil, pero posible. Desde luego, es una decisión que extraña a familia, amigos y espectadores. Así arranca Los Domingos.
A ello le siguen una sucesión de escenas que transmiten, como es habitual en el cine de Alauda, una sensibilidad exquisita y un riguroso respeto por sus personajes. Se agradece un tratamiento así, más aún al tocar ciertos temas que pueden erizar la piel a más de uno. En cualquier caso, Alauda se las arregla para que la sorpresa inicial no se resienta en sus minutos posteriores, y para ello se centra en el impacto emocional que una decisión de tal calado genera en una familia y en un entorno concreto.

Mentiría si dijera que es una película sobre religión. Da la sensación de que a Alauda no le resulta tan importante eso, como sí le resulta el hecho de que, en una familia que ya estaba tocada, suceda algo polémico e inesperado. Los Domingos nos presenta a una joven que tiene dos hermanos pequeños, un padre y una tía. Desgraciadamente, su madre falleció, y la joven ha tenido que ejercer prácticamente de madre de sus hermanos pequeños, al tener un padre ausente. Este caldo de cultivo germina en una tensión oculta, pero existente, entre la tía, el padre y ella misma. A todo ello se le suma el personaje de la Madre Superiora, interpretada a la perfección por Nagore Aranburu.
A partir de todo este caleidoscopio de personajes y de situaciones a la par hirientes que hilarantes, Alauda nos presenta dos posturas muy distintas sobre una misma problemática, sin olvidar que el germen de todos los desencuentros es el desequilibrio familiar y emocional en el que habitan todos (o casi todos) sus personajes. Quizás no es tanto una película de fe, como sí lo es de evidencias sobre dramas y malentendidos familiares. La visión con la que Alauda nos muestra todo ello es a la par respetuosa y afilada. Huele a Concha de Oro.
ELLOS Y ELLAS
El reparto es uno de los grandes triunfos de Los Domingos. El conjunto de los intérpretes se encuentran sensacionales, bordando sus papeles. Mención especial para Patricia López Arnaiz (como siempre, brillante) y para Nagore Aramburu (un papel inolvidable).

LA SECUENCIA
La secuencia en la que Patricia López Arnaiz y Nagore Aranburu se encuentran cara a cara es, sin duda alguna, la secuencia de la película.
TE GUSTARÁ SI…
Si te gustan esas películas que no son moralistas y saben entender y escuchar al que tienen enfrente.
LO MEJOR
- Las interpretaciones.
- Su equilibrio entre el drama y la comedia.
- El análisis del desequilibrio y problemáticas familiares.
LO PEOR
- La superficial aproximación a los temas religiosos.
Jorge G. Leguina