CRÍTICA: CARLITOS Y SNOOPY: LA PELÍCULA DE PEANUTS
Con esta versión cinematográfica de PEANUTS (CHARLES M. SCHULZ, 1950), sus lectores adultos, más fieles y genuinos, tendrán una divertida oportunidad para presentar a los más pequeños de la familia a sus protagonistas, Carlitos y Snoopy, aquellos personajes con los que muy probablemente se sientan identificados de forma atemporal. Un Carlitos que siempre nos recuerda, sea cual sea nuestra edad, que no estamos solos en nuestra torpeza o vulnerabilidad, y un Snoopy cuya sagaz ternura es capaz de sacarnos una sonrisa en el peor de los momentos. Quizá no ocurre lo mismo con los Carlitos y Snoopy de la gran pantalla, y por eso comenzamos nuestra crítica con esta propuesta familiar y especialmente infantil.
En esta ocasión, nuestros queridos personajes cuentan con nuevos volúmenes y texturas en su animación, pero también con caracteres y experiencias más cercanas a la educación en valores para niños de entre 3 y 7 años. Respecto a la animación, es uno de los aspectos más llamativos y disfrutables de la película: querremos acariciar la piel de peluche de Snoopy, y jugar con la nieve brillante y mullida del jardín de Carlitos, al tiempo que sentiremos que los trazos irregulares de los rostros de cada personaje se dibujan en tiempo real como si fueran bocetos vivientes. Una combinación magnífica que logrará absorber tanto a abuelos como a padres, adolescentes o niños.
Sin embargo, quizá sean estos últimos quienes más reciban de esta nueva experiencia del legado de los SCHULZ, bajo la dirección de STEVE MARTINO (HORTON, ICE AGE 4: LA FORMACIÓN DE LOS CONTINENTES), quien ha expresado en sus entrevistas que una de sus intenciones con la película, además de que sirviera como disfrute familiar, era que tuviese una función pedagógica. Para ello, MARTINO intenta reflexionar sobre valores como el éxito o el fracaso de un modo quizá algo tardío respecto a la nueva tendencia, sobre todo impulsada por Disney, que fomenta el amor propio, el derecho a la diferencia, la autosuficiencia o la aceptación como valores opuestos a los de antaño; valores que han ido demostrando ser más saludables para el desarrollo infantil y preadolescente en los tiempos que corren.
En este punto, Carlitos no abandona su esencia de chico tierno y aparentemente débil, con su mala suerte acompañándole a donde vaya, y a la vez brindándole oportunidades para crecer en esa bondad, compasión y paciencia que le caracterizan. Precisamente estos tres valores son los que finalmente emergen y enorgullecen tanto a Carlitos como al resto de sus amigos: todos olvidan sus ideas erróneamente aprendidas sobre el éxito y celebran el triunfo del corazón amable y bondadoso de Carlitos. Sin embargo, este es el principal punto negativo de la película: Carlitos acepta su triunfo porque los demás se lo validan. Por lo tanto, el valor transmitido, o la pedagogía final, continúa lejos del revolucionario “Let It Go” de FROZEN, con el que se invita a los niños a ser ellos mismos sin necesidad de complacer a su entorno.
Por todo lo demás, es una cinta muy divertida, con un Snoopy terriblemente gracioso y mordaz. Quizá el retrato social del colegio se quiere acercar demasiado rápido a lo institucional, pero conserva, con equilibrio, la inocencia de la niñez más pura, la misma que vibrará ante la pantalla cuando Carlitos vuele su cometa, cuando todos los niños salgan a jugar a la nieve o cuando Snoopy y su compañerito amarillo Woodstock se enreden en sus aventuras.
LO MEJOR:
- La técnica de animación, que conserva el trazo desenfadado original del cómic.
- Snoopy en toda su esencia: divertido, provocador y amoroso por igual.
LO PEOR:
- Los adultos perderán de vista el carácter intergeneracional del cómic.
- Los roles de género o los valores obsoletos ya superados en las últimas películas pedagógicas de animación parecen querer quedarse donde estaban unos años atrás.
Blanca Álvarez
¿Que «Let It Go» es un tema revolucionario?
Un consejo: Acuéstate y apaga la luz.
¿Pero qué revolucionario ni qué tres cuartos? ¿Sabes lo que es la ‘fórmula del éxito’ terriblemente usada en la industria musical desde que se la considera industria? ¿Sabes que el tema «Let It Go» se fundamenta en esa fórmula? ¿Cómo narices va a ser eso revolucionario?
La peor canción que ha dado la industria musical… ¿REVOLUCIONARIA?
Suficiente Internet por hoy…
genial crítica!
Buenas tardes Snoopy, y gracias por su comentario. El calificativo «revolucionario» no se refiere a la calidad musical de la canción LET IT GO. Es un recurso literario llamado sinécdoque, a través del cual, un parte de un elemento se utiliza para representar el todo. En este caso, yo utilizo las palabras LET IT GO para representar todo el concepto que contiene el cambio de paradigma (el cual si es revolucionario) en los valores de los personajes Disney, a partir de la película FROZEN, ya que fue ésta la que más repercusión tuvo al respecto. Muchas gracias