• ¿QUIÉN? RAÚL ARÉVALO (R.A.)  y JAVIER CÁMARA (J.C.) 
  
• ¿DÓNDE? Hotel Hesperia Castellana 53
• ¿CUÁNDO? martes 22 de abril de 2014
• ¿POR QUÉ? Presentación a los medios de LA VIDA INESPERADA.

Conocemos Nueva York. Sus calles, sus puentes, sus luces, sus rascacielos e incluso sus rejillas de ventilación, sin necesidad de haber estado allí. Conocemos una urbe retratada desde cada ángulo posible, escenario de historias y esperanza de soñadores que, cada día, marchan a sus calles con la certeza de que todo en Nueva York es posible. En esa mezcla de identidades raciales, conviven los sueños, los triunfos y los fracasos de cada uno de los millones de habitantes de la ciudad que nunca duerme. Sueños como el de Juanito, el protagonista de LA VIDA INESPERADA, (podéis consultar nuestra crítica aquí) que marcha hacia la gran ciudad en busca de su gran oportunidad como actor. Sueños como el de ELVIRA LINDO, JORGE TORREGROSSA, JAVIER CÁMARA o RAÚL ARÉVALO, de rodar la historia de miles y miles de personas aunadas en una sóla en el corazón de Manhattan, del que ya es su Manhattan. Sentados junto a CÁMARA y ARÉVALO en un hotel de Madrid, y con la química de ambos como protagonista, los actores nos hablan de la mágica ciudad, de esta nueva tragicómica experiencia y de cómo fue el reencuentro entre ambos.

La entrevista reproducida a continuación es una mesa redonda compartida con otros compañeros (CINE Y COMEDIA, LA NOCHE AMERICANA,  CINERALIA y ECARTELERA, entre otros…), así que no todas las preguntas fueron formuladas por nosotros.

 LA VIDA INESPERADA es una película de sueños, dentro de un escenario de ensueño como Nueva York. ¿Cómo surgió la idea?

 J.C.: Esta película nació con ELVIRA LINDO, en el año 2003, en el estreno de HABLE CON ELLA en Nueva York. Es una especie de sueño ficticio y real, por eso tiene ese tono tan melancólico, tan cómico pero también tan emotivo. Nos fascinaba rodar en Nueva York pero nunca lo imaginábamos. La tozuda, la soñadora, ha sido Elvira, nosotros siempre decíamos “dios mio, pero rodar en Nueva York con este guión es una pasta, ¡carísimo!” y ella siempre decía “lo vamos a conseguir, lo vamos a conseguir”. Eso ha sido una de las cosas más interesantes del proyecto. ¿Los personajes? Los conocemos todos. Hay muchos Juanitos en la vida real, en Nueva York, en Madrid, en cualquier parte. Qué más dará que lleve un gorro de cocinar que una máscara de actor. Conocemos esas frustraciones, los sueños que perseguimos todos. Lo inesperado de la vida.

 ¿Y la experiencia de vivir durante unas semanas en Nueva York? Porque aunque LA VIDA INESPERADA es una película que no cae en tópicos, sí vemos cómo cuando el personaje de Raúl llega a Nueva York trae una gran cantidad de productos españoles. En el tiempo de rodaje que habéis estado allí, ¿qué ha sido lo que más habéis echado de menos?

 R.A.: ¡La comida ya te digo que no, si nos poníamos finos! (Risas). Me imagino que será un tópico, pero si me quedara allí más tiempo echaría de menos el jamón, el buen jamón. Pero ya te digo que no nos dio tiempo a eso (risas).

 J.C.: La verdad es que vivíamos en un barrio de puta madre, hay que reconocerlo (risas). Vivíamos debajo de un restaurante que se llama Momofuku, super chic con unas colas tremendas, y nosotros llegábamos a unas horas donde íbamos directos, ¡teníamos nuestros trucos! (risas). Nueva York es la ciudad donde mejor se come del mundo. Y se vive muy bien. Ese tópico de ‘¿cómo en España no se vive en ningún sitio?’ Pues mira, hay algunos sitios en donde se vive de puta madre, y Nueva York es uno de ellos. JORGE TORREGROSSA y ELVIRA LINDO, viviendo allí, se conocen Nueva York ‘de pe a pa’, sólo hacía falta llamarles y decirles: ‘chicos, que hoy queremos un mexicano’ y estaba hecho, sólo hacía falta decir al conductor del coche de producción a donde nos tenía que llevar. ¡Era una maravilla! Lo único que querías era dejarte las dietas en restaurantes y en lugares así. El amigo Raúl vino hecho un hipster, con últimas modernidades que si de Urban Outfitters que si de no se qué… Gastamos todas las dietas y vinimos sin un duro (risas). Y no sólo nos dio tiempo a comer, sino a desayunar y cenar, porque comíamos en el rodaje.

 R.A.: Pero desayunábamos…. ¡Que no te cuento! Y si sólo fueran los restaurantes… ¡No sé cuantos shows de Broadway se vio CARMEN RUIZ, pero prácticamente la cartelera entera!

 Siendo la tercera vez que volvéis a coincidir en el cine y con una química que resalta en pantalla, ¿cómo ha sido este reencuentro?

 R.A.: Cuarta… (risas). Es que hay una primera que para Javi no existe. Hicimos LOS ABAJO FIRMANTES, que fueron las primeras frases que dije en el cine, tres, de camarero, y se las dije a él además, pero no se acuerda.

 J.C.: Me perdona mucho porque yo suelo acordarme de todas las caras, pero bueno, ¡dejémoslo en tres y media! Y bueno, yo creo que algún día nos cansaremos, pero por ahora estamos on the top of the roof (risas).

 R.A.: Y aparte que a esta vez había que añadirle Nueva York, el hacer prácticamente todas las escenas juntos, y que hacíamos de primos en un momento en el que ya tenemos una relación suficiente, casi familiar, como para hacerlo. Era un trabajo que ya teníamos hecho.

 J.C.: Hay una foto preciosa que hizo CARMEN dentro del edificio de apartamentos en el que vivíamos, y estamos RAÚL y yo, puerta con puerta y éstas abiertas, en calzoncillos, en la escalera hablando y apoyados en la barandilla. Y cuando la veo digo: “¿ves? Esto fue lo que pasó en el rodaje.” Eso te pasa en una gira teatral, vivíamos juntos todo el día. Salvo acostarnos, que podía haber sido (risas), estábamos siempre juntos.

 ¿Y ahora que tienes el merecido Goya bajo el brazo ya puedes tratar más de tú a Raúl, Javier? ¿Cómo se vive con un Goya?

 J.C.: Es que antes le decía: “bueno, tú eres más joven y tienes un Goya, ya, ¿qué hago contigo?” (risas). Me acuerdo también, en referencia a VIVIR ES FÁCIL CON LOS OJOS CERRADOS, que cuando teníamos alguna duda DAVID TRUEBA siempre me decía: “vamos a preguntarle a FRANCESC COLLOMER, que con 15 años es el que tiene el Goya, la institución”. (Risas). Se ve muy bien. Lo tengo en el piano, en mi casa, y mi hermana le ha hecho un gorro. Lo que pasa que me ha dado cosa hacer un Instagram porque me digo: “parece que le estoy faltando el respeto al Goya, oye” (risas). Es una foto que me niego todavía a hacer.

 Una de las cosas que más impresiona de la película es el final, un final muy valiente. ¿Cómo creéis que va a reaccionar el público ante un final no al uso, arriesgado? ¿Creéis que van a saber verle todo lo complejo que esconde?

 J.C.: Me gusta mucho ese final, cómo se ha hecho y cómo lo interpreta RAÚL, porque al final es el personaje más difícil de defender en ese punto. Es valentísimo por escritura y por interpretación. Un personaje muy juzgado. Incluso cuando ELVIRA lo planteó, era mucho más cruel, había otra microtrama increíble que te arrastraba al submundo neoyorquino. Es muy difícil tomar decisiones. Todos venimos con una mochila. Es muy difícil asumir que la vida no es como la soñamos, la vida es como viene. Y así es LA VIDA INESPERADA, la vida a corazonadas, a impulsos.

 R.A.: Creo que no es una película de moralejas, pero sí de preguntas. Cada uno lo lee según le pilla. Es curioso cómo, hablando esto mismo con gente que ya ha visto la película, cada uno interpreta el final de su propia forma. Si nunca te has visto en una situación similar lo ves y ya está. Si te has visto, te duele. Yo, personalmente, lo veo como algo para reflexionar, ni bonito ni feo, pero como un final que me da ganas de vivir. De alguna forma nuestras experiencias se reflejan en esa propia forma de opinión que tengamos sobre el final. Lo maravilloso del cine es eso. Hay gente que piensa: ‘Qué cobarde por no hacer eso’. Ya, pero haciendo de psicólogo barato, ¡tu tampoco lo harías! (risas) y te jode que el personaje no lo haga. Tú cuando ves KILL BILL y ves que UMA THURMAN revienta cabezas piensas que tú nunca lo harías, pero en el fondo te encanta sentarte en la butaca y soltar adrenalina (risas). Aquí pasa igual. Las preguntas que plantea la película te hacen juzgar al personaje pero la lectura depende de tus vivencias personales.

 En base a la película y a tal y como termina, ¿cuándo creéis que es el momento de tomar ese plan B, el que quizás todos deberíamos tener?

 R.A.: El plan B viene, ¿no? El plan B abres un día la puerta y está ahí. Ahí gente que es muy previsora, muy pragmática y siempre tiene algo ahí, por miedo a quedarse con el culo al aire y nunca mejor dicho (risas). Lo típico de “yo por si acaso, voy a hacerme esta carrera, que nunca se sabe”. Y luego hay otros que viven la vida de otra forma, que el plan B les surge, como en el caso de su personaje, o el mío en el otro sentido. Yo creo que eso a uno le llega cuando le tiene que llegar, si es que le llega.

 J.C.: La puerta y el plan B están ahí. En ti esta cerrar la puerta o traspasarla de verdad. Yo creo que esta película va de eso. El mundo es de los valientes, de los que se atreven. Las historias cambian por Abraham Lincoln, por un tío que va en su coche a buscar a John Lennon, o por otro que marcha a Nueva York, a la ciudad más difícil, a cumplir su sueño. Hace falta una mezcla de idealismo y de tozudez, de dejar al lado cosas y cortar hilos para realmente ir en busca de lo que quieres. Ahí están los giros inesperados de la vida.

 Hablamos del final, pero también del principio, con esos guiños a WOODY ALLEN y a esas películas rodadas en Nueva York que todos hemos visto. ¿Cómo fue sumergirse en esa atmósfera neoyorquina y qué película de Allen os hubiera gustado protagonizar?

 R.A.: ¿Yo de WOODY ALLEN? Cualquiera, ¡hasta las que menos me gustan! Y no sólo de WOODY ALLEN, de SCORSESE, de todas esas películas con las que me he criado y he visto desde pequeño. Aparte de que TORREGROSSA es un erudito del cine y de tantas cosas, y se conoce cada rincón y referencia. ‘Ahí SCORSESE hizo MALAS CALLES, ahí EL PADRINO’. Es inevitable ir andando por Nueva York y no sumergirse en esa atmósfera.

 J.C.: Ahí compra la leche TOM CRUISE, ahí NICOLE (KIDMAN) le dijo a TOM que no’ (risas). Yo soy muy torpe para eso, pero Jorge se lo sabe todo. Todo. No vamos por Madrid diciendo eso, pero Nueva York te da pie a ello.

 Y sin embargo, solemos ser muy críticos cuando viene un cineasta extranjero como ALLEN y nos retrata en sus películas. ¿Cómo creéis que puede ver el público americano esta nueva forma de retratar Nueva York, ese lado oculto?

 R.A.: Es un Nueva York retratado por españoles, no creo que vayan a poder opinar mucho sobre nuestra forma de verlo. Nueva York la han retratado tantas veces que aunque tratemos ese lado oculto del que hablas no creo que realmente reflexionen sobre ello o les haga formar una opinión. No deja de ser una película hecha por un español con un guión de una española y con actores españoles que cuentan una historia de españoles allí. Es un punto de vista muy nuestro que tampoco creo que se vayan a parar mucho a pensar.

 J.C.: Entras en la librería Strand, en Broadway, y hay 4 plantas dedicadas a Nueva York. Nueva York por los judíos, por los italianos. Miles de formas, de colores, de todo. ¡Qué maravilla! Nueva York es una ciudad tan retratada, la tenemos todos tan en nuestra memoria, que qué van a poder pensar a estas alturas. Ellos no piensan en el acento, somos nosotros los que nos obsesionamos con ello por ejemplo. Y te contestan y piensas: ‘pero que se lo creen, que tendré un acento como el culo, pero que puedo hablar de verdad con ellos’. Están tan acostumbrados a convivir con gente de tantas nacionalidades, tantos acentos, que cualquiera que vea una serie americana y tenga un poco de oído se da cuenta de ello. Aquí tratamos de cambiar eso, de que un argentino por ejemplo tenga que cambiar su acento para ser el padre de una niña. Joder, pero con la cantidad de variedad que hay en el acento español, ¿cómo no va a ser creíble? Nosotros quizá partimos con más prejuicios. Es un lenguaje como los músicos, da igual de donde seas y lo que estés contando, al final y con suerte todo suena en armonía, como una actuación. La riqueza étnica cultural me fascina.

 ¿Cómo fue la preparación para un papel ficticio pero a la vez tan real, tan lleno de historias reales y que todos conocemos?

 J.C.: Me da la sensación de que esta película la he ido investigando a lo largo de todos los años de preparación y a través de todas las manos por las que ha pasado. La realidad te la encuentras siempre de frente. Hay un momento donde te pones el traje de faena, y después de una cierta experiencia, sabes instintivamente cómo hacer una serie de cosas y cómo llevarlas hacia uno u otro lado. Hay un momento donde llegas a Nueva York y te enfrentas a esa nueva realidad. Al hilo de lo que me preguntabas sí que recuerdo con curiosidad el rodaje de las escenas de teatro, cuando vinieron la figuración. Entre toma y toma estaba concentrado, y noté que uno de esos actores secundarios estaba bastante afligido. CARMEN, que es muy cariñosa, sugirió que nos diéramos un abrazo grupal, como si fuéramos los ‘tinky-winkis’ (risas). Y el chico simplemente dijo: “perdonadme, es que joder, estáis contando mi vida”. Ahí caí. Me vino el síndrome del impostor. Nos pasa a todos. Te pasa a ti, pero también me pasó a mi hace 20 años cuando me vine de mi pueblo. Pero Nueva York es otra historia. Otro estado mental y emocional. Ahí empezó a estar Juanito dentro de mi. Esto va en serio, pies en la tierra, por la gente que no quiere dejar de perseguir sus sueños. Entre lloros y lloros, conseguimos hacerlo.

 Dejando a un lado ese riesgo del síndrome del impostor, ¿cuál ha sido vuestro mayor miedo o riesgo a la hora de enfrentaros a LA VIDA INESPERADA, después de tantas películas y proyectos?

 R.A.: No lo he sentido como miedo o riesgo, sino como un regalo. El tema del inglés claro que era el mayor reto para mi, pero también me sentí muy arropado con Jorge, con Javier, tenía un profesor, por lo que tampoco era algo que me quitara el sueño. Un reto, sí, pero tampoco fue una situación como la que le pasó a nuestro amigo ÁLEX GONZÁLEZ,  yendo a hacer los X-MEN sólo, sin tener idea de inglés, y con un equipo americano que no se enteraba de nada (risas). Eso sí me parece un miedo.

 J.C.: Yo fui a visitarle a Londres, a ÁLEX, y ya se iba enterando, pero no le hablaba nadie. No hablas el idioma, y estás en un rodaje americano, con un director americano, un equipo americano y unos actores americanos, en Londres y en unos estudios inmensos. Sí, eres muy majo, muy conocido en España, pero nadie te conoce, y no hablas el idioma. Todos los valientes que se van para allá, PENÉLOPE CRUZ, ANTONIO BANDERAS, cualquiera de los secundarios de nuestra película, me parecen unos valientes.

  Muchas gracias chicos, y mucha suerte con la película

  J.C. y R.A.: ¡Gracias a vosotros, ha sido un placer!

LA VIDA INESPERADA se estrena hoy mismo, y nuestra recomendación es firme.

Lydia Martínez