El South International Series Festival 2024 fue el escenario del preestreno de La vida breve, la nueva apuesta de Movistar Plus+ en colaboración con Zeta Studios. La miniserie de época fue la elegida para abrir la segunda edición del festival. Sus tres primeros episodios se proyectaron tras el acto inaugural.

La ficción es obra de Cristóbal Garrido (Días mejores) y Adolfo Valor (Eres tú), con dirección de Diego Núñez Irigoyen (Soy tan feliz) y el propio Valor. Entre el reparto destacan Javier Gutiérrez (Modelo 77, La isla mínima), Leonor Waitling (Hable con ella, La templanza), Carlos Scholz (Awareness) y Alicia Armenteros (El sabor de las margaritas) como los cuatro protagonistas. Los acompañan actores como Claudia Traisac (Paquita Salas), Marta Hazas (Velvet) o Eric Massip (Alba), entre otros.

Esta miniserie de seis capítulos, cada uno con una duración aproximada de media hora, explora uno de los tramos menos conocidos de la historia de nuestro país: la llegada al poder de Luis I, cuyo reinado solo duró ocho meses.

Es así, entre conspiraciones históricas y humor negro, que llega La vida breve a nuestras pantallas.

La realeza también llora

Luis está experimentando grandes cambios… Como cualquier chaval de 17 años. Sin embargo, las diferencias entre él y cualquier joven es que los suyos consisten en recibir la corona.

Por si esto no fuera suficiente, también le casan con una prima francesa, Luisa de Orleans. Una joven salvaje y rebelde que acaba de llegar de la elegante Francia para llegar a una España polvorienta.

¿Y qué hay de la madre de Luis I, Isabel de Farnesio? En una época en la que las mujeres estaban relegadas a un segundo plano, Isabel de Farnesio no solo hacía que se escuchara su voz. También conspiraba.

Y todo esto bajo la sombra demasiado alargada del quejumbroso Felipe V, uno de los pocos reyes que abdicó. Un hombre atormentado, que sufre alucinaciones cada vez más frecuentes.

Pero, como ya sugiere el título, por desgracia (¿o por suerte?), los problemas del joven Luis I terminarán pronto.

SÍ, TODO FUE REAL

Como comprobamos durante la rueda de prensa, horas antes de su estreno, los creadores no querían una serie de época rígida y formal. De ahí las grandes dosis de humor negro, en ocasiones surrealista.

Además, Valor y Garrido aseguran que lo que cuenta la serie ocurrió. Que hay nada inventado, ni siquiera lo más increíble.

Imposible no acordarse de las escenas más célebres de los primeros capítulos. Cerdos deambulando con normalidad por las inmediaciones del palacio. Surrealistas jornadas de caza de Luis I junto con su inseparable amigo. O la inocente y accidentada noche de bodas entre el nuevo matrimonio real.

Una nación polarizada

Resumir un pedazo de historia, por breve que sea, es complicado. Normalmente todas las épocas suelen estar sacudida por guerras, tensiones políticas y traiciones. En La vida breve, 1724 es el año de salida. Y, aunque a simple vista no nos parezca una fecha significativa, esta época guardaba muchas similitudes con la actualidad.

A pesar de los pulcros decorados y el sosiego que recorre los pasillos de palacio, como la hora del té en los impresionantes jardines, la suciedad proveniente del otro lado de la verja atraviesa ocasionalmente el aire perfumado.

La España del siglo XVI se encontraba en una época difícil, donde los privilegiados eran muy privilegiados y los pobres muy pobres. Un país dividido por la grieta económica y social, de fuertes contrastes. Supuestamente la guerra ya había pasado, pero la paz en la que estaba sumida la nación era inestable.

En definitiva, durante su visionado, la comparación entre las dos Españas, la del pasado y la del presente, es inevitable. Y esto era algo que buscaban sus creadores.

Destaca una producción cuidada, que gana cuanto más agudice sus sentidos el espectador. Ejemplo de ello es el vestuario o la banda sonora barroca. O la gastronomía, en la que abunda la carne, sobre todo platos de caza durante los festines: perdices, venado, rabo de toro…

La vida breve se rodó en escenarios emblemáticos gracias a la colaboración con Patrimonio Nacional. Algunos de ellos son el Palacio y Jardines de la Quinta del Duque en El Pardo, el Palacio Real de Aranjuez o el mismísimo Museo del Prado.

Bajo su envoltorio fresco y de una estética muy cuidada, La vida breve esconde un retrato satírico de un país en crisis. Aunque parezca lejano, la estampa se vuelve en ocasiones demasiado familiar.

Elena Romero