BILLY WILDER ME DIJO: «YOU’RE GONNA WIN!» ENTREVISTAMOS A FERNANDO TRUEBA
Siempre es un honor hablar con uno de los grandes del cine español como es Fernando Trueba, un director que empezó siendo crítico de cine para el periódico El País y La Guía del Ocio tras finalizar sus estudios en la Facultad de Ciencias y la Información. En su filmografía encontramos éxito tras éxito, habiendo incluso llegado a ganar un Oscar en 1993 por Belle Époque.
Uno de sus grandes éxitos fue La niña de tus ojos (1998), y ahora llega La reina de España, un reencuentro de los personajes de la película de 1998 en un contexto histórico distinto.
Fernando, ¿por qué decidiste volver a contar una historia sobre los personajes de La niña de tus ojos?
Pues porque quiero mucho a este grupo de actores y, además, aquel rodaje fue una especie de experiencia irrepetible que te ocurre en la vida. Una experiencia maravillosa donde disfrutamos, nos queríamos, reíamos… Yo creo que eso provocó que se me fueran ocurriendo ideas sin yo a priori estar pensando en hacer otra. No sé colocar en el tiempo cuándo surgió, porque son muchos años. Pero quizás el germen de todo está en que la gente me preguntaba si Fontiveros moría o no al final. Yo sé lo que pasa en la película, pero lo que ocurre antes o después… yo eso no lo he escrito y por eso lo desconozco. Eso dejaba a la gente en la misma situación de vacío, y ahí empecé a pensar más allá y afirmando que sí lo mataban. Luego empecé a reflexionar si a un director de cine realmente le matarían. Si estuviera implicado en una conspiración para matar a Hitler, sí, pero en la situación que planteábamos en La niña de tus ojos no, sino que lo meterían en la cárcel. Ahí pensé en su vuelta, pero sin tener en mente la película, sino qué le ha ocurrido a ese personaje haciendo una especie de proyección, de hipótesis. Pensé que, como España está en guerra, se olvidan de él y empieza la Segunda Guerra Mundial, y entonces a un español que está ahí en la cárcel como tantos gitanos y judíos lo mandan a los campos. A partir de ahí desaparece para las personas de aquí, para su familia, para la profesión. La solución más lógica es que muriera allí, pero si sobrevive volvería a España. Al desaparecer tanto tiempo le han dado por muerto, y su mujer, que se menciona en La niña de tus ojos, anula en el Tribunal de la Rota el matrimonio y así ella se vuelve a casar. Al volver él, yo pensé que sería muy buena idea que ella se hubiera casado con un jerarca del franquismo, así que regresa y lo tiene crudísimo, porque lo van a querer hacer desaparecer. Pues ese hilo fue el principio.
¿Y el resto de personajes han evolucionado?
Con respecto a los demás personajes, Macarena se ha ido a Hollywood, ha tenido éxito y le ha ido muy bien, como a Ingrid Bergman, Hedy Lamarr, Sofia Loren… Se ha casado y se ha separado, ha ganado un Oscar… Así es como poco a poco me fue saliendo y se me empezaron a ocurrir historias de los demás. Me imaginaba a Rosales en plan Margarita Xirgu, que estaba haciendo Lorca por México y Sudamérica y un poco escapándose de todo esto. Los otros han seguido trabajando más o menos como podían. Todo esto se iba haciendo solo.
¿Puede hablarse de la nostalgia de un cine que ya no se hace?
Más que nostalgia lo veo como un deseo de hacer una película de esas que ibas de pequeño al cine a pasártelo bien, sabiendo que el séptimo de caballería llegará y salvará a la chica y todas estas cosas.
¿Has querido desmarcarte en algo especial en La reina de España con respecto a La niña de tus ojos?
Por un lado, he querido que todos estos personajes se reencuentren y vivan otra aventura alrededor del rodaje de otra película. Sin embargo, quería que fuera una película independiente al mismo tiempo, es decir, que la pudiera ver sin problema alguien que no hubiera visto la primera, aunque lógicamente el que sí la ha visionado le saca más cosas. Y sobre todo, lo más importante es que el espectador ve el paso del tiempo en los personajes: la manera de andar, el cuerpo… Todo. Es como cuando miras un álbum de fotos y ves el tiempo que va pasando. Esto es algo muy bonito cuando el cine lo puede hacer.
En La reina de España vemos caras de la anterior película, pero también nuevas incorporaciones, como por ejemplo el actor internacional Mandy Patinkin.
Para mí Mandy Patinkin es Íñigo Montoya, un personaje inolvidable en La princesa prometida, y también Ragtime, de Milos Forman. Además, es un tío que ha estrenado en Broadway un buen puñado de musicales. Yo buscaba un actor al que yo me creyera como un escritor, y eso no es nada fácil. Encontrar a un actor guapo para hacer de policía cualquiera puede hacerlo, pero uno que haga de escritor intelectual es difícil, hay pocos actores a los que te creas. Por ejemplo, mi amigo Jeff Goldblum, que está en los parques jurásicos, aparte de que es un actor maravilloso y cojonudo, es de los pocos en Hollywood del que te puedes creer que es matemático. De Jeff te puedes creer que esté hablando de alta matemática. También estaba Philip Seymour Hoffman, del que también te lo esperas.
Parte del rodaje ha sido en Budapest. ¿A qué se debe el no rodarla íntegramente en España?
Yo tenía una necesidad de dirección que era encontrar un estudio como los que había en Madrid de los años 50 (CEA, Sevilla Films…). Estudios pequeños, modestos, blancos… En La pareja feliz, de Berlanga, al principio se ven los estudios de la CEA, y eran en los que más pensaba, pero solo tenía fotos, ya que todo se ha destruido. Al no quedar ni uno de esos estudios, buscando, empezamos a mirar un estudio que tuviera ese aire de los estudios madrileños, no uno gigantesco, sino algo más humilde. Primero empezamos por Buenos Aires, pero luego lo encontramos en Hungría. Es un país que da muchas facilidades para un rodaje. Así que yo encontré lo que quería y producción encontró un país que te ayuda con respecto a desgravaciones por rodar allí. Ello hizo que la película fuera posible, por eso van ahí los franceses y los norteamericanos a rodar tantas veces.
Carlos Areces resulta una guinda perfecta para el final. ¿Pensaste en él como Franco desde un principio o barajaste más nombres?
En primer lugar hice una lista de dos o tres actores que yo pensaba que podían hacerlo muy bien, pero rápidamente me decidí por Carlos. Le pedí que no hiciéramos caricatura, que no fuera una parodia de televisión en la que se estuviera imitando a Rajoy, sino que fuera más real, pero dentro del código de comedia. Solamente hay un aspecto de Franco que podemos catalogar como positivo (o por lo menos simpático para mí), y es que le gustaba el cine. Era muy cinéfilo, tenía una sala de proyección y veía películas. Este aspecto es la única cosa buena que he sabido de él.
¿Habrá un tercer encuentro?
Jugamos a veces a hablar de ello, de cómo sería, en qué época lo haríamos… Yo digo, vamos a esperar unos años y a ver si seguimos todos aquí, que eso es lo primero que ha resultado ser cierto milagro, porque hay algunos que no están de la primera película, como Antoine Duhamel, el músico, o Pierre Gamet, el ingeniero de sonido que era un hermano para mí. No está Juan Luis Galiardo, pero, de todas formas , si estuviera no lo habría incluido, porque el embajador de Berlín no pinta nada en Madrid. María Barranco también hacía de embajadora en la primera película y, aunque la adore, no la podía meter en esta. Al explicarle yo la imposibilidad de incluir a su personaje, ella me dijo: «Pues decimos que me he separado y que me he hecho puta». (Risas) Me da mucha pena que no esté en La reina de España, pero me parecía muy forzado.
En 1993 ganaste el Oscar por Belle Époque. ¿Qué necesitamos para volver a ganarlo?
Una buena película y suerte. (Risas) Es muy difícil, porque ten en cuenta que se presentan 100 países cada año. Ya estar entre las nominadas es un mundo. En mi caso, cuando hicimos Belle Époque no éramos la favorita, lo era Adiós a mi concubina, de Chen Kaige, y todo el mundo, incluyendo la crítica, la ponía como ganadora, estando los demás casi como figuración. La única persona que me dijo «You’re gonna win!» («¡Tú vas a ganar!») fue Billy Wilder. Me lo dijo unos días antes de la ceremonia, estando allí en su oficina. Yo le dije que la favorita era la de Chen Kaige, a lo que me replicó: «Hmmm… One hour too long.» («Le sobra una hora»). Y fíjate todo lo que pasó. En cambio, cuando hicimos Chico y Rita, todos nos daban de favoritos, ¡hasta la revista People! Y ganó una de la Paramount porque tenía un poderío más grande. Pero el hecho de que Mariscal y yo estuviéramos allí era una maravilla ya: la primera película española nominada en cine de animación. Nos lo pasamos de puta madre. Además, queremos volver a hacer otra juntos de animación.
¿Cuáles son tus próximos proyectos?
Tengo un guion acabado que no sé si será el próximo, estoy explorando esa posibilidad, y a la vez quiero empezar otro guion para el proyecto de animación con Mariscal del que llevamos años hablando. Pero tengo un guion acabado, que en realidad es un thriller romántico, una película muy de atmósfera que empieza siendo muy luminosa y muy clara y acaba siendo muy oscura y negra.
Ha sido un placer, Fernando, y suerte con la película.
¡Gracias a vosotros!
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