El Palomitrón

Tu espacio de cine y series españolas

BIBLIOTECA REDACTORES

MAD MEN O LA FRÁGIL BELLEZA DE LOS SUEÑOS EN MADISON AVENUE

«Eres un producto. Estás sintiendo algo. Eso es lo que vende. No ellos. No el sexo. Ellos no pueden hacer lo que nosotros hacemos y por eso nos odian».

Don Draper

En lo que a competir se refiere, no hay nadie que pueda igualar en estilo a Don Draper. Y al igual que se convirtió en uno de los grandes titanes de nuestra Batalla de series, Mad Men no iba a ser menos en su versión en papel. Una serie con tantas referencias culturales e históricas como esta ha de ser analizada en detalle para poder mimar y atender a cada uno de los personajes. Por estas razones, la editorial Errata Naturae nos trae este conjunto de artículos sobre la serie de Matthew Weiner.

Cada autor da su propia visión de la serie: algunos incluyendo aspectos personales en el análisis (su relación con el mundo de las series o cómo vivieron algunas experiencias que se desarrollan a lo largo de las temporadas); otros comparando la realidad de América con el producto que vende la serie, y los más, analizando la figura del rey Midas de la publicidad.

1. Conociendo al creador

El primer capítulo de este libro es una entrevista al propio creador, Matthew Weiner (la entrevista está hecha por una de las coescritoras de la 5.ª temporada, Semi Chellas), el cual deja muy claro el componente de nostalgia que la serie tiene para él, ya que con quien más se identifica (como muchos de los escritores que participan en este libro) es con el personaje de Sally Draper, no tanto por las vivencias en concreto, sino porque tenía su misma edad en aquella época y su percepción del mundo era bastante parecida.

En esta íntima y personal entrevista conocemos de dónde le viene la inspiración a Weiner, así como sus experiencias en trabajos anteriores. Esta entrevista nos permite conocer un poco más la base de la serie de AMC, su modo de trabajo y cómo la serie propició su ascenso en el mundo de las ficciones televisivas, donde, cada vez más, la figura del showrunner es considerada como una deidad (en El Palomitrón tenemos muy claro que, si Mad Men se ambientase en la actualidad, Don Draper sería showrunner).

Pero no es oro todo lo que reluce, y a toda deidad le llegan los haters (o, como en este caso, se los busca él mismo). Casi al final de este libro, en un capítulo escrito por Concepción Cascajosa Virino, se nos relata cómo la megalomanía del creador de la serie lo lleva a perseguir unos comportamientos un tanto excéntricos, de nuevo muy en paralelo con su personaje principal.

Como bien se dice en el artículo «pero cuando recogió su segundo Emmy al mejor guion por el capítulo final de la segunda temporada, no permitió a su colaboradora Kate Gordon decir una sola palabra, y casi le arrancó la estatuilla de las manos». Pero esto no acababa aquí: su ego siguió creciendo, y en público (y a vista de todo retuiteador crítico), Kurt Sutter, creador de Sons of Anarchy, acusaba a Weiner de haber dejado sin presupuesto a series de calidad de AMC como Breaking Bad o The Walking Dead para cobrar él una suma importante por su serie.

2. Los años 60, la época de la testosterona

This is a man’s world, decía la canción, y no podía estar más acertada. Y es que las oficinas de Madison Avenue estaban hechas por y para los hombres. Es cierto que la mujer comienza a pisar fuerte, a marcar su camino, a demostrar su determinación, pero, si hoy en día aún cuesta sudor y lágrimas, ni que decir tiene en los años sesenta del siglo pasado. Siempre se ha tratado el tema de la mujer en Mad Men como algo de lo que estar orgullosos, ya que eran mujeres fuertes e independientes, aunque otras también nos mostraban el reflejo de la época.

Sin embargo, en la serie se describen a 4 tipos, más bien arquetipos, de mujeres: la mujer perfecta, guapa y dulce, que ha de tener la cena en la mesa a las 6 y la ropa de su marido planchada y oliendo a rosas; la femme fatale, que va por el mundo haciéndose valer a golpe de caderazo; el ratón de biblioteca, que ha de trabajar duro para hacerse valer en este mundo de hombres y, por último, la esperanza de un mundo nuevo, encarnado en Sally Draper, un nuevo tipo de mujer que no quiere ser como su madre, que además es lo suficientemente joven para querer experimentar y conocer su cuerpo y que tiene muy claro que no quiere conseguir nada en este vida rogándoles a los hombres.

Pero de esto poco se habla en este libro, y es uno de sus pocos defectos: muy pocos artículos están escritos por mujeres (3 concretamente), aunque esto no sería un inconveniente si los hombres que se deciden a hablar sobre ellas no dijeran siempre lo mismo. Para poder indagar en ese mundo femenino del Manhattan sesentero, todos caen en el error de analizar los momentos de ruptura de ese arquetipo: cuando Betty (January Jones) dispara a los pájaros de su vecino, cuando Joan se prostituye por la empresa o cuando se habla del hijo secreto que tiene Peggy (Elizabeth Moss); sin embargo, dejan a Sally (Kiernan Shipka) casi en meras anotaciones, cuando ella es el futuro femenino. Es cierto que son las partes más memorables de estos personajes, pero al igual que se analiza la figura de Don desde puntos de vista filosóficos, de una manera profunda y científica, se puede hacer lo mismo con los femeninos, y en este libro no se consigue. ¿Quizás es un truco publicitario? ¿Una serie sobre un mundo dominado por los hombres y un libro escrito en su 80 % por hombres? Si lo es, es efectivo.

3. Mad Men Fashion Week

Nos sorprende (y mucho) que, a lo largo de las 293 páginas que tiene este libro, de los diversos artículos y las diferentes perspectivas que se exponen en él, nadie haya dedicado ni un solo párrafo a la influencia de Mad Men en la moda. Es cierto que el estudio del contexto histórico de la serie puede resultar más atractivo, pero uno de los hitos conseguidos por esta serie ha sido influir en ese mundo inalcanzable e imperturbable que es la moda. La alta costura se rindió a la ficción televisiva, y grandes firmas como Chanel, Louis Vuitton, Nina Ricci, Michael Kors o Prada se inspiraron en el trabajo que Katherine Jane Bryant realizó para la serie de la AMC.

4. Nuestros capítulos favoritos

Es muy frecuente que los seguidores de una misma serie coincidan en el capítulo estrella, y si hablamos o analizamos a un personaje en concreto, habrá capítulos que no se puedan pasar por alto. El acierto y el error de estos artículos independientes sobre Mad Men reside en lo mismo: la subjetividad y la independencia que cada capítulo tiene para con los otros. Cada escritor analiza sus partes favoritas o mira la serie basándose en según qué criterios personales, provocando que en muchos de los artículos se hable de los mismos episodios.

Sin duda es un libro para verdaderos fans de la serie, que les evocará muchas de las escenas y episodios encerrados en algún despacho de su memoria. El análisis psicológico y filosófico que se hace sobre la figura de Don Draper (Jon Hamm) puede dar para tesis doctorales, sin lugar a dudas, ya que conforma uno de los protagonistas masculinos más interesantes de la televisión de las últimas décadas.

Se muestra cómo los personajes y sus acciones están estrechamente ligados a la historia de su país y cómo ellos mismos son los protagonistas de ese gran artificio que es América. Ahí la paradoja, donde un grupo de publicistas nos cuentan, a base de sus propias mentiras, cómo es en realidad América. Y este profundo análisis de todo este entramado socio-histórico-cultural nos lo podemos encontrar en este libro, Mad Men o la frágil belleza de los sueños en Madison Avenue, que recomendamos encarecidamente a todos los fans de la serie. Siempre nos resulta extremadamente difícil despedirnos de esta serie, como ya en su momento hicimos con nuestra emotiva (y necesaria) carta personal; por eso, cada libro, cada inspiración en ella es un motivo para recordarla o revisionarla. Aquí os dejamos el primer tráiler de la serie para que la magia de la publicidad surta efecto en vosotros.

Lorena Rodríguez

¡No olvides dejar aquí tu comentario!

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Una tarde, con siete añitos, entré en el salón cuando mi madre veía El Padrino. La escena en cuestión era la del caballo y mi madre me gritó que no mirase, pero miré. Desde aquel entonces no pude dejar de mirar, de observar y soñar. Lo más cerquita que pude quedarme del cine fue haciéndome historiadora del arte. El cine es mi Tardis, un Delorean que me hace la vida real más fácil. Mi primera serie fue Urgencias, siempre fiel, a pesar de lo mal que la trató la tele. No sé decirle que no a una serie.