El Palomitrón

Tu espacio de cine y series españolas

Rocío. Contar la verdad para seguir viva - El Palomitrón
PRIMERAS IMPRESIONES REDACTORES SERIES

ROCÍO: VIOLENCIA DE GÉNERO ESPECTACULARIZADA

¿Es Rocío: Contar la verdad para seguir viva una serie documental? Es lo primero que nos hemos planteado para saber si nos competía abordar la emisión con la que anoche Telecinco paralizó a media España (3.7 millones de espectadores de media, una barbaridad para una emisión que acabó a las 2:30 de la madrugada). Al menos así nos lo llevaban vendiendo durante toda la semana. Aunque determinar si esto es una entrevista de prensa rosa por capítulos que pervierte el género documental es probablemente lo que menos importa de una emisión que ha hecho reaccionar a Ministras y parlamentarias de todos los partidos políticos.

Por si hay alguien que haya permanecido en una cueva desde el pasado martes, Telecinco anunciaba a bombo y platillo que este domingo se empezaría a desmontar una mentira que llevaba siendo contada 25 años. Una mentira, suponíamos, en torno a la separación de una madre y sus hijos y de la que el padre era parte implicada. Una docuserie que mezclaba demasiados ingredientes atractivos para convertirse en un fenómeno: una de las familias más conocidas de España, una separación que ocupó portadas, una madre que no se habla con sus hijos –siendo ya vox populi que existe una sentencia por agresión de la hija a la madre- y toda la prensa del corazón implicada. Todo envuelto en una estética poco habitual para estos temas: no es entrevista, no es reportaje, no hay plató, ni presentadores estrella ni colaboradores habituales. Serie documental.

Lo que nos trae hasta aquí

El Palomitrón - Rocío. Contar la verdad para seguir viva

La promoción comienza, decíamos, el pasado martes por la tarde. El programa Sálvame dedica prácticamente la totalidad de sus cinco horas de duración a cebar (expresión muy común en el formato) la serie. Esa tarde, el padre de los niños se encuentra en el plató. Los colaboradores van viendo, poco a poco y a espaldas del espectador, un tráiler de la serie. Se les retiran los teléfonos móviles y no pueden compartir con nadie lo visto. El programa elige la figura del narrador omnisciente (representado en su presentadora) para ir soltando pistas sobre el contenido. Transcurridas 4 horas y media, deciden aislar al padre de los hijos de Rocío y emitir el tráiler a toda la audiencia. Durante la media hora posterior, todo el mundo estaba pendiente de la reacción del padre cuando se enfrentase a lo que España ya sabía: su exmujer, por fin, iba a contar su versión de la historia. Cuando este ve, al filo de las 9 de la noche, el tráiler, se queda más de un minuto en silencio con la mirada encendida. La cámara no se despega de su cara.

La cadena no tenía que hacer más: el resto del trabajo promocional lo iba a hacer el público por sí solo. Memes, gifs, miles de bromas a partir del subtítulo de la serie “contar la verdad para seguir viva” e incluso el universo eurofan completamente desatado. Y es que el tema central de la serie, Tout l’univers, será el que represente a Suiza en la próxima edición de Eurovisión. La misma tarde del estreno de la serie, la cadena confirma que su intérprete (Gjon’s Tears) ha volado de urgencia a Madrid para tocarlo en directo en un programa especial que girará en torno a los dos primeros episodios. La cuenta oficial de la serie en Twitter bromea con invitar próximamente a la representante de Chipre porque su canción se llama El diablo. Un no parar de chascarrillos.

Contar la verdad para seguir viva

El Palomitrón - Rocío Carrasco

Llegan las 22:00 horas. La gente sigue comentando la previa en redes sociales, compartiendo fotos de sus boles de palomitas y botellas de vino recién descorchadas. Gjon’s Tears aparece en plano interpretando su tema a piano mientras en el plató vemos imágenes de Rocío Jurado, Ortega Cano y los protagonistas de esta historia. Entre los invitados a la tertulia posterior a los episodios, una periodista de izquierdas ajena al corazón: Ana Pardo de Vera. Parece que esto es serio. Comienza el primer episodio.

Pocos minutos después, algunas risas se congelan. Una mujer, Rocío Carrasco, empieza a narrar en primera persona su relato como víctima de violencia de género y cómo un intento de suicidio con posterior hospitalización psiquiátrica fue el primer paso para decidirse a protagonizar esta emisión. Esto se produce tras 6 días de comentarios, bromas, memes y reacciones televisadas del hombre al que denuncia, todas ellas alentadas desde la cadena y sus perfiles sociales. Antes de cada pausa publicitaria, el presentador corta la intervención de quien esté hablando para anunciar un sorteo de 12.000€ con tan solo hacer una llamada o mandar un sms, para posteriormente anunciar “detalles más escabrosos, a la vuelta”. Mucha gente continúa con el humor en Twitter mientras esta mujer cuenta, presa de las lágrimas y la ansiedad, su historia: gifs representando las posibles reacciones del padre de los niños; comentarios sobre el peinado, maquillaje y vestuario de la protagonista o chascarrillos sobre la banda sonora utilizada para hablar de la separación con sus hijos (algunos temas de The leftovers, la serie en la que la gente perdía a sus seres queridos tras desparecer misteriosamente).

El poder de los mass media

Rocío Carrasco - El Palomitrón

Desde el testimonio de Ana Orantes, la primera valiente en denunciar su propio caso de violencia machista en televisión, hasta el día de hoy muchos y muchas hemos entendido la fuerza divulgativa de estos relatos en espacios alejados de lo académico y con audiencias transversales. Lo que ayer vimos por parte de Rocío no puede verse más que como un acto de valentía y de generosidad, pero no así lo que cadena y productora han hecho con ello. Pese a que la serie no incidía demasiado en el morbo (sobraban algunas proyecciones como ese “mala madre” reflejado sobre las paredes y sobre la propia cara de la protagonista) y que en general el tono de la charla posterior estaba bastante más rebajado de lo habitual en Telecinco (con algunas meteduras de pata), la comunicación en torno a la serie, visto el contenido y habiendo hecho partícipe de la misma a su exmarido, resultan como mínimo estomagantes.

La serie no solo apela a los espectadores: Rocío coloca un espejo gigante frente a la cadena que la emite y de la que ahora no se entendería que no tomase drásticas medidas (a esta hora ya se ha anunciado el despido del exmarido). Recordemos que no hace ni una semana tuvieron que reeditar a toda prisa un episodio de La isla de las tentaciones porque uno de sus protagonistas ha sido detenido por abuso sexual, que Gran Hermano sigue fuera de la parrilla y pendiente de sentencia judicial por la supuesta violación de un concursante a su compañera sin que nadie interviniera y que hace pocos meses se vertieron comentarios misóginos y tránsfobos contra Cristina Ortiz, ‘La Veneno, solo porque otra cadena de televisión estaba emitiendo con éxito una serie sobre ella. De lo que haga una cadena plagada de misoginia de la mañana a la noche con varios de sus contenidos y con el resto de episodios de la serie (revisar el dichoso sorteo de los 12.000€ o no preguntar por qué las mujeres son tan dañinas entre ellas sería un punto a favor) dependerá que nos creamos que esto se hace por algo más que por el puro espectáculo. Mientras tanto, esta noche, El debate de las tentaciones. A seguir con los memes.

Fon López

1 COMENTARIO

  1. Gracias por haceros eco de este ducu-serie , a mi me ha dejado realmente impactado de principio a fin y con un nudo horroroso en el estómago durante la emisión de ambos episodios. Gracias

Responder a sylversurfCancelar respuesta

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

He crecido viendo a Pamela Anderson correr a cámara lenta por la arena de California, a una Carmen Maura transexual pidiendo que le rieguen en mitad de la calle, a Raquel Meroño haciendo de adolescente con 30 años, a Divine comiendo excrementos y a las gemelas Olsen como icono de adorabilidad. Mezcla este combo de referencias culturales en una coctelera y te harás una idea de por qué estoy aquí. O todo lo contrario.