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CRÍTICA: OCHO APELLIDOS CATALANES

 

ocho apellidos catalanes poster

 

Hay fenómenos que sí tienen explicación. En la primavera del año pasado sucedía uno dentro del cine español. Los motivos de esto eran fáciles de entender: dados los precios del cine, la gente opta por apuestas seguras y quiere pasarlo bien. Aparte, hacer comedia del choque entre el norte y sur era una novedad. Por tanto, desarrollar una historia con los clichés de las diferencias entre andaluces y vascos iba a dar mucho juego. Y vaya si lo dio. OCHO APELLIDOS VASCOS se convertía en la producción española más vista en salas. Guste o no, ha sido el último (y el mayor) éxito en taquilla en España.

Sin embargo, el abusar de la gallina de los huevos de oro tan rápidamente era un peligro, y rodar una secuela tan pronto tenía sus contras. Pero así ha sido y apresuradamente aterriza de nuevo en los cines OCHO APELLIDOS CATALANES, el siguiente capítulo de la historia de amor entre la vasca y el andaluz que conocimos hace año y medio. Pero ahora Amaia (CLARA LAGO) no baja a Sevilla ni Rafa (DANI ROVIRA) sube a Argoitia, sino que viajan hasta un pueblo de Gerona, para encontrar más roces con los estereotipos locales. Ahora se han separado y ella tiene un nuevo novio, Pau (BERTO ROMERO), con el que se va a casar en la masía familiar, en una boda supervisada por la controladora yaya (ROSA MARÍA SARDÀ). Koldo (KARRA ELEJALDE) baja hasta Andalucía para darle la noticia al chico, que sigue sintiendo algo por su ex.

 

ocho apellidos catalanes foto grupal

 

OCHO APELLIDOS CATALANES es predecible desde el minuto uno (no juega con la sorpresa). La novedad la tenía su antecesora en eso de hacer reír con las diferencias internas del país. Su humor se basa, una vez más, en los chistes rápidos de las situaciones. El guion lo escriben de nuevo BORJA COBEAGA y DIEGO SAN JOSÉ, y en él añaden ahora la percepción de Cataluña: una tierra más estirada pero educada, ahorradora y con más hipsters y modernos por metro cuadrado. Sin embargo, en la anterior ocasión gozaban de más frescura, y aquí todo se resuelve y se cierra de manera muy facilona.

Pero contando con un buen casting, los diálogos se engrandecen un poco más. Sin duda ROVIRA y LAGO se compenetran, pero la chispa fue más fuerte en la anterior. Es evidente que Rafa y Amaia se siguen queriendo, pese a que ella sea tan seca y él, que aquí se hace llamar Oriol, tan patoso. KARRA ELEJALDE está inmenso y vuelve a ser el protagonista de las conversaciones más divertidas, en las que hace alarde de su personalidad con el Rh más negativo posible. La gracia sureña viene a cargo del arte de ALBERTO LÓPEZ y ALFONSO SÁNCHEZ, los fieles compadres de Rafa. CARMEN MACHI es de nuevo Merche y sigue tan embelesada por Koldo. BERTO ROMERO cumple convertido en artista hipster un tanto exagerado, pero con gracia en su pose y sus andares por la masía. El cómico actúa igual que en sus anteriores apariciones, y aquí su estilo le funciona. Lo mismo que ROSA MARÍA SARDÀ, cuyo registro (muy de ella) le ha valido y, aunque aquí hace alarde de estereotipos, la catalana continúa igual de simpática.

EMILIO MARTÍNEZ-LÁZARO se pone de nuevo detrás de la cámara. Ahora, en vez de recoger manifestaciones abertzales con música de Los del Río, filma calçotadas donde todos los personajes tienen preparado un plan relacionado con el amor, cada uno muy evidente, algo torpe y con percances cómicos. Igual sucedió hace más de una década con EL OTRO LADO DE LA CAMA, cuya sucesora (LOS DOS LADOS DE LA CAMA), no brilló tanto, pero también viene con ganas de entretener.

 

ocho apellidos catalanes 2 rovira elejalde

 

No hay mejor plan que buscar la diversión, pero ya echar cava al rebujito con el txacolín podía provocar demasiados estragos con tanta mezcla. No obstante, su misión está intacta: hacer reír sin más, de forma simpática y llana. Ahí seguimos igual: hacemos guasa de todo y así limamos asperezas entre nosotros. No es una película que mire a la concordia: simplemente aspira a dibujar sonrisas.

Sabemos reírnos de nosotros mismos. De eso no nos cabe la menor duda. Ya lo hacía COBEAGA en VAYA SEMANITA y continúa dejándolo patente. Dicen que segundas partes nunca fueron buenas (quizás no brillen tanto). OCHO APELLIDOS VASCOS fue una gran sorpresa y esta nueva película se limita a copiar registro para hacer pasar un buen rato al espectador. No deslumbra, pero al menos es sincera.

 

 

LO MEJOR:

  • KARRA ELEJALDE. Brutalmente gracioso.
  • Los gags confrontando culturas.
  • Es una historia para evadirse, algo muy necesario en tiempos de tiranteces.

LO PEOR:

  • Se resuelve de una manera muy fácil.
  • Un poco más de preparación hubiera dado lugar a una película con más calidad.

 

 

María Aller 

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