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CINE ESPAÑOL DIRIGIDO POR MUJERES: LA CONSOLIDACIÓN

Desde el principio de esta serie de artículos hemos establecido categorías para entender cómo un nuevo cine dirigido por mujeres en España ha roto muchos techos de cristal y se han podido contar por fin historias que jamás antes muchos directores españoles, excepto algunas excepciones, se habían decidido a contar. Tras haber visto incursiones de este tipo de cine en el mundo rural, la maternidad y la familia, la sexualidad femenina, temas de actualidad, asunción de roles de género junto a coming of age y la incursión de mujeres cineastas en otros formatos como son las series o los cortometrajes, llegamos al capítulo final de esta serie con algunas películas recientes que suponen la consolidación de este cine femenino y el encuentro de otras rutas.

Dos películas fueron estrenadas en 2022 que asentaron finalmente la presencia femenina en el cine español y que consolidaron el nombre de las mujeres directoras como apuesta segura tras la presencia única de Icíar Bollaín e Isabel Coixet y la aparición de Carla Simón con Estiu 1993. Hablamos de Alcarràs (Carla Simón, 2022) y Cinco Lobitos (Alauda Ruíz de Azúa, 2022).

Poco se puede añadir de Alcarràs que no se haya dicho ya y que nosotros mismos no hayamos comentado en toda esta serie de artículos. Alcarràs es cine rural que tanto hemos encontrado en la última década, pero es también el tema que muchas directoras han plasmado en sus películas como es la familia, sus lazos y las difíciles relaciones que muchas veces se establecen entre todos sus miembros. En Alcarràs se narra cómo una familia que se dedica al cultivo del melocotón desde hace décadas de repente ve cómo el dueño de la tierra quiere venderla para instalar placas solares. El sustento de la familia rápidamente se verá amenazado en ese verano cuando deben aceptar que un mundo, su mundo, empieza a morir.

Es interesante señalar otro de los grandes temas de Alcarràs, que es la mecanización y la desaparición del mundo rural a causa del supuesto progreso. Las placas solares, observadas incluso como entes extraños en mitad de la noche en una de las escenas de la película, no suponen el cacareado progreso, sino la ruptura de una familia que tradicionalmente ha vivido ligada a la tierra y pone en entredicho si realmente el supuesto progreso trae siempre consecuencias positivas. Alcarràs ya es historia con su Oso de Oro en el Festival de Berlín de 2022, un triunfo para su directora, para la propia localidad de Alcarràs en la provincia de Lleida, para el cine español y para todas esas mujeres que por fin explican historias anteriormente olvidadas.

Tras la resaca de Alcarràs, una película minúscula que pasó por el Festival de Málaga en 2022 empezó poco a poco a crecer por el boca a boca hasta convertirse en uno de los grandes estrenos de 2022. Hablamos de Cinco lobitos, protagonizada por Laia Costa en el papel de una madre primeriza que no puede gestionar a su hija y, ante la ausencia de su marido, decide marchar al pueblo con sus padres, interpretados por Susi Sánchez y Ramón Barea. En Cinco lobitos, dirigida por Alauda Ruíz de Azúa, volvemos a encontrar una película con muchos de los temas que han ido apareciendo en los artículos anteriores: la maternidad, el rol cuidador de la mujer en la sociedad actual, la familia y sus roles heredados y el mundo rural. Cinco lobitos es puro cine, uno de esos relatos sencillos que encierran mucho más con sus quiebres a los que normalmente el cine nos tiene acostumbrados: la maternidad no es idealizada sino un calvario, los padres no son ancianos que se quieren tras toda una vida juntos sino dos personas que se pelean y siguen sin entenderse, el marido joven y de izquierdas sigue adoptando los mismos roles ausentes de siempre y el pueblo no es el lugar ideal, sino un sitio que encierra más secretos y mentiras que alegrías. Cinco lobitos recoge toda la tradición del cine hecho por mujeres desde hace años y sabe elaborar un producto único difícil de describir por su enorme complejidad, aún y su sencillez.

Si 2022 nos dejó el sabor dulce de Alcarràs y Cinco lobitos como las dos películas que al fin consolidaron este cine dirigido por mujeres, 2023 no se quedaría corto y el año empezaría con una de las mejores películas que se han rodado en los últimos años en España con la consecuente cosecha de premios en Málaga, Berlín, los Goya y los Feroz. Hablamos de 20.000 especies de abejas, una película que mezcla el coming of age de un niño, Aitor, interpretado por Sofía Otero, que no se reconoce como Aitor, sino como Coco. Su familia, especialmente su madre, en el rostro de Patricia López Arnaiz, intenta gestionar esa contradicción que poco a poco todos irán asumiendo, y es que, igual que en las dos películas anteriores, la directora Estibaliz Urresola contará una historia que, en realidad, son múltiples historias como la complejidad de un mundo rural que no obedece a una visión estática, el coming of age de un niño que descubre en un verano quién es, la familia más desestructurada y ciega que ordenada y acogedora y un tema de gran actualidad en los últimos años en España como es la realidad trans. 20.000 especies de abejas es capaz de aunar en un relato todo un conjunto de historias y temas que fueron tratados de forma separada en distintas películas y nos regala no sólo una película con cuerpo y alma, sino un monumento reivindicativo a todos aquellos que se atreven a ser diferentes.

En el verano de ese 2023 se estrenó una nueva película dirigida por una directora, Las chicas están bien, que abría este cine de mujeres a la vanguardia y la experimentación para relatarnos una historia sobre las relaciones femeninas y el género. Itsaso Arana, Bárbara Lennie, Irene Escolar, Itziar Manero y Helena Ezquerro se encierran todas en una casa en el campo para ensayar una obra de teatro. Bárbara Lennie hace de Bárbara, mientras que Irene Escolar hace de Irene, igual que Itsaso, Itziar y Helena hacen de ellas porque ellas son ellas mismas, pero a la vez personajes de la película, que es, a su vez, la futura obra de teatro. La directora Itsaso Arana está allí, entre todas ellas como una más, pues es la directora de la película. ¿O también de la obra de teatro? Las chicas están bien es un cine experimental, prueba y error, interpretación y quizás puede que metacine a la vez que puro cine de verano, de río fresquito, de noches estrelladas y verbena de pueblo, pero también una quedada con unas amigas una temporada, como ese cine de encuentros donde se habla de la sexualidad, del género, del lugar de la mujer en el mundo. Las chicas están bien fue una bomba, pero qué genialidad de bomba.

Tras el verano de 2023 en el Festival de San Sebastián fue proyectada una película que dio mucho que hablar. Dirigida por Jaione Camborda, O corno es la historia de una partera que realiza tanto partos como abortos en la Galicia extremadamente rural de 1971, en un país ligado a una dictadura que agoniza. La represión es total y la ilegalidad en la que incurre María (Janet Novas) la lleva a tener que huir a la frontera portuguesa cuando comete un error. Su viaje será su supervivencia, pero también el inicio de una nueva vida. Si hemos dicho de las películas anteriores que llegan a tal nivel de complejidad que mezclan distintos temas para crear productos únicos, en el caso de O corno encontramos la historia con la represión de la dictadura imbricada al tema del aborto, el mundo rural, la sexualidad femenina y la maternidad más como castigo que como bendición. Pocos quedaron indiferentes ante esta película, que recogió la Concha de Oro en el Festival de San Sebastián ese mismo año.

Retomando el tema de la historia en el cine, Paula Ortíz estrenó de nuevo película en ese 2023 para contarnos la historia de Santa Teresa de Jesús, una historia narrada esta vez desde la introspección en la piel de Blanca Portillo como la santa y de Asier Etxeandia como el inquisidor que quiere arrestarla en una conversación que parece más un duelo a través del cual comprendemos quién es esa figura española venerada y cuestionada a partes iguales.

Acabaríamos 2023 con dos sorpresas interesantes, una de ellas nunca antes vista en estos artículos que nos han ocupado estas semanas, y es la película de animación El sueño de la sultana, dirigida por Isabel Herguera. Atrapada entre la vigilia y el sueño, la película es la historia de Inés y su viaje a la India a la búsqueda de Ladyland, una mítica tierra gobernada por mujeres. La estancia de Inés en la India, sin embargo, no será sólo la búsqueda de esa tierra de leyenda, sino la historia de un viaje en el que conocerá su propia condición de mujer, y es que El sueño de la sultana es el relato de la historia del género, de la sexualidad femenina y cómo hemos llegado adonde hemos llegado en una historia narrada desde la animación, quizás la única forma de narrar esta historia mítica.

Y la otra interesante sorpresa de 2023 es On the go, la película dirigida por Julia de Castro y María G. Royo, con el guion de las mismas cuatro manos y protagonizada por la misma Julia de Castro y Omar Ayuso. Inclasificable, podría decirse de esa película, pero eso no la hace menos merecedora de esta última lista. Milagros (Julia de Castro) busca desesperadamente la fórmula para quedarse embarazada ante una maternidad y una juventud que se le escapa, Jonathan (Omar Ayuso) sigue enganchado a Grindr buscando la droga sexual que le ofrecen los cuerpos de otros hombres, ambos viajan en una carretera inacabable cuando se encuentran con La Reina de Triana (Chacha Huang), quien parece tener las ideas más claras que los dos personajes anteriores, tan perdidos en sus caóticos mundos personales. Juntos viajan en un coche a ninguna parte. La carretera es el destino, pero también el camino. Nadie sabe nada, pero parece que nadie tiene intención de entender qué está pasando. Ni siquiera el espectador, arrebatado en un viaje lisérgico en el que acompañará a unos personajes cándidos que no parecen buscar nada más que su propia forma de vivir, sea como sea.

Finalmente, y ya en 2024, nos topamos con una serie que la directora Alauda Ruíz de Azua estrenó a finales del año pasado y donde tan sólo cuatro episodios confirman no sólo el talento femenino en España, sino el talento de una directora hábil en la dirección y el guion cuyo talento no parece conocer límites. Querer es la historia de cómo, tras treinta años de matrimonio, Miren (Nagore Aranburu) decide divorciarse de su marido Íñigo (Pedro Casablanc), a quien denuncia por violación continuada durante todo su matrimonio. La decisión dividirá a toda la familia, ya que sus dos hijos mayores tendrán que elegir bando. Querer es la confirmación definitiva de un cine, tanto en formato de largometraje como en formato serie, consolidado, fuerte y con muchas historias que contar por parte de muchas mujeres, una confirmación de la capacidad del talento femenino tras las cámaras para contar historias enormes sin necesidad de grandes presupuestos y para aunar en poco todos los temas que hemos estado viendo en esta serie de artículos como son la maternidad, la sexualidad, el escape de la prisión del género a la que se somete a las mujeres, las relaciones familiares y los temas de actualidad. Parece como si la serie llevara largo tiempo esperando encontrar el talento de la directora.

Y para acabar volvemos a una película, esta vez firmada por Pilar Palomero en la que es su tercer trabajo. Hablamos de Los Destellos, estrenada en el mismo 2024 en el que podemos hablar ya de la consolidación de un cine dirigido por mujeres que ha roto todos los esquemas. Los destellos es la narración callada de un acercamiento, un puente restaurado entre dos personas, Ramón (Antonio de la Torre) e Isabel (Patricia López Arnaiz), antaño unidas hasta que un día decidieron cortar sus lazos y de cuyo antiguo vínculo queda únicamente una hija universitaria. Ramón se muere e Isabel, poco a poco, más con cautela que con amor, se acercará a una figura de su pasado que le es esquiva. La narración del hallazgo de alguien a quien se creía perdido es el hilo argumental de toda una película que rescata los cuidados, los vínculos más allá de la relación de pareja, las segundas oportunidades y, en definitiva, el vivir y aprender a vivir con nuestras heridas para poder sanarlas en el anonimato del silencio. Los Destellos es vida y con ella hemos de acabar este especial de artículos.

Llegamos al final todavía con el recuerdo fresco de un 2024 que nos trajeron propuestas interesantes que ya hemos comentado como Mamífera (Liliana Torres), Los pequeños amores (Celia Rico) o Nina (Andrea Jaurrieta), propuestas que demuestran que un cine escrito y dirigido por mujeres es ya una apuesta segura en nuestro país, que ya se ha consolidado una industria que cada vez mira más a las historias pensadas por mujeres, pero que, todo sea dicho, todavía no alcanza la presencia y visibilidad de los trabajos masculinos. Muchas son las directoras que demandan algo más que presupuestos pequeñitos, sino grandes sumas de dinero para poder seguir creciendo. Esperemos que tantas historias como estas puedan ser descubiertas y contadas. Desde El Palomitrón seguiremos trabajando para dar visibilidad a una industria que no para de crecer y apoyando el trabajo de directoras que se atrevan a contarnos historias que merezca la pena ser vistas en pantalla.

Javier Alpáñez

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