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HOW NOT TO SUMMON A DEMON LORD: FINGIENDO SER EL SEÑOR DEMONIO

La temporada de primavera ha llegado ya a su fin. Con ella se despiden grandes obras como lo han sido Darling in the FRANXX, Golden Kamuy o Magical Girl Site. Sin embargo, otras continúan como Boku no Hero Academia o Steins;Gate 0. Aun así, la temporada de verano se abre paso para acompañarnos durante las vacaciones con sus propios títulos y obras por ver.

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Así, desde Crunchyroll nos encontramos con nuevas licencias que se suman a su catálogo de simulcast para que el verano no nos azote con toda su inclemencia. O para que, al menos, tengamos algo con lo que combatirlo. Island, Hanebado! o Angels of Death son algunos de los ejemplos a tener en cuenta. Pero How Not To Summon a Demon Lord es la obra que nos atañe hoy, una propuesta divertida con un trasfondo más interesante de lo que parece a simple vista.

De vuelta a un nuevo mundo

El género Isekai se ha convertido en uno de los más populares de los últimos años, especialmente cuando su mundo se basa en un título RPG. Porque obras como .hack o Tears To Tiara sentaron un precedente que ahora se ha extendido con otras de la talla de Sword Art Online, o Danmachi, dejando espacio a otras menos populares pero que se atreven a profundizar en temas más humanos como son las adaptaciones de Log Horizon, Hai to Gensou no Grimgar o la reciente Recovery of an MMO Junkie — que aunque no entra de forma literal en el género juega con esas mismas piezas.

Sin embargo, How Not to Summon a Demon Lord une conceptos de ambas ramas del género y parece tomar influencias de otras dos obras que, con un remarcado carácter cómico, también han sentado precedencia: No Game no Life y Overlord. Porque el argumento de esta nueva obra licenciada por Crunchyroll explora el concepto del Hikikomori que proponía la primera mientras toma el papel de Momonga de la segunda en una aventura que se toma algunos permisos dentro de su marco de humor.

Su protagonista sirve las veces de avatar. Un joven que dedica gran parte de su tiempo libre a los videojuegos. Un jugador más, como tú o como yo, que además juega con algunos guiños al RPG clásico, siendo reconocido casi como un NPC inmortal (como Richard Garriott, Lord British, en su Ultima Online) bajo el nombre de Diablo, conocido jefe final de la saga homónima. Partiendo de esta base, la evolución de su trama es simple, porque el mismo —quien, como Momonga en Overlord, no llega a revelar ni su propio nombre, negando así a la persona y dando valor al avatar— acaba siendo invocado en el MMORPG para vivir aventuras dentro del mismo.

Entonces, si How Not to Summon a Demon Lord es lo mismo de siempre una vez más, ¿qué es lo que le hace merecedor de nuestra atención?

Rompiendo las pautas

Sobre el papel, How Not to Summon a Demon Lord es un Isekai más. Pero en la práctica, es una obra que consigue ver más allá de su propio ego y resulta ciertamente interesante. En primer lugar es así porque se reconoce a si misma. La historia de Yukiya Murasaki es consciente de sus propios límites, de sus propios confines, y así consigue disfrutar de si misma. Porque es natural. Parte de un humor simple, natural, al alcance de todos. Es un humor que se encaja dentro de las líneas de otros como No Game no Life o Recovery of an MMO Junkie, porque resulta cercano.

No rompe los tópicos, desde luego. Y es que, al fin y al cabo, su trama es extremadamente básica y su narrativa —aunque derrocha carisma— es mucho más simple que la que presenta Overlord. Porque Yggdrassil está mucho mejor construido que Cross Reverie y la batalla de Momonga es, desde el principio, una mental, contra su entorno y los secretos que esconde. Pero en el caso de Diablo la historia se limita a decirnos que es el más fuerte. Y ya está. Pero es ahí, precisamente, donde reside su funcionamiento. Porqué How Not to Summon a Demon Lord (como ya nos adelanta su propio título), es una obra basada en la comedia, que no se toma a sí misma en serio y sabe cómo reírse de sus propios compases.

Sin embargo, es también esa capa de comedia, de no tomarse el argumento como algo serio, lo que hace que sus pequeños detalles brillen por encima del resto. Porque son inesperados. Y cuando surgen consiguen su propósito de forma directa. Algo que, por desgracia, se ve empañado por el excesivo uso del fanservice.

Y es que Murasaki responde de forma contundente a la pregunta de si un escritor de ficción no es capaz de dejar de lado sus propios fetiches en el desarrollo de su obra. Algo que también se podría aplicar en Made in Abyss, que cuenta con algunas turbias concepciones de Akihito Tsukushi, pero que se siente incluso más forzado en este caso. Si bien, How Not to Summon a Demon Lord se toma estas escenas con humor, sin ese toque ácido que supone la seriedad que aplica Tsukushi, pero no sirve como justificación.

Hikikomori; los pequeños retos cotidianos

Con todo, hay una pauta que se repite en la obra. La del Hikikomori; el marginado. No es algo nuevo y de hecho (a riesgo de resultar demasiado recursivo) No Game no Life ya jugaba con ello en sus líneas y Overlord hacia un brillante trabajo con su introducción.

Algo que también aparece en el trasfondo de How Not To Summon a Demon Lord y que sirve como contrapeso a sus tintes más oscuros. Porque Diablo, el alter ego de su protagonista, es poco más que apariencia. Así utiliza el el concepto del Hikikomori (uno que esgrime con delicadeza, sin entrar en la profundidad del término en cuestión) para hablar sobre los problemas sociales. Sobre cómo al final, son los que nadie espera -los marginados- quienes cambian las tornas.

«Tanto en el juego como en la realidad, al final siempre he estado solo.»

No será ejemplo de grandilocuencia pero sorprende como la obra introduce secciones que apelan al sentimiento humano, a verse incapaz de reaccionar, por ejemplo, cuando Diablo se siente incapaz de hablar a solas con una persona del sexo contrario. Algo que se siente incluso más cuando Rem revela sus sentimientos o, porque no, cuando se descubre el racismo que los humanos imponen sobre el resto de razas.

Pero creo que su autor quiere ir más allá y me atrevo a romper una lanza por la obra, que ya en sus primeros compases intenta decirnos que sus personajes tienen un objetivo. No son sólo parte del plantel cómico que entreteje su historia; porque Shera es una elfa que huye de su clan al verse amenazada por sus tradiciones y ser convertida en nada más que una figura. Una madre, una mujer de conveniencia. Un objeto. Y Rem, por otra parte, tiene esa reminiscencia a Asuka (Evangelion) que se identifica con aquellas personas rotas por dentro que luchan contracorriente para demostrar una fortaleza que sirve como modo de vida.

«Prométeme… prométeme que pase lo que pase, no me dejarás atrás por lo que soy.»

Todos sus personajes tienen inquietudes, miedos y sueños. Desde quien busca la libertad hasta quien intenta sentirse querida por alguien mientras camina al filo del abismo pasando por lo más simple, los problemas de una persona que se siente incapaz de relacionarse.

Quizás sea su forma de afrontar lo cotidiano. Quizás se deba a ese sentimiento conocido, al miedo de afrontar lo que para otros más que un suceso casual; de nuevo, cotidiano. A ese sentimiento implícito en sus capas de locura, humor y fantasía. Pero, sea como sea, How Not To Summon a Demon Lord, pese a su simplicidad y la falta de sutileza en sus líneas, ha conseguido tocar cierta fibra. Aún queda mucho por saber como se desenvuelve y quizás estas palabras acaben cayendo en saco roto, pero por el momento es una propuesta interesante a la que seguirle la pista.

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Óscar Martínez

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2 COMENTARIOS

  1. Muy buena (y optimista) review. En serio es difícil encontrar a alguien que le encuentre algo bueno a obras como esta en estos días.

    Si te interesa todo el tema de desarrollar y brindar una introspectiva más profunda al tema de los hikikomoris/NEETs, así como otros elementos como drama familiar y un increíble desarrollo de personajes, esta obra, al igual que No Game No Life, Overlord y TODAS las series del género Isekai no tienen nada que hacer contra Mushoku Tensei, otra novela del género que desgraciadamente no tiene anime, a pesar de ser la más popular de sus pares, y que realmente te recomiendo que leas.

    • Muchas gracias por tu comentario, siempre ayuda mucho el apoyo. Lo cierto es que bastante optimista, sí, pero especialmente por el intentar buscarle un sentido menos literal a la serie.

      Entiendo que no se les encuentre muchos puntos positivos porque al final siempre son muy topicas y acaban cayendo en el fanservice abusivo, pero bueno, siempre hay ejemplos que se escapan a esto.

      Me apunto muy fuerte tu recomendación, a ver si encuentro alguna traducción en inglés y lo miro porque me ha llamado mucho la atención lo que dices, es difícil encontrar cosas así en el género. Gracias por pasarte y dejar la recomendación ;3

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Escribo más que duermo. Ávido lector de manga y entusiasta de la animación japonesa. Hablo sobre ello en mi tiempo libre.