LA NOUVELLE VAGUE
La nouvelle vague fue un movimiento cinematográfico surgido en Francia a finales de los años 50 y principios de los 60, creado por un grupo de jóvenes cineastas franceses que decidieron unirse para criticar el cine francés de ese momento, para ellos demasiado influenciado por la literatura y el excesivo poder que los productores tenían en la industria cinematográfica.
El Festival de Cannes de 1959 se suele considerar la fecha concreta que da comienzo al movimiento. En él, FRANÇOIS TRUFFAUT ganó el premio al mejor director por LOS 400 GOLPES y también se proyectó HIROSHIMA MON AMOUR de ALAIN RESNAIS con gran éxito de crítica.
Estos directores, entre ellos los ya nombrados TRUFFAUT y RESNAIS, y otros como CLAUDE CHABROL, JEAN-LUC GODARD, LOUIS MALLE, ÉRIC ROHMER, o ROGER VADIM, consideraban que el cine de su país estaba anclado en historias y técnicas ya pasadas y sintieron por ello una necesidad de cambio. A esta situación se sumaron otros factores decisivos para el éxito del movimiento como el surgimiento en otros países europeos de nuevos movimientos como el Neorrealismo Italiano o el Free Cinema británico, que, aunque adelantándose a la nouvelle vague, coincidían en sus reivindicaciones: ruptura con el canon clásico y plasmación de historias basadas en la realidad, siempre situadas al margen de los estudios. En este sentido también fue fundamental la Cinemateca francesa y la importancia que adquirió en ese momento, ya que además del gran apoyo estatal con el que contaba, servía como lugar de proyección de películas y debate y reflexión sobre el cine, sobre todo en relación a directores como ALFRED HITCHCOCK o JOHN FORD, cuyas películas fueron para estos cineastas la confirmación de que el autor de la película es solamente el director, que logra plasmar su expresión cinematográfica a pesar de las presiones del sistema.
Los creadores de nouvelle vague se preocuparon ante todo de que la película se considerase únicamente como una obra de autor, en la que ni los técnicos, ni el productor, ni incluso los guionistas podían encontrarse por encima del director, creativamente hablando. Para ellos, si un escritor escribe con un bolígrafo, el director escribe con la cámara y la obra resultante es sólo creación suya.
De esta manera rodaron películas de bajo presupuesto, generalmente en exteriores, en la ciudad de París, en plena calle, con muy pocos medios técnicos y cámaras ligeras que daban mayor libertad de movimiento. La técnica era casi artesanal, con un equipo técnico reducido, sin estrellas de cine. En su lugar contaban con actores jóvenes improvisando en su mayor parte. Las tomas eran largas y en ellas habitualmente se utilizaba la voz en off como un modo de narración de las imágenes, a la vez que se intentaba recurrir al sentimiento del espectador.
Aunque fue un movimiento temáticamente muy heterogéneo, sus argumentos siempre se centraban en la condición humana de los protagonistas, aislados, y desolados, mostrando no sólo los deseos y anhelos de los personajes principales, sino también sus miedos. Como el Neorrealismo Italiano, era un cine realista que trataba sobre temas morales, aunque no profundizaba en ellos, como sí hacía el movimiento italiano.
El éxito de estas películas renovó el star-system del cine francés y surgieron actrices que con el tiempo se convirtieron en musas de determinados realizadores, como ANNA KARINA para GODARD, EMMANUELLE RIVA para RESNAIS, o CATHERINE DENEUVE y JEANNE MOREAU para TRUFFAUT. Estas actrices aportaron con sus trabajos en la gran pantalla un nuevo modelo de mujer que rompió con los moldes tradicionales femeninos en el cine francés de épocas anteriores.
Con todo, las cinco películas de la nouvelle vague que en El Palomitrón consideramos imprescindibles son las siguientes:
LOS 400 GOLPES (FRANÇOIS TRUFFAUT, 1959)
Argumento: Antoine, un chico desatendido de 12 años, vive con sus padres siendo testigo de sus problemas conyugales diarios a la vez que tiene que soportar a un severo profesor en el colegio. Un día, haciendo novillos, ve a su madre con otro hombre. La culpa y el miedo le arrastrarán a una red de mentiras y una vida de criminalidad juvenil. Pero lo único que Antoine desea es ver el mar por primera vez.
¿POR QUÉ VERLA?: Por lo atemporal de su historia sobre la infancia interrumpida de un niño al que la vida no cesa de darle golpes, y porque en su conjunto se trata de una genial alegoría sobre temas como la infancia, el paso del tiempo, el aprendizaje y, por encima de todo, la búsqueda de la libertad.
Al FINAL DE LA ESCAPADA (JEAN-LUC GODARD, 1960)
Argumento: Michel, un ladrón de coches, mata a un policía accidentalmente y sin remordimiento, huyendo después a París. Allí encuentra a Patricia, una chica americana que vende el New York Herald Tribune por los Campos Elíseos mientras sueña con convertirse en periodista para escribir en ese mismo periódico y conseguir la libertad que nunca tuvo en su país. Pero lo que Michel no sabe es que la policía le anda buscando.
¿POR QUÉ VERLA?: Por la química entre JEAN-PAUL BELMONDO y JEAN SEBERG y por el retrato que hace de dos jóvenes que no imaginan las consecuencias que sus actos pueden tener mientras intentan vivir en un mundo que no comprenden.
EL AÑO PASADO EN MARIENBAD (ALAIN RESNAIS, 1961)
Argumento: En un hotel barroco, un extraño, X, intenta persuadir a una mujer casada, A, de que abandone a su marido, M, y se fugue con él. Se basa en una promesa que ella le hizo cuando se conocieron el año anterior en Marienbad, pero la mujer parece no recordar aquel encuentro.
¿POR QUÉ VERLA?: Porque, aunque sea la película más difícil de entender dentro del movimiento, destaca por el uso que RESNAIS hace de los espacios, la fotografía, la música, y porque su influencia surrealista se puede ver en obras de directores tan importantes como STANLEY KUBRICK o DAVID LYNCH.
EL FUEGO FATUO (LOUIS MALLE, 1963)
Argumento: El parisino Alain Renoy ha sido desintoxicado en una clínica en Versalles de su problema con el alcohol. Su mujer, de la que está separado, vive en Nueva York, mientras él tiene una breve aventura con su amiga Lydia, que también le abandona. Entonces el necesitado y triste Alain es declarado sano por su doctor, pero él no tiene ninguna motivación para vivir, así que viaja a París a ver a sus antiguos amigos, conocidos y amantes para lograr encontrar una razón para seguir viviendo.
¿POR QUÉ VERLA?: Porque es una gran historia sobre la incapacidad de asumir la madurez y pasar página, que seguro dejará huella en el espectador; y por la convincente interpretación de MAURICE RONET como un hombre sin convicciones, sin apegos y sin motivaciones incapaz de enfrentarse a los cambios de la vida.
JULES Y JIM (FRANÇOIS TRUFFAUT, 1961)
Argumento: Desde que se conocieron, Jules y Jim se hicieron amigos inseparables. Un día conocen a Catherine y ambos se enamoran de ella sin remedio, creando un triángulo amoroso que se complicará aún más al casarse Catherine con uno de ellos.
¿POR QUÉ VERLA?: Porque dentro del movimiento es la película que mejor define a la nueva mujer del siglo XX por medio del personaje de Catherine (increíble JEANNE MOREAU): una mujer llena de disconformidad, que no está hecha para ser madre y esposa, un espíritu libre desligado de convencionalismos que aborrece el aburrimiento.
Con el paso del tiempo, estos mismos directores, con raras excepciones, se acomodaron a un cine más comercial y su narración se hizo más tradicional. Aun así, siempre intentaron mantener sus premisas básicas sobre el modo de construcción de sus obras, que con el tiempo influyeron en muchos de los más grandes directores de Hollywood, como ARTHUR PENN, FRANCIS FORD COPPOLA, ROBERT ALTMAN y MARTIN SCORSESE. Esa influencia ha seguido vigente hasta la actualidad, sobre todo entre los principales realizadores del cine independiente americano contemporáneo, entre ellos STEVEN SODERBERGH, QUENTIN TARANTINO o WES ANDERSON, que siempre se han declarado grandes admiradores del movimiento francés, utilizando en sus películas muchas de sus técnicas. El mismo MARTIN SCORSESE dijo una vez: “La nouvelle vague ha influido en todos los directores de cine desde su comienzo, hayan visto sus películas o no. El movimiento sumergió el cine como un maremoto”.
Y de ragalo, os dejamos este tributo a la nouvelle vague.
Nacho B. Gutiérrez