El Palomitrón

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Reseña de Act-Age destacada - El Palomitrón
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BIBLIOTECA: ACT-AGE

Another hero
Another mindless crime
Behind the curtain
In the pantomime

On and on
Does anybody know
What we are living for?

Whatever happens
We live it all to chance
Another heartache
Another failed romance

On and on
Does anybody know
What we are living for?

The show must go on
The show must go on

Hay sonidos eternos. Sonidos que te abrazan nada más llegar a ti. Sonidos que, de una forma u otra, protagonizan determinados momentos. Algunas veces serán buenos, otras todo lo contrario. Pero sin entrar en matices, el sonido es aquello que en multitud de ocasiones prevalece en ti antes que una sola imagen. Y es por eso mismo por lo que he empezado este texto citando una de las canciones que guardo en mi interior desde hace muchos años. Ella nació en 1991, pero fue años más tarde cuando llegó a mí; y aunque la versión más conocida y laureada sea la de su progenitor —Queen—, yo me quedo con la versión que se interpreta en 2001 en la cinta de Moulin Rouge. Una película que nos habla desde el corazón, nos antepone a uno de los sentimientos más feroces para el ser humano y nos impregna con múltiples canciones; y una de ellas es The Show Must Go On, una melodía escrita para contarnos el por qué el espectáculo debe continuar, pero también para explicarnos por qué prende la mecha de su propia revolución.

Una mecha que en esta ocasión recae sobre Act-Age, la obra que ha revolucionado uno de los pilares de la actual Weekly Shonen Jump y que porta una varita a dos manos: Tatsuya Matsuki enrola el papel de guionista y Shiro Usazaki es quién copa de líneas cada una de sus viñetas. Una joven dupla que ha sabido traspasar unos límites sellados desde hace muchos años y que ha conseguido establecer su propio «The Show Must Go On». Han cruzado la línea del propio espectáculo y se han metido de lleno en él. Es cierto que Baz Luhrmann empleó el teatro como escenario frente a su historia en Moulin Rouge, pero Matsuki y Usazaki no solo harán uso del teatro, sino que abrirán paso a multitud de facetas artísticas y conseguirán inmiscuirse en el universo del Séptimo Arte y derivados para contarnos una historia a través de los escenarios y los personajes que vivirán sobre ellos. Una historia narrada desde las emociones, pero también desde uno de los sectores más desconocidos para la mayoría de personas y que gracias a Act-Age tendremos la ocasión de conocer en primera persona. Ha llegado el momento de entrar en escena, darle al play y disfrutar de la función

Reseña de Act-Age elenco principal - El Palomitrón

«Durante ese breve lapso que hay entre el «corten» hasta que cae el telón… ellos viven las vidas de diferentes personas. A veces experimentan otras eras, otros países, e incluso otros mundos. Quienes se deleitan con ese placer excéntrico… son llamados actores.»

Hace años pensar en los shonen era pensar en obras donde, básicamente, su argumento residía en las peleas y en el devenir de éstas. A pesar de que tuvieran una historia anexa a ellas o personajes propios de diseccionar, el shonen siempre ha estado sepultado por esas luchas tan categóricas dentro del mismo. Pero desde hace unos años parece que esto ha cambiado, ha dado un giro de 180 grados y aquello que antes era tendencia hoy ya no lo es tanto. Ejemplo de ello son obras como la flamante The Promised Neverland o la ingeniosa Dr. Stone; dos títulos que han logrado despuntar tanto en occidente como en oriente y que han conseguido, a través de nuevos paradigmas, cimentar las nuevas bases de una de las revistas más importantes de Japón. 

Reseña de Act-Age Kei Yonagi - El Palomitrón

De esta forma, el pasado 2018 nació una de las obras que ha supuesto otro soplo de aire fresco, un título que consigue retratar el mundo del cine y la televisión de una manera idealista pero realista. Hablamos de Act-Age. Una historia creada desde la más pura ficción para introducirnos en una objetividad desconocida para muchos de nosotros, una realidad que además podremos vivir a través de ojos masculinos pero lo haremos ferozmente desde los femeninos. Porque si algo se ha aprendido estos últimos años, y gracias a la fuerza impregnada por Kaiu Shirai y Posuka Demizu, es que el protagonismo femenino es importante pero también necesario. Figuras como Emma lo demuestran con creces, y en esta ocasión será Kei Yonagi —entre otras— la que nos situará ante una historia donde la mujer tiene un papel que va más allá de meros convencionalismos. Un papel capaz de sentirse en un escenario o tras él. 

Act-Age nos sitúa ante su principal protagonista, Kei Yonagi, para trasladarnos la totalidad de su historia. La muchacha es una joven estudiante de 16 años con escasos recursos económicos. Dinero que emplea para subsistir y criar a sus dos hermanos, Rui y Rei, ya que su padre les abandonó hace años y su madre falleció. De esta forma, los tres dependen de Kei para seguir adelante. Una dependencia que pende de un hilo cuando esta pierde su empleo y solo le queda hacer uso de su don para poder seguir alimentando a su familia. Pero… ¿cuál es el don que posee Kei Yonagi? Ser actriz de método; una modalidad de actuación que puede crear algo mágico sobre el escenario pero que, dependiendo de tu involucración con el mensaje, puede resultar peligroso para tu persona. A pesar del riesgo, Kei se apunta a una audición donde explotará dicho don. Y es en esta actuación donde surge el primer problema: se sumerge tanto en su rol, a través de sus recuerdos, que la línea entre ficción y realidad se empieza a diluir, lo que asusta a los productores. Sin embargo, su talento llama la atención del excéntrico director Sumiji Kuroyama, que está dispuesto a asumir los riesgos de explotar su talento. De esta forma, empieza una complicada, pero fructífera colaboración, que llevará a Kei tras las bambalinas del espectáculo descubriendo las muchas caras del mundo de la actuación. 

Reseña de Act-Age Kei Kei Yonagi y Sumiji Kuroyama - El Palomitrón

En los primeros compases de la obra se nos presenta una gran variedad de personajes, y eso es algo muy de agradecer ya que se prevé una coralidad exquisita entre ellos, ya sea para bien o para mal. Pero como es habitual, y para poder entender mejor la historia, son las figuras de Kei Yonagi, Sumiji Kuroyama y Yuki Hiiragi las que tienen mayor peso en estos primeros engranajes. Figuras que, de una forma u otra, acompañarán a nuestra protagonista en el nuevo camino de su vida. Una travesía donde conoceremos, junto a Kei, los entresijos del mundo de la actuación. Kuroyama e Hiiragi serán los responsables de Yonaji y los que llevan las riendas del Estudio Daikokuten, su propia empresa de actuación que luchará por pulir un nuevo diamante en bruto para demostrarle a su competencia más cercana y feroz —la Agencia Stars— que ser actriz de método puede ser una de las tantas formas para brillar sobre un escenario, a pesar de que sea peligroso o no acabe de convencer a la mayoría de productores.

Pero si hay algo que brilla por encima de todos los mecanismos de Act-Age es su atrevimiento para con el medio y la propia actuación. Kuroyama e Hiiragi creen en el potencial interno de Yonagi, y la obra derrumbará todas las barreras necesarias para que ese nuevo diamante que han encontrado por las líneas del destino brille como el que más. Una joya que, a pesar de tener que aprender y mejorar en muchos aspectos, posee un brillo interno único. Un resplandor que irradia en cada uno de los capítulos de la obra y nos sitúa ante uno de los mejores personajes de la Weekly Shonen Jump. 

Reseña de Act-Age Kei Yonagi actuación - El Palomitrón

Es cierto que todos y cada uno de los personajes de la historia tienen una caracterización única y hablan a través de sus miradas, pero el papel que desenvuelve Kei Yonagi es propio solo de ella. Un papel que en ocasiones será real, en otras pura actuación; pero siempre hará que tu corazón se estremezca. Y será su mirada el arma con la que te apuntará y conquistará a todos y cada uno de los integrantes de su nueva vida. Líneas atrás comentaba el peligro que supone ser actriz de método, una fórmula que te puede hacer dudar entre realidad y ficción; y a pesar de que este será el principal reto que tendrá que superar Yonagi para no caer en las redes del espectáculo, será a través de esta disciplina cómo consiga ser una actriz que irradia luz propia. Una luz capaz de hacer temblar a la Agencia Stars por no haber apostado por ella y temer contar con una actriz cuya personalidad posee más fuerza sentimental que teatral. 

Y es ahí donde entra el siguiente pilar de la obra. Una vez cimentado el elenco protagonista principal a través de personajes enérgicos, como Kuroyama e Hiiragi, y puramente emocionales y personales, como la propia Kei Yonagi, Act-Age nos ofrece una nueva remesa de ideas para formular a aquellos que se posicionarán como «la competencia» directa de Daikokuten. Hablamos de la Agencia Stars, de su propio diamante —Chiyoko Momoshiro— y de una nueva postulación ante el mundo del espectáculo. De esta forma, la obra ya nos divide ante dos frentes; pero su partición es muy diferente a la ya conocida hasta entonces. Lo hace de una forma sutil, natural y, ante todo, de una manera que baila al son de la propia historia. Porque la aparición de los nuevos personajes o los nuevos retos no serán más que los pasos que tiene que dar nuestra protagonista para seguir adelante en su nuevo camino frente a los escenarios; los pasos que tendremos que dar como lectores para conocer qué nos depara esta nueva apuesta de la Shonen Jump. El camino posee unos cimientos magníficos, pero al igual que su protagonista debe pulir su actuación y su comprensión para con el medio de cara a gestionar sus propias emociones, la obra también tiene que crecer y desarrollarse. Aunque sus primeros compases establecen una apuesta que irradia originalidad por doquier y unos lazos emocionales incapaces de dejar a un lado. 

Reseña de Act-Age Kei Yonagi emocionada - El Palomitrón

Porque sí, Act-Age puede ser una obra cimentada en la ficción, pero su realidad nos transporta a los sentimientos más puros y terrenales. Algo que recaerá principalmente, al menos en los inicios de esta historia, en Kei Yonagi. Un personaje cuya situación vital es complicada y pese a ello, interpreta un papel para sí misma y sus hermanos capaz de abatir al propio ritmo de la vida. Un papel que nos situará ante un personaje fuerte pero débil al mismo tiempo, un personaje que vive a través de sus recuerdos, un personaje creado para actuar a través de sus propias emociones. Y aunque la obra recalque en todo momento lo problemático de este aspecto, será el desarrollo de Yonagi quien nos demuestre que todo es posible en un escenario. Y lo mejor, también tras él. Porque si algo define a la obra de Matsuki y Usazaki es la exploración que tiene frente a la vida de las personas. Una búsqueda que empieza en su protagonista y que, por ahora, no sabemos hasta dónde será capaz de llegar. Aunque, como bien decía Queen o el propio Baz Luhrmann, en la vida no hay límites y mucho menos si hablamos de aquello que se vive sobre un escenario. 

De esta forma, la nueva promesa de la Shonen Jump que nos llega a España gracias a Editorial Ivrea —y semanalmente a Manga Plus se lanza al vacío con una historia extraordinaria que nos ayudará a conocer de una forma única el mundo del cine, la televisión y el teatro; el mundo que existe en un escenario. No importa el tema a interpretar, sus personajes nos harán viajar y, al mismo tiempo, nos permitirán en la medida de lo posible conocer qué les ha llevado hasta ahí y cuáles son sus intenciones en el medio. Algo que no solo se portará perfectamente gracias a la narrativa de Matsuki, sino que lucirá increíblemente bien en cada una de las viñetas a través del arte de Usazaki. Ambos son artistas jóvenes, y es esa visión refrescante la que les ha llevado a crear una historia apasionante y entretenida. Una historia que, con tan sólo ver su trazo, puedes quedarte horas ante ella. Porque sí, es cierto que lo que nos cuenta Act-Age es realmente cautivador, pero lo que nos muestra es un lienzo totalmente diferente a lo visto hasta el momento. 

Reseña de Act-Age tipo de actuación - El Palomitrón

El dibujo de la obra la convierte —más si cabe— en una magnífica pieza. Su profundidad deja al lector introducirse en su universo sin esfuerzo alguno, además de poseer un trazo excelente que sabe combinar luces y sombras para crear unos planos perfectamente equilibrados. Planos en los que lucirá el detalle y recaerá su fuerza en las miradas. De esta forma, Act-Age se convierte, junto a Spy x Family, en una de las promesas que definen el último año editorial en cuanto a apuestas se refiere. Es cierto que la trama de Tetsuya Endo es de lo más divertida y su arte también tiene mucho que expresar —por no hablar del recorrido que está teniendo con tan sólo dos volúmenes publicados—, pero Act-Age es esa obra que hacía años demandaba el mercado y que gracias a la pluma y el pincel de Matsuki y Usazaki ya podemos presumir de tener entre nosotros. Una función que acaba de comenzar y que, a pesar de llevar ocho tomos publicados en Japón, casi alcanza las dos millones de copias en circulación. Así que la pregunta es, ¿cuándo dejará caer, finalmente, su telón? 

Marisol Navarro

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Publicista aficionada de las películas, las series y el cómic en general. No tengo un género preferido, pero todo lo gore me apasiona. Adoro viajar, y si algún día consigo ir a Japón, sin duda para el trayecto tendré preparada toda la obra de Sui Ishida.