INCORPORATED, DISTOPÍA APOCALÍPTICA
En el cine español están contadas las veces en las que la ciencia ficción se ha colado en la gran pantalla. En general, se trata de un género relegado siempre a ser el último de la fila, una regla solo rota por algunas excepciones. Una de las más destacables es la de los hermanos Álex y David Pastor. El dúo de cineastas ha traído nuevos aires a la filmografía nacional atreviéndose a importar títulos grandilocuentes de mundos apocalípticos como Eternal o Los últimos días. Enganchen más o enganchen menos en taquilla, bien es cierto que en la cartelera nacional pocas veces se vieron películas de un estilo similar. Dominan la temática y la han perfeccionado, hasta el punto de que los trabajos de estos hermanos barceloneses no tienen nada que envidiarle a ningún blockbuster hollywoodiense. Así, a lo grande, ha sido su salto al mundo de las series. Incorporated, que en España se acaba de estrenar en SyFy, plantea un universo suficientemente poderoso para, cuando menos, quedarse con ganas de ver el siguiente capítulo.
Ambientada en un mundo distópico, este thriller dramático traslada la acción hasta el 2074. Es, de hecho, un futuro no demasiado lejano y mucho más realista de lo que pueda parecer, pese a los novedosos cachivaches tecnológicos que, sin embargo, se fusionan sin problemas con la narración. Grandes conglomerados empresariales controlan el poder, los gobiernos han sido destronados, el cambio climático ha destrozado los recursos del planeta y la brecha social entre clases ha llegado a niveles abismales, hasta el punto de separar a los poderosos y al resto de seres en zonas geográficas. Elementos, en definitiva, que dan realismo a la historia y plantean de nuevo un mundo en el que la tecnología y los avances han devorado de cierta forma cualquier rastro de humanidad y han transformado a las personas en frías máquinas sin sentimientos.
El reparto, encabezado por Sean Teale (Skins, Mr. Selfridge), Allison Miller (Terra Nova) y Julia Ormond (Mad Men), ayuda con eficiencia a mantenerse dentro del desarrollo de la trama. Teale aporta credibilidad sin aspavientos al personaje protagonista, Ben Larson, un joven rebelde y atormentado que se infiltra en la peligrosa organización SPIGA falseando su identidad para rescatar de la esclavitud sexual a su amor de juventud. Y, de paso, cargarse el sistema opresor desde sus entrañas a base de peligros, valentía y, por supuesto, inteligencia.
Si el conjunto de los elementos está, en general, planteado con una fórmula que consigue que funcione correctamente, el aspecto técnico complementa el producto final y lo afianza como un producto sólido y consistente, sencillo de ver, además de lo que resulta más complicado en una serie o película de ciencia ficción, que resulten creíbles.
Eso sí, en Estados Unidos, Incorporated ha tenido que lidiar con un enemigo que ni el héroe Ben Larson ni los productores de la serie (los mismísimos Ben Affleck y Matt Damon con su productora Pearl Street Films) han podido vencer: la tiranía de la audiencia. Ni siquiera el soporte de las dos estrellas de cine ha logrado alargar la serie, que se estrenó en noviembre de 2016 en EE. UU. y no ha sido renovada por una nueva temporada. El público tendrá que conformarse con los 10 episodios que componen la primera y única entrega.
Puede que Incorporated no aporte nada especialmente novedoso al universo seriéfilo (más tras la explosión de oferta que han traído consigo Netflix y compañía). Pero, salvo para sibaritas muy exigentes, la nueva propuesta de SyFy cumple con lo que promete. Es más, podría incluso pasar por un capítulo más de Black Mirror. Bien de entretenimiento, algún que otro giro de infarto y una atractiva propuesta visual con mucha ambición que permite sacar pecho y presumir de producto medio español.
María Robert