EL OTRO CINE: EL VIAJE DE BETTIE
La actriz y directora francesa EMMANUELLE BERCOT (LOS INFIELES, BACKSTAGE) realiza una exploración sobre la necesidad de reinventarse a cualquier edad. Para ello recurre a la veteranía de una actriz como CATHERINE DENEUVE (BELLA DE DÍA, TRISTANA, INDOCHINA) que, aunque con una interpretación irregular, nos muestra momentos de brillantez.
Bettie es una mujer madura cuya vida se encuentra en un momento de inestabilidad en el que todo parece desmoronarse. En una situación de desbordamiento la gota que colma el vaso puede convertirse en un revulsivo que libera o hunde. EMMANUELLE BERCOT se plantea esta situación de ruptura en una edad en la que los cambios son difíciles. Utiliza la película como una búsqueda, “una respuesta a esta preocupación”, que pudiera tranquilizar y dar esperanza.
El guión parte de un desencadenante original, sutil y espontáneo: en mitad del trabajo en el restaurante que regenta y que irremediablemente va a la bancarrota, Bettie necesita irse un momento, un segundo en el que decide escucharse a sí misma y actuar sin mirar nada más, ha roto los límites de la resignación. Y el primer paso, auténtico por prosaico, será volver a fumar (como dice CATHERINE DENEUVE “es una apología del tabaco”). La búsqueda de un cigarro en domingo le llevará a un viaje de liberación a través de una cadena de decisiones tomadas desde el corazón.
La película se convierte en una peculiar road movie tanto física como emocional que le hace avanzar en su interior y le enfrentará a todos esos aspectos que van quedando sin resolver. Las relaciones sentimentales, el pasado, las relaciones con su hija y su nieto (maravillosamente interpretado por NEMO SCHIFFMAN, hijo de la directora)… le descubren la manera de ser feliz. Pero es este aspecto donde la historia se deja llevar por un irrealismo autocomplaciente tan habitual en los relatos contados desde la óptica femenina: Bettie es en realidad fantástica, gusta a todo el mundo, el hombre ideal con la casa ideal y la vida ideal le estaban esperando a la vuelta de la esquina. Los problemas con su hija, su nieto y su madre se simplifican hasta tal punto que apenas se perciben como reales. Acaba cayendo en la trampa de la fantasía de manera que su exploración sobre “si es posible rehacer la vida pasados los sesenta” se contesta a través de “como le gustaría a cualquiera que fuera la vida si tuvieran que empezar de cero”. Demasiado perfecto para ser cierto.
Una de las aportaciones más interesantes que encontramos en la película es la intervención de actores no profesionales. Dotan al relato de una naturalidad y realismo que contrasta con la propia historia y proporcionan a su vez las actuaciones más brillantes de CATHERINE DENEUVE, que parece conseguir quitarse la máscara de frialdad y distanciamiento que tanto la caracteriza. Impresionante el momento en que espera ansiosa a que un anciano de un pueblo le líe un cigarro mientras le cuenta de forma espontánea su historia de amor.
Es un relato para el lucimiento de la actriz y en ocasiones se nota en exceso, pero consigue contarnos una historia interesante, llena de ternura y con final de cuento. La dinamicidad de su narrativa y la delicadeza en la exposición hacen que no pretenda cuestionar ni violentar, sino complacer al espectador, limitando sus propósitos a aportarnos únicamente una dosis de optimismo irreal.
LO MEJOR:
- Las interpretaciones de actores no profesionales que aportan naturalidad y consiguen sacar lo mejor de CATHERINE DENEUVE
- La dinámica de la historia en constante movimiento
- El original y sencillo punto de partida
LO PEOR:
- Cae en el optimismo fácil y no responde a ninguna pregunta de las que plantea
- El papel de CATHERINE DENEUVE es irregular y en ocasiones está dominado por la frialdad y la inexpresividad
Marina Calvo