CRÍTICA: VASIL
ANTECEDENTES
Avelina Prat, es arquitecta de formación, y se dedica al cine desde hace casi veinte años. Ha sido script en más de una treintena de largometrajes junto a directores como Fernando Trueba, Cesc Gay, Manuel Martín Cuenca o Javier Rebollo. Da su salto a la dirección a través de su primer largometraje: Vasil, una íntima ópera prima junto al actor búlgaro Ivan Barnev, que se ha unido a la directora en esta coproducción España-Bulgaria.
LA PELÍCULA
Es un tema recurrente en el cine de los últimos años el tema de la inmigración en nuestro país. A veces como foco principal del desarrollo de la película y otras veces como una triste realidad que sirve de telón de fondo para contar otra historia. Si bien es cierto que el cine ha acostumbrado a centrarse en la inmigración procedente de África, y en ocasiones la ha tratado con cierta estigmatización.
Vasil (Ivan Barnev), narra la historia de un inmigrante de los Balcanes, que llega a la vida de Alfredo (Karra Elejalde) de manera inesperada. Alfredo no ve más remedio que ayudarle, permitiéndole dormir en casa para evitar que Vasil duerma en la calle. Poco a poco el intolerante Alfredo irá construyendo con el búlgaro algo parecido a una amistad, a través de las historias que ambos se cuentan y por medio del ajedrez, una afición compartida.
Vasil de Avelina Prat ha ejecuta una película sensible sobre la realidad que sufren los extranjeros en España, cómo la administración los ignora y la manera en que la gente los criminaliza o discrimina. Sin embargo, la película no cae en el sentimentalismo, sino todo lo contrario, llegando en ocasiones a arrancar más de una sonrisa. Es un film plagado de pequeños detalles y escenas cotidianas que aportan gran autenticidad al desarrollo de la historia. Un desarrollo guiado, por otra parte, por estupendos y bien escritos diálogos, que sin duda son lo mejor de la cinta.
A nivel de dirección, la película se compone de largos planos que resuelven escenas completas. La cámara enfrenta en el mismo cuadro a dos personajes huyendo del clásico plano-contraplano. Los movimientos de cámara van desde planos fijos a sutiles panorámicas que muestran el lugar de los personajes en el espacio. En general asistimos a una fotografía lenta, sensible e intimista, muy común ya en otras películas de su director de fotografía Santiago Racaj.
Vasil, además de esto cuenta con un diseño de sonido sutil, que acompaña a los personajes y que envuelve al espectador y que es en parte responsable de que concibamos las escenas de la película de un modo tan cercano.
ELLAS/ELLOS
Ivan Barnev y Karra Elejalde tienen buena química y forman una pareja que dota al relato de una ternura y una simpatía especial. Susi Sánchez y Alexandra Jiménez a pesar de sus pequeños papeles, consiguen contribuir con su interpretación a hacer crecer esta historia.
LA SORPRESA
Sería el propio Vasil, que no deja de sorprender al espectador y al propio Alfredo con cada talento nuevo que deja descubrir
LA SECUENCIA/EL MOMENTO
Aquella en la que Vasil le cuenta a Alfredo la historia del sordo y la nieve. O cualquiera de las que comparten los dos amigos jugando al ajedrez, pues en esas secuencias es cuando ambos personajes estrechan su relación.
LO MEJOR
- Los diálogos, que hacen que la historia avance con total naturalidad y calma
- Los actores, que interpretan sus papeles con pasmosa facilidad
- El diseño sonoro, sutil y elegante.
LO PEOR
- Se echa de menos algún giro hacia el final, que resulta demasiado abrupto
- Nos quedamos con ganas de profundizar más en el personaje de Vasil
Pablo Sánchez