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DOM HEMINGWAY

 

DOM HEMINGWAY. Crítica. Cine y estrenos en EL PALOMITRÓN.

 

Irreverente, cautivadora, provocativa,… genial. Atrevida des del primer fotograma, no dejará indiferente a nadie. Imágenes impactantes y un lenguaje encantadoramente grosero conforman un film sorprendente, que será la delicia de más de uno. Pero también que no les engañen las 5 estrellas, esta no es una película apta para todos los públicos; no es para niños, no es para sensibles, no es para los que buscan una película al uso.

DOM HEMINGWAY, interpretado por un JUDE LAW en plena forma, es un ladronzuelo que cumple condena por no haber querido delatar a su jefe. Tras doce años entre rejas, llega la orden de liberación y va a cobrar sus deudas. En ese momento empieza una serie de rocambolescas desdichas, que le obligarán a hacer un monumental viaje interior. Desastre tras desastre, deberá decidir que es lo más importante en su vida y replantearse su entera existencia. Dinero, sexo, drogas y todos los tabús sociales habidos y por haber, saldrán a flote dejando al descubierto unos personajes en los que su carácter de antihéroe será uno de sus mayores encantos. El compañero de viaje de DOM será su inseparable amigo DICKIE (RICHARD E. GRANT) que intentará llevar algo de coherencia a la errática vida que lleva. Trabajo arduo, pero con una dosis de desesperación y comedia más que gratificante.

 

DOM HEMINGWAY. Crítica. Cine y estrenos en EL PALOMITRÓN.

 

RICHARD SHEPARD dirige y escribe esta película y ratifica la sabia decisión de la legendaria BBC por fichar nuevos talentos de todo el mundo y no sólo del propio país. Nacido en Nueva York y sin tener un extenso currículum a sus espaldas, demuestra una admirable firmeza y un gran conocimiento del jardín en el que se adentra con esta obra. Muchos son los elementos que conectan este film con BRONSON y no es casualidad. A parte de los renovadores aspectos visuales que comparten, también sobresale la interpretación y, sobretodo, la construcción de los personajes. JUDE LAW está, simplemente, brillante. Es escalofriante ver lo mucho que ha entendido de su personaje. LAW desaparece por completo para que cada uno de sus gestos, de sus palabras, de sus miradas sean puro DOM HEMINGWAY. Pero nada de este impresionante trabajo del actor inglés sería posible sin la joya que representa el personaje en si mismo. Barriobajero y malhablado como pocos, es la versión mejorada y madura de los atracadores de poca monta de ROCK’NROLLA. Más que recomendable ver esta película en Versión Original (en caso de que se pueda, claro) para deleitarse con el exquisito acentazo cockney que se marca el amigo LAW; espectacular.

 

DOM HEMINGWAY. Crítica. Cine y estrenos en EL PALOMITRÓN.

 

La acción, tras un tronchante episodio en la campiña francesa, se centra principalmente en la capital británica y nos ofrece un paisaje veraz y fidedigno de la urbe londinense. No sólo sorprenderá la historia, la interpretación o la construcción de personajes, también lo hará una estética impactante y efectiva que se atreve a romper los convencionalismos y jugar con colores y espacios. Una imagen que se acerca más a la tradición colorista del galés GREENAWAY (EL COCINERO, EL LADRÓN, SU MUJER Y SU AMANTE), que a la hiperrealista de TOM HOOPER (EL DISCURSO DEL REY) (junto con el underground a lo LOACH, las grandes opciones del cine anglosajón). Cada escena y cada momento tienen su luz y su ambiente propio. Si muchos adoran y veneran el trabajo del genio WES ANDERSON por la inocencia de sus imágenes, que aportan una renovación total a la estética aniñada, también se debería reconocer el mérito de esta obra. Si ANDERSON es la infancia, DOM HEMINGWAY es pura adolescencia. Contundencia, radicalidad y las dulces incoherencias que, de un segundo a otro, nos llevan de la madurez más absoluta, a la más completa puerilidad: una estética rebelde y contundente.

Historia, actores, estética… Todo en esta producción es una prueba inequívoca de la enorme y envidiable salud de la que goza la narrativa en el Reino Unido. El LIONEL ASBO de MARTIN AMIS o el RESIDUOS de TOM McCARTHY son dos simples ejemplos de la nueva novela británica que inspiran sobremanera a SHEPARD en esta aventura cinematográfica. Una de las grandes características que define este nuevo movimiento son los personajes con espíritu perdedor; todos tienen momentos de opulencia y lujo, sí, pero su naturaleza no es esa, su naturaleza es un desastre. Tanto en literatura como en cine, se da importancia suma a los espacios y a la relación que los personajes crean con ellos, pero seguramente serán las sacudidas casi surrealistas lo que quedará en la retina del espectador (o lector). DOM HEMINGWAY, película y personaje, golpean, golpean y golpean sin parar. Toda una maravilla.

 

LO MEJOR:

  • JUDE LAW en uno de sus mejores papeles.
  • La impactante propuesta estética y lo bien que se amolda al guión.

LO PEOR:

  • Un final con algo menos de intensidad que el resto.

Adrià Naranjo

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