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CRÍTICA: TRES VERANOS

ANTECEDENTES

Con una amplia y variada trayectoria (desde el vídeo, pasando por la televisión, hasta el cine)  a sus espaldas, Sandra Kogut nos devuelve en su nueva película la cara más amarga de Brasil. Una mirada a la corrupción, a la lucha de clases, y a la decadencia social y política de un país entre 2015 y 2017, fraguada a través de la estampa de tres veranos en la mirada de la trabajadora doméstica Madá y el resto del servicio. Una comedia negra de clara intención dramática que sacude un momento histórico a través de una realidad mínima, la cual tuvo que retrasar su estreno en nuestro país prácticamente un año. La película estuvo presente en la edición 23 del Festival de Málaga. Cine en español, ganando los premios a la mejor actriz (Regina Casé) y el premio de la Crítica, así como en el festival de la Habana, ganando el premio al mejor montaje. Hace unos días recibió la nominación al Platino Iberoamericano a la mejor actriz protagonista para Regina Casé, en unos galardones que se celebrarán en otoño, mientras tanto, podremos disfrutar del estreno de esta interesante propuesta el próximo 6 de agosto.

LA PELÍCULA

Desde el minuto uno, en el que nos adentramos en esta propuesta, se visibiliza el valor de la experiencialidad en consonancia con una discursiva sociopolítica. Así es, estamos en la casa de una familia de gente apoderada en una zona rica de Brasil, la mirada es Madá, una mujer soñadora y risueña, pero con firme espalda de dolor, que con su troupe del servicio nos acompaña en la mirada a un entorno y unas vivencias que muestran ya tensiones, desde la celebración y el auge de un determinado estilo de vida. Las diferencias de clases, los juegos sucios de una clase poderosa, y la inopia casi inocente de unos trabajadores conjugan un primer acto que va a determinar el juego escénico y discursivo de la propuesta. Una película en tres actos, 2015, 2016 y 2017, síntoma de la eclosión de un país en 2018. La primera parte advierte las tensiones en la celebración, la segunda es el derrumbe de ese poder y la tercera, el aprovechamiento de esa clase baja ante el desierto de poder. Posiciones que llevan al derrumbe del sistema, y que determinan un juego entre lo íntimo y lo social.

Sandra Kogut mueve los encuadres, los agita, los imprime de esa tensión que se evoca en los rostros, las miradas, los gestos. Es el principio del fin, un fin que atisbando una calma, persigue una última ola de arrase. Y así lo vemos en Madá, mujer confiada, ilusionada, y luchadora, y no es para menos, tras su tragedia personal y la necesidad de reinventarse y superar las adversidades, una y otra vez. En ella obtenemos el valor de la humanidad, y el deseo de prosperidad para aquellas personas buenas, que a pesar de las dificultades, y del desajuste sociopolítico de un país, siguen adelante con absoluta honestidad. Ellos son el ápice de esperanza de un cuento bañado de humor negro, que de vez en cuando saca su látigo más firme y dramático, para desentrañar los dolores humanos. Fijándonos en la continua ilusión de esa carismática mujer llamada Madá.

Su realizadora lo defiende con solvencia, y el ejercicio resulta dinámico e interesante desde el minuto uno. Sin embargo, no hay una comunión precisa entre los tres actos, la película baila excesivamente en torno a unas ideas claras que no terminan de encontrar un desarrollo envolvente, más allá de ciertas secuencias de escape. Es una película imprecisa, a veces superficial, pero que tiene la virtud en su pulso, en su capacidad de mantener las energías y ritmo de una narración muy envuelta en la experiencia, y que otorga la mayor de las valías a la extraordinaria interpretación de Regina Casé, magnética composición capaz de inundar de humanidad cada uno de los rincones de una propuesta rabiosa en actualidad, pero ciertamente mejorable en sus derivas más cinematográficas.

ELLOS Y ELLAS

El valor coral del reparto funciona con absoluta credibilidad y destreza, pero las alabanzas se concentran en el extraordinario trabajo repleto en matices y humanidad de Regina Casé que otorga absoluta verdad a Madá en una composición absolutamente memorable.

LA SORPRESA

La sorpresa del film reside en su enlace entre un ejercicio experiencial de cotidiana realidad, y la definición sociopolítica de un país, siendo preciso desde el minuto uno, pero hirviendo poco a poco hasta los latigazos finales.

LA SECUENCIA/EL MOMENTO

Sin duda, hacia el final de la cinta, es extraordinaria la secuencia de apertura emocional sobre sus secuelas pasadas del personaje de Madá, un momento repleto de dolor en la mirada de una mujer luminosa y siempre risueña. Su dolor nos ayuda a entenderla y quererla en este ejercicio de reflexión sobre el valor humano. Extraordinaria la defensa interpretativa, como ya se ha mentado, de la actriz Regina Casé.

TE GUSTARÁ SI…

Si aprecias las propuestas que combinan cotidianidad y realidad sociopolítica de manera orgánica.

LO MEJOR

  • El extraordinario trabajo de Regina Casé.
  • El pulso de Sandra Kogut para adentrarse en las vivencias cotidianas de estos personajes.

LO PEOR

  • La falta de ensamblaje entre los tres actos.
  • La necesidad de dirección y profundidad en lo que se está contando.

Alberto Tovar

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