Tierra de Nuestras Madres es una de esas películas con un sabor único que es difícil de olvidar. Además, nos habla de un asunto candente en la actualidad, como es la España Rural que parece haberse dejado de lado. En Tierra de Nuestras Madres, dirigida por la debutante Liz Lobato, Rosario, una señora mayor que vive con Ofelio, su hijo con discapacidad, su borrico y su cabra, se gana la vida vendiendo sal de higuera a los viejos, que conocen sus usos milenarios… y a los no tan viejos, mezclándola con tranquilizantes de farmacia y más ingredientes. El pueblo manchego donde viven está arruinado por la ludopatía de sus habitantes y sus gobernantes, que deciden venderlo. Todos se resignan a la venta forzada, pero la casa y la laguna de Rosario están en medio del municipio.

El pasado miércoles, sus dos intérpretes principales, Saturnino García y José Luis Cruza, se acercaron a la ciudad de Bilbao para presentar la película al público que se dejó ver por las salas de los Multicines 7. Antes de ello, en un céntrico hotel de Bilbao, tuvimos la oportunidad de hablar con Saturnino, veterano actor español ganador del Goya al mejor actor revelación en 1994, y con José Luis Cruza, actor manchego que brilla en esta película. Con el objetivo de facilitar la lectura, las respuestas de Saturnino van precedidas de una S y las de José Luis Cruza van precedidas de una J. Dentro entrevista:

¿Cuál es el aspecto con el que más os identificáis de vuestros personajes? ¿Qué es lo que más os gusta de ellos?

S: Dos personajes componen el todo. Se supone que en el protagonista recaen los asuntos más importantes de la historia, pero habría que preguntarnos qué hacemos sin los demás personajes, sin el todo. En cualquier caso, podría destacar que Rosario, el personaje al que interpreto, es una mujer disciplinada y acostumbrada a una vida muy severa. Por lo tanto, tiene seriedad. Y como tiene seriedad, podríamos decir que se impone. Me he ido inspirando en tu pregunta, por lo que puedo decirte que, si no estás acostumbrado a la disciplina y a la seriedad, no tienes formalidad. Y el mayor defecto de una persona puede ser la mala educación. En ese sentido, Rosario es una persona de buena educación. Hay otro aspecto importante de Rosario del que ella no tiene la culpa, que es que es analfabeta. Ahora bien, en la educación es una maestra. Es una mujer de “esto es así porque tiene que ser así”.

J: De mi personaje, el hijo discapacitado, destacaría la felicidad. Es un chico deficiente con una minusvalía. Insisto, destaco principalmente la felicidad que transmite este chico en la película. Creo, como dice el cuento, que es el único feliz de la película.

Por poner en contexto la película, debo decir que Tierra de Nuestras Madres habla de la España Vaciada, tema candente en la actualidad, y que bebe de Amanece que No Es poco, película de José Luis Cuerda. ¿Hasta qué punto creen ustedes que esta película bebe de José Luis Cuerda?

S: Esta película ha hecho recordar mucho a Amanece que no es poco. La verdad es que tienen un cierto sentido del problema del hombre del campo que pueden hacerlas parecer similares. Tratan sobre el hombre al que se le ven sus raíces, no del hombre afortunado o de la ciudadanía urbanita. Pero, en mi opinión, no se parecen en nada determinante. 

J: Coincido con sus palabras.

S: Cuando el hombre evoluciona mucho técnicamente, cuando se inventaron los coches o el tren, todos nos alegramos. Nos hemos creído que el campo ya no lo necesitamos, pero seguimos comiendo jamón, tomates… Y Rosario es una mujer de ese campo del que nos hemos olvidado.

¿Creen ustedes que está en riesgo de desaparición el campo?

J: No. No lo creo.

S. El que comete errores no sufre las consecuencias. Las consecuencias las sufren las generaciones posteriores. Así es el ciclo de la vida. 

La película es deliberadamente manchega. ¿Cómo le ha sentado esta película a la gente de Castilla La Mancha?

S: Cuéntales tú, José Luis, que eres de allí.

J: Se han visto reflejados en la pantalla. La película se ha disfrutado en el pueblo. Ellos participan en la película. Las costumbres, los parajes, los lenguajes… Ellos se sienten reflejados en la película.

Con la experiencia de Saturnino en la interpretación, y siendo la ópera prima de Liz Lobato, ¿le ha aportado conocimientos Saturnino gracias a su experiencia?

S: Yo no puedo aportar nada a los directores. Y Liz lo tenía todo clarísimo. Cuando alguien dirige una película que ha escrito, tiene un conocimiento total. Además, Liz tenía muy claro lo que quería hacer. Ella lo tenía gestado. 

J: De hecho, la cabra que narra la película tiene la voz de su madre. Ha sido muy emocionante y para ella lo es más todavía.

S: Probablemente, nunca he visto trabajar tanto a un director como a Liz Lobato. ¡Qué brío!

J: Yo a Liz la conocía como a una más del pueblo, pero ahora que la he visto dirigir, me parece una persona increíble de la que me siento muy orgulloso. También de Saturnino, del que he aprendido mucho como persona y como actor.

Actualmente la película se proyecta en varios cines en toda España. ¿Qué le diríais a una persona de fuera de Castilla La Mancha que no sea cercana a esta realidad para que vea esta película?

S: Pues le diría que el pueblo que se refleja en esta película no sólo existe en Castilla La Mancha. Hay un pueblo exactamente igual en cualquier lugar de España: Valencia, Málaga…

J: Coincido. Cualquier pueblo se ve representado en esta película. Sea de dónde sea.

¿Os ha sorprendido la fotografía de la película? A mí me resulta fascinante…

S: Estoy sorprendido, al igual que tú.

J: Absolutamente. Y la música, que te lleva por toda la película con maestría. 

Saturnino, para terminar, ¿le costó aceptar el papel?

S: No. Primero Liz Lobato me contó la historia y me dijo que quería que yo fuera Rosario. No me costó nada aceptar este papel. Y en cuanto a que el papel implicara interpretar a una mujer, creo que no hay nada más distante de una mujer que un hombre, ni hay nada más cercano a una mujer que un hombre. Cuando hay distancia entre un hombre y una mujer, ahí nace el problema que existe ahora que es el machismo, que no es más que un problema de educación.

Jorge G. Leguina