La religión es un componente muy importante en el ADN de Juego de tronos, y así lo hemos podido comprobar a lo largo de las últimas temporadas. La mayoría de los territorios de Poniente están educados en la Fe de los Siete, la cual rinde tributo y devoción al dios de las siete caras. Precisamente, uno de los rostros que posee esta deidad es el del Desconocido. La figura hace referencia a la muerte y a la incertidumbre de lo que está por venir. Y quizás sea ese el motivo por el que el Desconocido forma parte del título de este episodio, porque ya nos acercamos al ecuador de esta sexta temporada y porque este capítulo supone un avance significativo en las tramas que ofrece una visión de todo lo que puede llegar a suceder en los Siete Reinos. El Desconocido ha revelado gran parte del camino, y si vosotros también queréis conocerlo, tan solo deberéis seguir leyendo esta crítica. (¡Ojo! ¡Contiene spoilers!)

El Norte vuelve a estar en guerra. Pero antes de iniciar la batalla, hay que configurar los bandos. Por un lado, tenemos a Jon Nieve y a Sansa Stark. Sí, habéis leído bien. Tras seis temporadas, los hermanastros vuelven a reencontrarse en una de las escenas más esperadas por los fans de la saga. Un reencuentro que parece ser lo que necesitaba Sansa para espabilar y querer recuperar Invernalia, el honor de su apellido y cobrarse la venganza de todos sus familiares muertos. La chica ha pasado de ser la damisela en apuros a la guerrillera de Poniente en cuestión de dos minutos y una ducha. Jon, en cambio, ha necesitado lidiar con sus propios temores y recibir una carta de Ramsay Bolton con unas amenazas nada sutiles hacia sus hermanos para aceptar el reto. Melisandre también se alista en la batalla, mientras que Davos y Brienne tendrán que limar asperezas baratheonianas del pasado para consolidar la fortaleza del equipo, al menos anímicamente.

En el otro bando, Ramsay Bolton sigue disfrutando de su recién estrenado totalitarismo. Y lo hace con lo que mejor se le da: matando gente. La víctima de esta semana ha sido Osha, a la que ni siquiera hemos tenido tiempo de disfrutar tras su larga ausencia en la serie. La locura del nuevo señor de Invernalia es latente, tanto que puede llevarle a cometer errores en su futuro pero ya evidente cara a cara con Jon Nieve. Sin embargo, cuenta con dos ventajas respecto a su oponente: un ejército mucho más numeroso y uno de los pequeños Stark, cuya supervivencia cada vez está menos asegurada. Ambos bandos se están reforzando, pero, desgraciadamente, el nuevo Lord Bolton sigue siendo más poderoso.

Sin embargo, parece que alguien más puede ser determinante en la batalla por el territorio norteño. Y ese alguien no es otro que nuestro querido y odiado Petyr Baelish. Meñique hace acto de presencia por primera vez en esta sexta temporada para hacernos ver que sus tejemanejes políticos siguen siendo tan audaces como de costumbre. En esta ocasión, una visita a Nido de Águilas, un regalo a su sobrino en funciones Robin Arryn y un par de manipulaciones al noble Yohn Royce han sido suficientes para poner las tropas de los Arryn al servicio de los Stark en la guerra que está por venir. ¿Con qué intención? Desde luego, ninguna buena.

Donde también se están empezando a formar alianzas de cara a una guerra inminente es en Desembarco del Rey. A lo largo de toda esta temporada estamos viendo cómo la tensión entre los Gorriones y los Lannister aumenta, pero parece que la explosión está a punto de producirse. Cersei sabe que va a volver a ser juzgada; Margaery se resiste a repetir el calvario sufrido por la Reina Madre; Loras pide a su hermana que confiese la verdad y acabe con sus respectivos sufrimientos, y el Gorrión Supremo sigue embaucando a unos y otros con sus historietas religiosas. La capital del reino está patas arriba y todos los que viven en ella andan un poco perdidos, pero parece que todo esto terminará muy pronto. Porque si hay un refrán popular que se aplica en cualquier situación es el de «únete a tus enemigos y vencerás», y eso es lo que han pensado Cersei y Olenna. Los Lannister y los Tyrell volverán a unirse para salvar a los miembros de su familia y acabar con el fanatismo sectario de los Gorriones. ¿Saldrán todos ilesos en esta guerra civil? No está muy claro, pero estamos impacientes por presenciar el que será uno de los momentos cumbre de esta temporada.

Y de los conflictos bélicos y religiosos pasamos a las intrigas políticas. La primera de las que hemos podido ver en este capítulo ha tenido lugar en las Islas del Hierro. Theon Greyjoy ha llegado raudo y veloz a Pyke, lo suficiente como para apoyar a su hermana en el consejo que elegirá al nuevo rey próximamente. Lo cierto es que agradecemos que la serie devuelva un poco de importancia a una de las familias más maltratadas de Poniente en la adaptación televisiva, pero sus tramas necesitan un golpe de efecto para situarlas al mismo nivel que todas las demás. De momento, los Greyjoy están muy desvinculados de todo cuanto está teniendo lugar en los Siete Reinos, pero todavía confiamos en que tendrán un papel importante en las batallas que están por llegar.

Mientras tanto, Tyrion sigue intentando lidiar con los problemas cíclicos de ese laberinto sin salida que es la Bahía de los Esclavos. Su última estrategia ha sido reunir en Meereen a los principales dueños de las otras ciudades y ofrecerles la oportunidad de derogar la esclavitud de manera progresiva en un periodo de siete años. La propuesta ha parecido gustarles, pero no ha convencido a Missandei o a Gusano Gris. Ellos creen que este acuerdo no va a traer consecuencias positivas, y mucho menos cuando en la reunión se ha dejado caer que los dueños de Yunkai o Astapor no financian a los Hijos de la Arpía. ¿Habrá traiciones internas en Meereen? De momento, nos conformamos con que pase algo en esta parte del mapa de una vez por todas.

Y, por último, regresamos a Vaes Dothrak con las locas y «divertidísimas» aventuras de Jorah Mormont y Daario Naharis. Pensábamos que su plan de infiltrarse en la ciudad de los dothrakis para salvar a Daenerys de su reclusión en el templo no iba a surtir efecto, pero lo hicieron en un coser y cantar. Creíamos que Daenerys se achantaría ante tanto macho feroz al someter su vida a juicio, pero le bastó con retomar su poder ignífugo y tirar al suelo unas antorchas al templo para convertirlos en niños asustadizos. Y así, en un coser y cantar, lo que pensábamos que iba a ser la trama de relleno para la Madre de Dragones durante esta temporada ha acabado convirtiéndola en la khaleesi suprema. De este modo, Daenerys consigue otro ejército más para su colección. Puro síndrome de Diógenes armamentístico. Veremos cómo se las apaña para poner a raya la Bahía de los Esclavos, sus tres dragones rebeldes, el motín de Meereen, su nueva horda de dothrakis y los dos tortolitos que luchan por su amor.

Es oficial. Juego de tronos ha decidido dejarse de tonterías y pisar el acelerador. Mientras que en otros tiempos algunos conflictos habrían tardado en desarrollarse toda una temporada, ahora los están desarrollando a toda velocidad. El espectador, haya leído los libros o no, está disfrutando como un niño pequeño. Quizás se estén cargando la coherencia y la progresión de algunos personajes. También es posible que algunas tramas se resientan en pro de otras. Pero lo que ya nadie pone en duda es que este motor no va a detenerse de nuevo. La sexta temporada está siendo un auténtico espectáculo. Poniente está que arde y solo el Desconocido sabe qué es lo que va a suceder en un futuro que, desde luego, no es tan obvio como quieren hacernos creer.

 Jorge Bastante