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Crítica de Shingeki no Kyojin 3x21 destacada - El Palomitrón
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SHINGEKI NO KYOJIN: EL FIN DE LOS RECUERDOS

Isayama era quien tenía la llave maestra desde el principio. La herramienta capaz de abrir la Caja de Pandora, de exhumar el más puro hermetismo y cambiar completamente las reglas del juego conocidas hasta ahora. Todo ello fraguado desde el silencio, arrojando pequeñas pistas, leves insinuaciones, hasta que poco a poco todo terminase convergiendo. El mcguffin de la serie dejaba de ser mcguffin, su poder narrativo es tal que Shingeki no Kyojin dejará de ser la ficción que conocíamos hasta el momento. Porque ahora cambia todo. Grisha Jaeger era quien ejercía de narrador en «Aquel día» y «Sótano», y también quien brinda los últimos coletazos en «Titán de ataque» —título de esta entrega que, por otro lado, da sentido al nombre original de la ficción—. Del mismo modo que el pueblo de Ymir está conectado a una coordenada, Isayama convierte a Grisha en el elemento de conexión entre pasado y presente, entre padre e hijo, pero también entre autor y público. «Titán de ataque» alterna entre los Jaeger para terminar de desenterrar fantasmas y pecados de un tiempo pretérito, así como sembrar las primeras semillas de un nuevo amanecer.

Tierra de pecadores

¿Qué es el mar? Es una pregunta que no tarda en responder Grisha y que tiene como receptor a todo aquel privado de libertad. A todo su pueblo exiliado. Es a su vez la pregunta más fácil de responder, pues la posterior conversación con Eren Kruger no tiene precisamente ese cariz. Su salvador se destapa como el Búho, el agente eldiano infiltrado en la milicia de Marley que no duda en transformarse en titán y erradicar todo síntoma de vida marleyano de la zona. Allí, en una especie de limbo entre vida y muerte, dos hombres atormentados por su pasado y sus crímenes cierran esta historia retrospectiva. Los encargados de bajar el telón y apagar los focos. Eren Kruger alberga el poder de uno de los nueve titanes del pueblo de Ymir, así como una vida fraguada a golpe de muerte y odio, similar a la de su compatriota. Cuando el mal arrasó su vida, abrazó juramentos de venganza y promesas de honor. Años y años portando una pesada máscara, pero también la indumentaria de la Parca, llevando a sus hermanos a los confines de la muerte. Hasta ese momento. La última hora que precede el relevo, las últimas confesiones de alguien atormentado.

Crítica de Shingeki no Kyojin 3x21 Grisha Jaeger - El Palomitrón

Grisha fue alguien elegido. Tal vez el primer encuentro entre ambos fuera cosa de los designios del destino, pero el papel posterior del padre de Eren fue determinante para la elección de Kruger. Los pecados de ambos suponen una enorme losa, una ficticia hoz que amenaza su gaznate persistentemente. Grisha es alguien hundido, un mártir que siente que ya no le queda nada por lo que luchar en este cruel mundo. El papel de uno de los dos hombres termina en ese momento, y no es el de Grisha. Kruger le cede el testigo, le encomienda una última misión: infiltrarse en el interior del muro y recuperar el poder del Titán Fundador. Le devorará y se transformará en titán para llegar a los muros. Le insta a que él, solamente él, puede hacerlo. Cualquiera que herede el poder de uno de los nueve titanes perecerá al cabo de 13 años; es la maldición de Ymir. Y Kruger está exhalando sus últimos alientos de vida.

Punto de convergencia

Cuando alguien que alberga a uno de los nueve titanes muere sin haber traspasado su poder a otro, éste pasa a algún bebé del pueblo que nazca poco después. Es como si todo el pueblo de Ymir estuviera conectado por algo que no se ve. Un flujo de caminos invisibles que convergen en un mismo punto, en una coordenada. El Titán Fundador. Las últimas dosis narrativas incitan a cierta mística, pero también al realismo asociado a las palabras de Kruger respondiendo a un Grisha ansioso por saber cuál es la verdad. «En este mundo no existe la verdad. Esa es la realidad. Cualquiera puede convertirse en dios o en demonio, siempre que alguien diga que esa es la verdad». Nadie puede asegurar a ciencia cierta ni la procedencia ni el papel de Ymir. Son los bandos, las ideologías, los que determinan el papel de los actores. Es un complejo juego cromático donde la manipulación juega un papel determinante. Y es increíblemente sencillo derivar las palabras de la ficción a nuestra realidad. A nuestro presente, pero también a nuestro pasado y futuro. Porque la humanidad es así.  

«Si hubiera sabido que ese era el precio de la libertad, no lo habría pagado», reza un Grisha derrocado, alguien a quien la situación le sobrepasa. Ya no le queda nada, ni siquiera ese odio que ejercía de fuerza motriz. Jurar por devolver el honor y la libertad de todo un pueblo es una tarea hercúlea para él. Pero, al fin y al cabo, esta es su historia. Es la historia que él mismo empezó cuando cruzó el muro con su hermana. Cuando Kruger vio en esa acción una lucha por la libertad. Ambos han cometido pecados, pecados que les perseguirán hasta su lecho de muerte e incluso después. Pero deben seguir avanzando, saldar sus deudas, perseguir la ansiada libertad. Un discurso que termina con un nombre. El nombre de aquel titán que siempre ha avanzado y peleado por la libertad: el Titán de Ataque. Las palabras que dan nombre a la serie ejercen de transición entre pasado y presente. Es Eren quien las esgrime mientras espera confinado en una celda la decisión de los altos cargos por su insubordinación. Actos que, junto a los de Mikasa, son finalmente perdonados debido a la grandeza de sus hazañas en la última contienda. Porque pese a las innumerables bajas, la recompensa es nada menos que la verdad.

El papel de la sangre real

Historia Reiss, actual reina, acude a Trost para la celebración de la audiencia. La lectura de una carta (de amor) que Ymir le escribe permite ver en pantalla a uno de los personajes más importantes de la temporada, pero también deja constancia del poder de la sangre real, de la conexión. Un fugaz e introspectivo repaso al pasado de Ymir es la antesala al reencuentro. Los «héroes» regresan para informar, para narrar los hechos vividos, mientras la joven Reiss se lamenta de no haber podido hacer más, aunque su papel ahora diste en demasía del de sus excompañeros. El Consejo ahora es sabedor de todo. La historia de Grisha Jaeger, el origen de los titanes, el pueblo de Ymir, Eldia, Marley… Información sobre el mundo exterior, aquel que creían extinto. Una sobredosis de información que termina con la aclaración de que el poder del Titán Fundador solo extrae todo su potencial cuando está en manos de alguien de sangre real. Pero Eren —actual poseedor de dicho poder y alguien sin sangre real— comienza a hilvanar, a recordar cómo desplegó el poder de la coordenada simplemente entrando en contacto físico con Dina Fritz —en forma de titán puro—. La relación establecida le lleva a preguntarse qué haría la Legión con Historia si descubren ese método, por lo que el silencio es la respuesta más humana por el momento.

Crítica de Shingeki no Kyojin 3x21 Armin - El Palomitrón

«Titán de ataque» cierra las heridas del pasado, aunque aún es pronto para hablar de cicatrización. El papel del padre de Eren prometía ser sustancial, pero ha resultado ser capital para una trama que ha virado 360 grados. Despide a quien comenzó la historia bajo el escenario de un atardecer. Muerte y bautismo se dan la mano tras el último consejo de Kruger antes de su despedida. Anima a Grisha a que forme una familia dentro de los muros, que ame a una esposa, a un hijo y a los ciudadanos. Que sus recuerdos no caigan en el olvido. Si no lo hace, es posible que la historia vuelva a repetirse, así como los errores cometidos. Una y otra vez, como una vorágine de destrucción de la que es imposible escapar. Menciona dos nombres, Mikasa y Armin, le dice que debe salvarlos a pesar de no saber quienes son y preguntarse de quién podrían ser esos recuerdos. Isayama abre la veda de nuevo cuando todo parecía cobrar sentido, converger. Interrogantes que no dejan de sobrevolar un espectáculo que ha cambiado de objetivo, de enemigo. Ya no es el titán, es el marleyano, el humano que hay tras la forzosa privación de libertad. Ahora saben la verdad, tal vez sesgada, pero la única que podían encontrar. Está en manos de los altos cargos actuar como el extinto rey que les confinó o brindar la verdad a su pueblo. Lo que está claro es que nunca nada volverá a ser igual.

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Edu Allepuz

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Intento de muchas cosas y una de las piezas que hacen funcionar la sección manganime. Ávido lector de manga, enamorado de la tinta y de la tragedia de Sui Ishida. Firme defensor de la industria como arte y la abolición de estúpidas etiquetas.