PAULA PALACIOS, DIRECTORA DE CARTAS MOJADAS: «LOS CUERPOS QUE NO LLEGAN NO CUENTAN, PERO MUEREN IGUAL»
El próximo viernes 9 de octubre llega a los cines Cartas Mojadas, una película documental sobre la migración en Europa. Algo que bien conoce su directora Paula Palacios, con una trayectoria de 15 años haciendo documentales tratando esta temática. El largometraje, que cuenta con la producción asociada de Isabel Coixet, ha obtenido el Premio del Público de la Sección Oficial de Documental de la 23 edición del Festival de Málaga. Hablamos con Paula Palacios, directora de Cartas Mojadas sobre la crisis que azota Europa desde hace tantos años.
Hay una pregunta que seguro que te hacen mucho, que es por qué otro documental sobre migraciones. En realidad quisiera hacerte la pregunta al revés: ¿por qué no se le dedica a este tema la importancia que tiene?
Paula Palacios: Llevo muchos años haciendo documentales sobre migración y escuchando esa pregunta. Y la respuesta es que el tema sigue vigente. De hecho ha ido de mal en peor, cosa que he querido mostrar, englobando los cinco últimos años de la migración en el Mediterráneo, con casos muy graves. Quería mostrar de qué huyen, las condiciones en las que huyen, y qué les hacemos cuando llegan a Europa. Todo en una película. Y que fuera dura, pero bonita de ver. Por eso quise contar con la ayuda de Isabel Coixet, que la avala y la presenta.
Yo también le doy la vuelta a la pregunta. Para mi la cuestión es cómo no hablar del tema, el tema está ahí. Y lo que no entiendo es que igual que ahora por fin nos estamos movilizando un poco por el cambio climático, con el movimiento Black Lives Matters… en Europa aún no nos hemos movilizado por el tema migratorio. No sé cuántos cadáveres tienen que aparecer en las orillas. Parece que a veces nos escandalizamos, como en 2015 con el cadáver del niño Aylan Kurdi en las costas de Turquía, y recordamos que es un tema importante. Pero como no sabemos cómo resolverlo, nos frustra a nivel social y lo dejamos de lado, porque se tiene que resolver a nivel gubernamental.
La cultura es imprescindible, pero hace tiempo que no creo que una película cambie la vida de nadie.
Has mencionado a Isabel Coixet, ¿Qué te ha aportado trabajar con ella?
Isabel me ha aportado muchos consejos con la experiencia que tiene, además de ayudarme a que el tema se visibilice en la gran pantalla y que sea un documental distinto. Para mi era muy importante que una cineasta se involucrase, para que no fuera un documental sobre migración más, sino una película de cine. Quería que los espectadores se olvidaran por momentos de que estaban frente a una historia real, con planos largos y bonitos, en el mar… para que la vuelta a la realidad fuera más chocante.
¿Qué hace falta para que Europa cambie su política migratoria, y qué papel tiene la cultura?
La cultura es imprescindible, pero hace tiempo que no creo que una película cambie la vida de nadie. Sí pienso que, poco a poco, muchas acciones, y por supuesto la cultura pueden acercar posturas, y también por eso es importante que gente como Isabel Coixet le de visibilidad. A nivel europeo, creo que deberíamos llegar al punto de querer salir a las calles para protestar, ese punto aún no ha llegado y me preocupa, porque creo que el cambio climático es muy importante, pero aquí hay cadáveres en las orillas. Que sepamos, desde hace 5 años, pero antes también había. Y en Libia siguen llegando prácticamente todos los días.
A nivel institucional, el dilema de gestionar la llegada de inmigrantes me parece muy difícil, y no tengo la solución. Pero hay situaciones que podrían resolverse porque las instituciones europeas saben de ello, como la trata de esclavos y torturas que ocurren en Libia. (…) Me impactó mucho en Trípoli un migrante que había estado dos años siendo torturado en Bani Walid, a 170 kilómetros de la capital libia. Me dijo: «Si hubiera una sola persona blanca en esta situación ya se hubieran movilizado». Y no es una sola persona, son miles de personas, mujeres, niños… y todo esto lo saben las instituciones.
El objetivo de los migrantes siempre va a ser volver a intentarlo: es o morir en el mar, o volver a intentarlo.
¿Qué es lo mas impresionante de trabajar con Open Arms y con los migrantes?
Aparte del rescate, lo que me parece más importante es que llevan siempre a bordo a periodistas o directores para que cubran la noticia. Con toda esta crisis sanitaria, en 2020 los datos van a decir que llegaron menos migrantes a Europa y que murió menos gente en el Mediterráneo, pero no lo sabemos. Mientras no haya gente en el mar viendo lo que pasa, probablemente hayan salido, hayan muerto y no lo sabemos.
Esa es un poco la conclusión, la gente que se muere y no se encuentran sus cuerpos, los desaparecidos. Las «cartas mojadas» son una metáfora de las cartas que no van a llegar, de esos cuerpos de gente que no va a llegar. Los cuerpos que no llegan no cuentan, pero mueren igual. Por eso es muy importante que Open Arms y otras organizaciones estén para rescatar pero también para contar lo que está pasando.
¿Sigues en contacto con los migrantes?
Sigo en contacto con una mujer que aparece en la peli, que sigue en Bani Walid. Ella ha conseguido salir de las torturas, aunque perdió a su bebé… Por suerte va a tener otro bebé. Ella lo dice en la peli, el objetivo siempre es volver a intentarlo. Es morir en el mar o llegar a Europa, pero no se van a quedar ahí. Por eso, que Europa financie a los guardacostas libios para retrasar el momento no sirve, ellos van a volver a intentar huir de ahí.