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BIBLIOTECA: BAKEMONOGATARI #1

Bakemonogatari #1, de NisiOisiN y Oh! Great principal - el palomitron (1)

En nuestro mundo, en nuestro interminable círculo de cotidianidad, ¿acaso percibimos todo lo que nos rodea? En multitud de ficciones se explora lo intangible de nuestro plano, lo etéreo; aquello que habita tras el espejo. Y, a menudo, se tiende a darle forma, a otorgar un rostro y un cuerpo; en definitiva: materializarlo. Se podría decir que solemos fantasear con lo oculto. Con esas almas errantes desprovistas de un lugar al que acudir, con unas figuras demoníacas sustraídas de una interminable enciclopedia o, incluso, con la presencia de antiguas deidades entre nosotros. Sin embargo, no siempre hay que derribar el muro del escepticismo para darse cuenta que el conjunto de palabras insignia de esta obra es cierto. Porque los monstruos pueden estar en cualquier momento y en cualquier lugar. Pero no necesariamente afiliados al misticismo o lo sobrenatural. Nuestra actitud, comportamiento y actuación pueden encajar a la perfección dentro de ese concepto. Así como nuestros pensamientos y emociones. A veces, incluso sin saberlo, creamos monstruos.Bakemonogatari #1, de NisiOisiN y Oh! Great personajes - el palomitron Y todo esto, al fin y al cabo, es de lo que habla el prolífico escritor japonés Nisio Ishin en Bakemonogatari; cuya etimología radica en la conjunción de “Bakemono” (monstruo) y “Monogatari” (historia). Una serie de relatos que versan sobre lo sobrenatural y anómalo desde el costumbrismo más mundano. Siempre poniendo el foco de atención sobre sus personajes e interacciones.

Nisio Ishin —o NisiOisiN, escrito así para enfatizar que se trata de un palíndromo— es una de las grandes figuras dentro del panorama de las light novels o novelas ligeras. Un tipo de literatura originaria de Japón que, poco a poco, se exporta y aumenta su repercusión a nivel internacional. El particular estilo y calidad del autor no solo se ven impregnados en el conjunto de historias que comprenden la saga Monogatari (Bakemonogatari es la primera parte). Otros trabajos literarios como Zaregoto, Katanagatari o su labor a cargo del guion de títulos manga como Medaka Box lo corroboran. Sin embargo, el salto al vacío de lo mediático llegó de la mano del estudio de animación Shaft y la adaptación de Bakemonogatari. Un producto audiovisual con personalidad propia y un particular magnetismo. Rompedor como pocos y capaz de emplear con eficacia y soltura recursos de otros ámbitos creativos. Observando el éxito cosechado no era difícil imaginar la explotación de derivados para seguir engrasando semejante maquinaria. Pero en esta ocasión, la adaptación a manga de Bakemonogatari se aleja de ser un producto carente de alma ideado con el único y, a fin de cuentas, legítimo fin de aumentar las arcas. El autor nipón Oh! Great (Air Gear, Tenjou Tenge) coge las riendas y muestra su respeto hacia la obra original de NisiOisiN con un trabajo y una narrativa sobresaliente en términos cualitativos. Ofreciendo así su propia interpretación de Bakemonogatari.

Bakemonogatari #1, de NisiOisiN y Oh! Great cartel - el palomitron

Koyomi Araragi es un estudiante de tercer año de bachillerato con las mismas preocupaciones que cualquier joven de su edad… o quizá no. Porque a diferencia del resto, su condición de humano se vio afectada por un terrible acontecimiento. Su sangre sigue siendo carmesí, pero está maldita. Los colmillos del vampirismo penetraron la piel de su cuello para convertirle en un ser inmortal, trascendental. Con la ayuda del excéntrico Meme Oshino, el joven Araragi recupera poco a poco su condición humana; aunque no exenta de secuelas. Ahora tiene que lidiar con su anodina vida y lo sobrenatural mientras variopintos personajes y sucesos aparecen en su vida. Una de sus compañeras de clase, Hitagi Senjôgahara, sufre una caída y Araragi la coge en el aire. Para sorpresa del mismo, la joven carece de peso. Es como una ligera pluma movida por el viento. Fruto de una maldición. De un trato. Aquí comienza una historia de excentricidades y anomalías. De antiguas deidades, exorcismos y purificación. Pero, pese a todo, una historia sobre qué nos hace humanos.

Bakemonogatari #1, de NisiOisiN y Oh! Great Senjogahara - el palomitron

«Yo solo quiero tu silencio y tu indiferencia. Cualquier otra cosa la interpretaré como una amenaza»

La premisa de Bakemonogatari es una de corte simple, convencional en apariencia, pero no tanto una vez se ahonda en ella. Aquellos que hayan tratado el producto original sabrán qué convierte en única esta serie; el particular estilo narrativo del que hace gala su autor. Una acentuada personalidad que no solo queda impregnada en el medio literario. La dirección llevada a cabo por Shaft consigue traspasar parte de esa identidad y, junto a otros elementos, fraguar un resultado sobresaliente en multitud de apartados. Si bien el esquema narrativo que emplea la serie es rígido y deja poco espacio para la improvisación, funciona cual reloj suizo. Koyomi Araragi se ve arrastrado una y otra vez al plano sobrenatural al tener que lidiar con una serie de casos anómalos relacionados, todos ellos, con muchachas en la edad de la adolescencia. ¿Una decisión cuestionable? Desde luego. Cada cuento, cada arco, está supeditado a la unión entre estos dos mundos. El caso de Hitagi y el cangrejo es el punto de entrada a una ficción irreverente. Una que, pese al convencionalismo de su premisa, no busca ser convencional.

Bakemonogatari #1, de NisiOisiN y Oh! Great Meme Oshino - el palomitron

Una ficción donde, contra todo pronóstico, no se busca incidir en la épica o en la acción. Lo sobrenatural es un complemento, un añadido para enriquecer el contexto y lo que se busca contar. En ocasiones es casi una mera excusa para dar forma a lo intangible y que resulte más vistoso y visceral. Bakemonogatari —y la saga por extensión— es lo que es gracias a su elenco protagonista. La construcción y evolución de sus personajes es lo que dota de fuerza la obra, así como la interacción entre los mismos. La química existente entre Senjôgahara y Araragi fluye con suma naturalidad entre sus escenas y diálogos. La joven tiene una personalidad fuerte, en ocasiones incluso parece creerse por encima del resto. Sin embargo, en los primeros compases de la trama ya existe una evolución. Se derriban muros emocionales para dejar entrever los verdaderos sentimientos. Temores y arrepentimientos. Aquello que se suele socavar en lo más profundo de nuestro ser para que no duela. O, al menos, que duela lo mínimo posible. La facilidad para expresar esto y de tal forma con personalidades tan fuertes como la suya engrandece la labor de escritura de personajes. Cómo un par de frases de Meme Oshino son suficientes para percatarse del carisma que desprende, o cómo los pensamientos de Araragi hacen del mismo un personaje mucho más humano y creíble.

«He pisoteado a un dios. Con todas mis fuerzas. Sin ningún miramiento»

Como comentaba antes, Bakemonogatari se nutre de lo sobrenatural para decorar su mensaje. Para llevar a cabo juegos metafóricos. Se habla de antiguas leyendas, deidades, genios o espíritus con cierta devoción por las chicas jóvenes. Monstruos que son parte inherente del mundo pero que generalmente su interés por la especie humana es más bien nula. Existe un umbral que no suelen cruzar. Pero los humanos sí. Y Hitagi Senjôgahara lo atraviesa. A partir del contacto, y sin tener casi conciencia de todos sus efectos, se forja un trato. Un intercambio. Y según la finalidad, en ocasiones se debe perder algo valioso por el camino. Para no destripar más detalles de los estrictamente necesarios, dejo en tus manos la experimentación de esta anomalía. Del desenlace de esta excentricidad capaz de cortar los hilos y lazos que nos unen.

Bakemonogatari #1, de NisiOisiN y Oh! Great Araragi - el palomitron

«Como si no existiera. Como si se hubiera convertido en un fantasma»

El primer volumen de Bakemonogatari sienta las bases de esta historia haciendo acopio de una narrativa no lineal o disruptiva, ya que no se sigue una estructura temporal tradicional de los hechos. Oh! Great confecciona un producto que se aleja en cierto modo del más mediático, la adaptación animada de Shaft. El peso y la importancia de los diálogos está presente, así como el peculiar humor de la serie y algunos característicos recursos gráficos de la producción. Pero, a pesar de ello, el conocido mangaka obtiene un resultado mucho más accesible que la serie animada. Un producto cuya introducción no termina siendo tan costosa debido, en parte, a contar con un contenido mucho menos denso, pero que es capaz de narrar y transmitir lo mismo. Algunas peculiaridades de la dirección y el montaje de Shaft sirven de inspiración y están presentes en estos primeros compases, pero el nipón moldea el desarrollo a su gusto. Añade y suprime. Crea su propia interpretación de Bakemonogatari. Siempre manteniéndose fiel y respetando el contenido original y su esencia.

Pero, sin duda, el apartado donde más despunta este Bakemonogatari es en el artístico. Oh! Great realiza un trabajo que roza la excelencia en términos de calidad —a pesar de ciertos hábitos heredados de sus anteriores trabajos—. Obviando este detalle que tiene ver con el diseño de los personajes femeninos, el creativo ilustra unos personajes sumamente detallados y definidos, sin ninguna dificultad a la hora de plasmar los diferentes estados de ánimo y emociones. En el estilo artístico se puede apreciar cierto minimalismo que emula a la perfección el de la producción de Shaft, así como un refinado entintado que emplea para potenciar la iluminación y ese minimalismo que comentaba. Al igual que en anteriores series como Air Gear, Oh! Great dota de una gran sensación de rapidez y velocidad algunos paneles de la serie, sin descuidar un ápice de detallismo. Un nivel de detalle presente también en los fondos. El autor nipón consigue una narrativa visual impresionante a través de un dibujo muy pulido, característico y que incluye elementos familiares de la franquicia. Además, conocedor del medio en el que trabaja, aprovecha y potencia algunas facetas que, por el contrario, palidecen por ejemplo en el ámbito audiovisual.  

«¿Por qué me ayudas? (…)»

«En el mejor de los casos… Te salvarás a ti misma… Cuando llegue el momento. Yo solo te muestro el camino»

Bakemonogatari #1, de NisiOisiN y Oh! Great cartel 2 - el palomitron

Bakemonogatari #1, de NisiOisiN y Oh! Great principal - el palomitron (2)

Bakemonogatari comenzó su publicación en territorio nipón en marzo de 2018 en las páginas de la Weekly Shōnen Magazine, propiedad de Kodansha. Bajo un ritmo de publicación semanal, la serie cuenta actualmente con cuatro volúmenes publicados en Japón. Durante la pasada edición del Salón del Manga de Barcelona, Milky Way Ediciones protagonizó el que para muchos fue el anuncio del año. Bakemonogatari #1 está compuesto por un total de 192 páginas entre las que, de manera totalmente exclusiva, se incluyen cuatro páginas a color. Presenta un formato B6, rústica con sobrecubierta y una dimensión de 13×18 cm. Un tamaño óptimo para poder disfrutar como es debido del arte del que hace gala la obra. La calidad de los materiales de la edición es indiscutible, en la línea de otras tantas obras de la editorial. La portada logra un gran impacto visual por su diseño y composición. El diseño de la misma respeta al máximo el original japonés, con la peculiaridad de que el título figura en la parte inferior central y el nombre de los autores en la parte superior. El logo y otros detalles de la sobrecubierta tienen un efecto UVI brillante sobre el acabado mate de su textura. La portada está protagonizada por Hitagi Senjôgahara, protagonista del primer cuento de la obra, dispuesta de tal forma que el tan característico material escolar parece aflorar de su peinado. Un diseño que cuenta con varios detalles que percibirán los conocedores de la serie y que, a los más neófitos, puede despertar su curiosidad.

Bakemonogatari #1 se puso a la venta el pasado 27 de diciembre a un precio de 8,50 €. Este primer tomo cuenta con un total de tres capítulos que narran los primeros acontecimientos de la obra, permiten conocer su particular estilo y avivar el interés por parte del lector de cara al cierre del primer caso y la posterior sucesión de los demás. Como extra, la primera edición de Bakemonogatari incluye páginas a color, un marcapáginas y la primera ficha de personajes (Koyomi Araragi). A nivel de diseño e impresión del volumen no hemos encontrado ningún inconveniente o errata. Tanto el entintado, como el sangrado y las viñetas gozan de una perfecta armonía en el tomo. Además, la traducción a nuestro idioma está perfectamente lograda gracias a la labor de Maite Madinabeitia (DARUMA Serveis Lingüístics, SL). Un trabajo nada fácil de llevar a cabo por el tipo de obra que es, pero cuyo resultado final es sobresaliente. Algo que ya se podría imaginar de alguien en cuyo portfolio figuran títulos como Golden Kamuy o La balada del viento y los árboles.

Edu Allepuz

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1 COMENTARIO

  1. Antes de venir a comentarte volví a darle una lectura al tomo para poder tenerlo no solo más fresco sino mejor asentado en mi cabeza. Pero creo que no lo he conseguido del todo. No considero que esto sea malo, al contrario: significa que podré leerlo más veces y podré encontrar en él (e imagino que con el resto de tomos) más significados. Porque, aunque esté viendo el anime (voy actualmente por Hanamonogatari) me di cuenta de que un medio y otro no tienen porqué ir a la par (que le pregunten a Otomo por sus Akira). Sin embargo en ambos creo encontrar una especie de estudio psicológico de diversas «enfermedades» mentales (y lo pongo entre comillas porque realmente ¿qué es una enfermedad?), en el caso de Araragi tenemos el complejo de héroe, él no puede evitar hacerse el fuerte y ayudar al más débil (o a quien considera más débil) una y otra vez, empezando por la vampiro de nombre impronunciable que acabó siendo Shinobu. Otros temas como los celos infundados, las envidias, el complejo de invisibilidad, etc etc etc
    En este tomo tenemos a Hitagi que se ha construido un personaje a medio camino entre el querer ser invisible (la chica que de repente parece como que no está, no llama la atención y siempre está leyendo) y la agresividad y el rechazo ante un elemento que consideran invasor, lo que sería Araragi en una primera estancia y Meme Oshino como «el charlatan en quien no confío porque ya intentaron venderme la moto antes». Por cierto que Oshino entonces cumpliría el papel de psicólogo… y ya sabemos que hay psicólogos y charlatanes. Bien Hitagi se habría construido un personaje «fuerte» para ocultar sus traumas, su pasado, sus miedos, su rencor… es decir, el peso que delega en el metafórico cangrejo, negando así toda esa culpa y esa negatividad, ambas subjetivas: dependen de la visión de sí misma que tiene la propia Hitagi.
    Tendría que tener mucho más bagaje y más cultura tanto en temas culturales nipones (o si me apuráis, orientales) como en temas filosoficos y psicologicos para poder hablar con propiedad, esto solo es una visión ingenua y poco fundamentada por mi parte.
    Añado como opinion sobre el apartado artistico que agradezco la simplicidad del manga en terminos narrativo-visuales, al no sobrecargar con elementos que esta historia no necesita le quita densidad a la obra haciendo que la densidad que contiene en palabras se vea compensada, es decir: aprieta pero no ahoga. Lo que ayuda a que el lector común y corriente lo disfrute tanto como otro que ya tenga otros niveles de experiencia.
    No se si me he aclarado o me he ido por los cerros de Úbeda, pero… en fin, que ahi queda

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Intento de muchas cosas y una de las piezas que hacen funcionar la sección manganime. Ávido lector de manga, enamorado de la tinta y de la tragedia de Sui Ishida. Firme defensor de la industria como arte y la abolición de estúpidas etiquetas.