ROSE BYRNE. LAS 6 GRANDES PREGUNTAS
Pocos la recordamos, pero durante los años 90, La 2 emitía día sí y día también Los rompecorazones, una serie en la línea de Al salir de clase y Física o química que intentaba reflejar el mundo adolescente de la época con sus problemas del insti, amores, desamores, embarazos no deseados, billares (eran los 90) y modas imposibles. De esta cantera salieron actores como Jason Clarke, Simon Baker, Dominic Purcell y la propia Rose Byrne (con unas mechas rubias inenarrablemente australianas). Han pasado ya veinte años y la carrera de Byrne ha avanzado en consecuencia hasta convertirse en una de las mejores actrices «tapadas» de la actualidad. ¿Por qué nadie piensa en ella para esos grandes papeles que inmortalizan para siempre la carrera de una actriz? A continuación nos preguntamos el porqué con varias cuestiones que, como todo en la vida, no siempre tienen respuesta.
¿Por qué vale para todo?

En la variedad está el gusto, y en ese sentido la filmografía de Rose Byrne es un auténtico deleite. Lejos de otras que viven por y para las comedias románticas (por supuesto que no hablamos de Kate Hudson) o el cine de acción (Michelle Rodriguez, basta ya), Byrne forma parte de ese grupo de actrices (véase Naomi Watts) que ha sabido adaptarse a todo tipo de películas en todo tipo de géneros y ha salido victoriosa siempre debido a su enorme versatilidad. Epopeyas épicas (Troya), terror clásico (Insidious), acción disfrazada de terror (28 semanas después), comedia sofisticada (Les doy un año), comedia escatológica (Malditos vecinos), comedia de acción (Espías), musical infantil (Annie), thriller trillado (Obsesión), dramas contenidos (The Dead Girl), dramas de superación personal (Adam), cine de superhéroes (X-men: Primera generación), ciencia ficción (Sunshine), cine bigger than life (Cruce de caminos), de época (María Antonieta)…
¿Por qué el blockbuster la trata tan mal?

¿Por qué es una maldita faraona?

¿Por qué se ha emocionado tanto con la comedia y nadie le para los pies?
Se ve que Byrne es una actriz de extremos y, después de haber pasado toda la década pasada llorando en la gran pantalla, ahora se siente más cómoda en la comedia. Su vena cómica nos cogió a todos por sorpresa y sus divertidísimos roles en La boda de mi mejor amiga, Espías o Malditos vecinos nos descubrieron una nueva faceta de una actriz que nunca nos había decepcionado. El problema es que parece haberse emocionado demasiado con el género y su agente tampoco atiende a razones, dejando algunos títulos que emborronan una filmografía cuidadísima: Les doy un año es la típica comedia romántica británica destinada al olvido; Los becarios la protagonizan Owen Wilson y Vince Vaughn, por lo que el fracaso artístico estaba garantizado; la insufrible Annie fue su primera incursión en el musical infantil y se la perdonamos porque cualquiera de nosotros habría aceptado ese cheque de medio millón de dólares por reírle las gracias a Jamie Foxx y soportar a la mocosa; Ahí os quedáis nos la vendieron como una comedia (probablemente porque Connie Britton forma parte del reparto), pero, además de no tener gracia, es aburridísima; y Adultos a la fuerza es demasiado insignificante para perder tiempo escribiendo sobre ella.
¿Por qué los premios la ignoran?
El galardón más importante que ha ganado Byrne en su carrera lo recibió hace ya 16 años, cuando todavía no era nadie y por una película que pocos han visto: La diosa del asfalto le proporcionó la Copa Volpi en el Festival de Venecia. Desde entonces ha participado en varias cintas premiables pero con escasas oportunidades de lucimiento personal, y ni siquiera en las que sí destacaba conseguía apenas reconocimiento: todos los halagos de La boda de mi mejor amiga y Espías los recibió Melissa McCarthy, y su extraordinaria labor en la infravalorada The Dead Girl no recibió mención alguna. No obstante, fue con Daños y perjuicios cuando verdaderamente descubrimos que los señores que se encargan de dar premios no tienen ni idea. Es complicado destacar teniendo a Glenn Close a tu lado, pero Rose Byrne supo plantarle cara en cada uno de los 59 episodios de la serie, además de tener una evolución dramática mucho mayor que la de su antagonista. Así, mientras Close se quedaba sin espacio en su estantería de premios, con Byrne probaron una estrategia que funcionaría años después con Alicia Vikander: nominarla en la categoría de Mejor actriz secundaria, a pesar de ser protagonista absoluta. En este caso la jugada salió mal y, aunque rascó un par de nominaciones a los Emmy y a los Globos de Oro, la australiana se fue siempre de vacío. Puede consolarse al menos siendo bastante más querida en los AFI (los premios más populares de su Australia natal) y en algunos festivales de género, donde lograba varios galardones por su labor en Insidious. El MTV que recibió al “Momento más WTF” de Malditos vecinos suponemos que lo tiene más escondido que el Oscar de Anna Paquin.
¿Por qué todavía no es nadie para el gran público?
Por mucho que algunos nos enfureciésemos viendo cómo su presencia y nombre habían desaparecido del póster español de Espías, es verdad que la actriz australiana sigue sin tener peso suficiente entre el gran público, a pesar de haber formado parte del reparto de unos cuantos taquillazos (Troya, la saga X-men, La boda de mi mejor amiga…). Aunque a todo el mundo le suena su cara, pocos saben cómo se llama, y eso se debe en parte a que el grueso de su filmografía la componen papeles de secundaria robaescenas, sí, pero secundaria al fin y al cabo. Haber protagonizado las dos primeras entregas de Insidious no es suficiente, y para convertirse en estrella necesita ser cabeza de cartel de algún taquillazo o formar parte más activa en la secta Marvel. No obstante, ya ha demostrado que está sobradamente cualificada para cualquier tipo de rol, y convertirse o no en una celebridad no parece ser algo que le quite el sueño. Y a nosotros tampoco.
Con una filmografía cada vez más prolífica (este mes ha estrenado X-men: Apocalipsis, Una madre imperfecta y Malditos vecinos 2), Rose Byrne está cada vez más asentada en una industria en la que lleva ya muchos años trabajando, arriesgándose con papeles que otras jamás aceptarían y demostrando un talento inconmensurable en su enorme variedad de registros. Y todo eso después de haber interpretado hace más de diez años a una demente obsesionada con… ¡Josh Hartnett! Byrne es una visionaria que ha nacido para dominar a nuestra raza, y nosotros encantados.
Jose Cruz