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CRÍTICA: COLZA, LO INVISIBLE

LOS ANTECEDENTES

Hospitales colapsados, una enfermedad desconocida que tuvo en jaque a sanitarios y trajo de cabeza a la población. ¿Nos recuerda a algo? El 1 de mayo se cumplen 40 años de una de las mayores crisis sanitarias de nuestro país: la denominada neumonía atípica, más popularmente conocida como el síndrome de intoxicación por aceite de colza. Tomando como punto de partida un artículo de prensa de Julio Martín Alarcón, Alberto Rull dirige Colza, lo invisible, un documental que conmemora el cuadragésimo aniversario del mayor envenenamiento de la historia de España, y que rinde homenaje a todas las víctimas y sanitarios que lo padecieron en primera persona.

LA PELÍCULA

Corría la primavera del año 1981, nos narra la voz de David Carrillo (inolvidable Ron Weasley en el doblaje español de la saga Harry Potter) al más puro estilo de Carlos en un capítulo de Cuéntame cómo pasó. El Doctor Juan Casado del Hospital Niño Jesús de Madrid empezó a ver cómo desde la primera víctima, un niño de ocho años fallecido el 1 de mayo, se fueron sucediendo sin pausa los ingresos de más niños, y posteriormente también de adultos, todos ellos presentando un cuadro clínico similar: tos, mocos, sarpullidos, dificultades respiratorias…en fin, una suerte de síntomas comunes cuyo origen se desconocía, y por consiguiente, también la forma de tratarlos. Nos lo cuenta el propio Doctor Casado, que en aquella fatídica primavera dejó los cuidados intensivos para atender a estos pacientes e investigar acerca de la enfermedad junto a un equipo muy reducido de compañeros de profesión.

A través del relato de su experiencia, Juan Casado ejerce de guía en Colza, lo invisible, pero él no es ni mucho menos el único protagonista. El documental de Alberto Rull y David Chaumel está poblado por médicos, enfermeras, supervivientes del síndrome, periodistas…pues todos ellos componen el rostro visible y plural de la crisis tóxica. Desde la primera muerte hasta el epílogo, la cinta va avanzando en capítulos bien diferenciados por la progresión y desarrollo de ese brote que comenzó en la localidad de Torrejón de Ardoz, fue extendiéndose a más lugares de Madrid, y finalmente llegó a convertirse en una epidemia que afectó entorno a una decena de provincias españolas en cosa de mes y medio.

Colza, lo invisible es la conmemoración de un triste aniversario, pero además llega en un momento de lo más necesario y pertinente. Nos hallamos inmersos desde hace más de un año en la crisis del Covid-19, una pandemia sin precedentes de la que desgraciadamente aún no se vislumbra el final. En un contexto como este, Colza, lo invisible se convierte en un soplo de esperanza. La labor encabezada por el Doctor Casado y su equipo, quienes consiguieron llegar al origen de la enfermedad aun teniendo que enfrentarse al Ministerio de Sanidad para contradecir la errónea consideración infecciosa del síndrome, es inspiradora. Su labor, su persistencia, y la dedicación plena a luchar por la vida de sus pacientes, sirve de ejemplo y alienta a seguir manteniéndonos fuertes, pues todo llega y todo pasa, y el esfuerzo colectivo es la piedra angular del proceso.

Colza, lo invisible Doctor Juan Casado

LA SECUENCIA / EL MOMENTO

El broche final del documental, tan inesperado como emotivo.

LA SORPRESA

Todos hemos oído hablar en mayor o menor medida sobre lo que cuenta Colza, lo invisible, y sin embargo, el documental demuestra que hay mucho olvidado, y mucho por recordar. Por ejemplo, son realmente impactantes las cifras de personas afectadas por SAT (síndrome del aceite tóxico) en la actualidad, así como saber más sobre las secuelas que los acompañan desde 1981. E igualmente curioso es reencontrarse con una realidad que en cierto modo recuerda tanto a la situación que estamos viviendo.

Colza, lo invisible documental

TE GUSTARÁ SI…

Si quieres tener una visión completa y pormenorizada de lo que realmente ocurrió con el aceite de colza en España a principios de los ochenta.

LO MEJOR

  • La cinta nos acerca a una realidad de la que tal vez no sabíamos tanto, y lo hace contando con sus protagonistas más directos.
  • El visionado deja en el espectador un poso de esperanza muy de agradecer en los tiempos que corren.

LO PEOR

  • La problemática del aceite de colza dio lugar a múltiples teorías que quizás hubiera sido de interés matizar en el documental.

 

Aitziber Polo

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Criminóloga con sueños de directora. Pisé el cine por primera vez a los dos años. Con siete vi cómo un cocodrilo gigante se zampaba una vaca entera de un bocado en Mandíbulas, y empecé a leer a Stephen King (y así me he quedado). Mi película perfecta tendría guión de los Coen, banda sonora de Zimmer + Horner y plotwist made in Shyamalan.