JUEGO DE TRONOS Y LA ENCRUCIJADA DEL LECTOR
El cine y las series beben continuamente de obras previamente plasmadas sobre el papel que ya han probado o bien su calidad, o bien su capacidad comercial. Y es que si nos dedicamos a hacer un repaso de las películas que hemos visto los últimos veinte años (por decir algo), nos sorprendería cuántas de ellas ya triunfaron desde las estanterías de las librerías. La última epopeya fantástico-política que ha arrasado es Canción de hielo y fuego, la ópera prima del gran G. R. R. Martin a partir de la cual se creó Juego de tronos. Curiosamente, la serie nacida de los libros va a adelantar a la obra escrita en esta sexta temporada, desvelando contenido inédito.
G. R. R. Martin es un escritor especial, y sus novelas mucho más. Para los que no han leído nunca Canción de hielo y fuego, está escrito en forma de «novela río», es decir, cada capítulo está visto desde el punto de vista de un personaje, y desde estos puntos de vista diferentes la trama va avanzando. Esta complejidad (y a la vez genialidad) hace que G. R. R. Martin necesite años para edificar sus novelas, ya que cada capítulo nuevo que escribe requiere una exhaustiva revisión de los anteriores para que todo sea coherente. Por ello, la conversión de Juego de tronos en un fenómeno mundial cuya producción es imparable conlleva que, en esta sexta temporada, la serie vaya a adelantar en la mayoría de sus tramas a Vientos de invierno, la sexta entrega de la saga escrita (Martin adelantó hace escasos meses que le iba a resultar imposible terminarla a tiempo).
Los lectores más puritanos, que comenzaron a leer esta saga desde su primera publicación en 1996, están en su derecho de considerar un sacrilegio que la serie no respete los tiempos de su creador y desvele tramas de la obra que hizo posible la serie. También hay quien empezó a leer la obra original a raíz del fenómeno televisivo, y que ya está acostumbrado a leer los libros a posteriori, por lo que esta situación no es nueva para ellos. Pero si se analiza la situación de manera objetiva, es, cuanto menos, injusto.
La primera temporada de la serie es una de las mejores adaptaciones de un libro que se han visto, ya que es fiel a muchos detalles que brillan tanto en la serie como en la obra escrita. Pero según ha ido avanzando la serie y se ha hecho más y más famosa, los productores han ido perdiendo ese respeto por la obra original, añadiendo pequeños cambios que se han convertido en tramas incoherentes con la esencia inicial. El ejemplo más claro de estos despropósitos ha sido la trama de Dorne de esta última temporada, cuyo guion ha sido una invención casi total de los productores.
Y este no ha sido el único ejemplo. Por suerte o por desgracia, muchas son las modificaciones que ya no tienen vuelta atrás en la serie. Las que más han impactado a los lectores esta quinta temporada han sido, sin duda, la presencia de Jaime en Dorne, puesto que en los libros no va a dicho reino, o el encuentro entre Daenerys y Tyrion (que aún no se han visto en la obra escrita), aunque puede que la más impactante de todas haya sido la decisión de Stannis de quemar a su hija viva. Con respecto a esta última, muchos fans creen que esta acción no concuerda con la personalidad del Stannis de los libros, con lo que su enfado es aún mayor. Puede que algunos cambios beneficien al ritmo de la serie, pero otros son de muy mal gusto para el lector, como la prematura muerte de Barristan Selmy, el amor entre Gusano Gris y Missandei o que sea Sansa la que se case con Ramsay. Lo cierto es que las modificaciones son ya incontables.
También es curioso que la trama en la que más libertades se toman con respecto a la obra original haya sido la más floja de toda la temporada. Hoy en día, Juego de tronos es la serie que es gracias a la obra original, a la cual ahora va a adelantar sin ningún remordimiento. Al fin y al cabo, son necesarios algunos pequeños cambios para que la adaptación televisiva sea más visual y atractiva, pero los productores deberían recordar que su éxito radica en la genialidad y complejidad de la obra original, por lo que la deberían tener más en cuenta a diferentes niveles.
¿Y qué puede hacer entonces un lector que dé prioridad a la obra escrita, ya que empezó a leerla primero, y que quiere evitar los spoilers que seguro va a hacer la serie esta temporada? Si decidieran dejar de ver la serie, seguramente la inmensa popularidad y masificación del fenómeno televisivo les llevaría a andar con pies de plomo por cualquier red social, ya que en estas, tarde o temprano, los spoilers acaban apareciendo, y se acabarían enterando de una forma u otra. En cambio, si optaran por ver la serie, tendrían que ser conscientes de que después los libros no les resultarán tan excitantes. Difícil decisión para los fans originales de la saga.
Puede que el ansia de los millones de espectadores que seguimos la serie, los contratos publicitarios y televisivos, los plazos de producción o incluso la curiosa forma de escribir de Martin sea lo que nos ha llevado a esta encrucijada pocas veces vista con anterioridad. Martin defiende que, a pesar de que la serie y los libros vayan a acabar en el mismo puerto, los caminos que van a tomar van a ser diferentes, por lo que va a merecer la pena la lectura incluso a posteriori. La única realidad es que los lectores deben tomar una decisión y la deben tomar rápido.
Mikel Iturbe