El Palomitrón

Tu espacio de cine y series españolas

anime de Horimiya
ANIME / MANGA CRÍTICAS OPINIÓN REDACTORES

LOS PEQUEÑOS DETALLES (YA NO) SON LA ESENCIA DE HORIMIYA

No ha sido un año fácil. No lo está siendo ahora tampoco. Y ante una situación así, marcada por el desgaste emocional y la eterna espera, es prácticamente obligatorio encontrar algo donde refugiarse. No es nuevo hacerlo a través del medio, desde luego, pero cuando los picos de inestabilidad se vuelven cimas día tras día, el valor de esa inmersividad toma un nuevo sentido.

En ese sentido Horimiya es una de mis salvadoras. Una obra simple pero funcional, que sirve casi como un espejo de la realidad; una gran base para una obra de comedia romántica. Tanto es así que hace tres años, cuando descubría la obra por primera vez, hablaba de cómo esos pequeños detalles, de Miyamura tomando nota mental de que Hori no bebe café con leche, eran una parte esencial de Horimiya. Eran esos pequeños pasos del día a día los que daban forma a su desarrollo.

El estreno de su anime ha sido, quizás, uno de los grandes salvaguardas del año por ese mismo motivo. Y, sin embargo, hay algo que no encaja. Un puzzle con piezas en blanco que impiden que esa conexión, tan natural y limpia, acabe por funcionar. Pese a los esfuerzos de CloverWorks en una adaptación con remarcado carácter propio, los pequeños detalles ya no forman parte de su fórmula.

Espacios diferentes, fórmulas diferentes

Los motivos de esa disonancia entre medios se entiende en un pequeño glosario que va desde términos de producción hasta decisiones del guion. Un hecho no precisamente aislado y que hemos tildado tantas y tantas veces con la discusión de «¿libro o película?».

Pero incluso así, el efecto que tiene sobre Horimiya es especialmente notable. Precisamente porque, como decía, es una obra que necesita de esos pequeños momentos que sirven de estructura primero y justifican su evolución luego. Y es un punto que se nota especialmente en su primer episodio, que se mueve a una velocidad arrolladora y dibuja una relación entre sus protagonistas de forma casi espontánea.

Más allá de ello, no son pocas las voces que han señalado la idea de que a Hori se le presenta de forma negativa por, simplemente, encargarse de su casa y familia, mientras que la estigmatización de Miyamura lo representa en el lado opuesto. Es algo que —sin ignorar que las diferencias entre ambos roles siguen presentes— en el manga se enfoca como la imposibilidad de socializar debido a sus responsabilidades y no por miedo a mostrar una faceta diferente a la del instituto.

Diferente, pero no tanto

Si la falta de esos pequeños detalles es la causa de que la adaptación de Horimiya pierda parte de su magia, lo cierto es que la forma en la que se transcriben paneles y escenas denota un cariño digno de una adaptación de nivel. Tal y como muestra AlphaBetaXZT en reddit, las diferencias entre manga y anime son prácticamente nulas

De hecho, incluso la evolución de los personajes resulta ser casi tan rápida en su anime como lo es en la obra original, por mucho que su adaptación parezca acelerada. Y eso es porque los momentos claves se mantienen, pero no lo son todo. Una apuesta que, si bien mantiene todas sus escenas importantes como un reflejo casi perfecto de su fuente original, también olvida otros fragmentos al completo que sirven las veces de piezas necesarias para construir su historia. El sexto capítulo original, el viaje a Kioto, no tiene cabida ni mención en su adaptación, eliminando así una de las primeras historias colectivas con las que conectar con sus personajes.

Yuna, la amiga de Sota, no existe en su adaptación. Un personaje con escasa relevancia que, sin embargo, sirve de puente para dar forma a algunas de las relaciones de la obra. No solo se eliminan elementos, por supuesto, también afecta la forma en la que se alteran. En el anime se conoce la relación entre Remi y Sengoku en una de sus primeras entregas, cuando todavía no nos hemos familiarizado con ninguno de sus personajes. Sin embargo, el manga retrasa esta revelación a un punto mucho más lejano, cuando ya se ha alcanzado un punto de no retorno con la caracterización y asimilación de todo el plantel. Esa misma escena lleva a otra en la que Miyamura protege a Hori de la lluvia para acabar dormido a su lado más tarde. Son, insisto, pequeños detalles que, poco a poco, ayudan a construir su relación.

Con todo, uno de los detalles más ásperos de cómo se entiende su adaptación es el aspecto de Miyamura y su pasado. Un punto que apenas se aborda, dando a entender que el pasado, pasado es. Sin embargo, la obra original pone un peso, duro y especial, en esos paneles. Miyamura se pregunta en diversas ocasiones si puede considerarse parte de un círculo, si realmente puede considerar que ha hecho amigues. Un soliloquio dedicado a su yo de diez años, debatiendo consigo mismo su cambio y la necesidad de decirle, simplemente, que todo está bien.

Otro ejemplo notable es como el episodio 13 original —el momento en que se dan la mano— se adapta por completo. Sin embargo, este viene acompañado de dos capítulos muy breves con una gran importancia para el desarrollo de su relación que desaparecen en su adaptación para pasar al décimo sexto capítulo y adaptar únicamente las páginas finales del siguiente. ¿El resultado? Que Shindo apenas tiene un espacio lógico en su anime y los efectos de la pelea entre Hori y Miyamura parecen resumirse a los celos de ella y no a ese miedo tan natural que se asienta al inicio de una relación, tal como se ve entre las páginas de su manga.

Pequeñas lagunas, grandes pérdidas

Lejos de ser un ataque de fan exaltado —recordemos que es lógico que una adaptación no pueda tratar el mismo material que una obra original—, lo cierto es que los recortes en Horimiya sientan un duro cambio para una historia que resalta, precisamente, por su forma de jugar con los tiempos. El hecho de que en apenas seis capítulos se hayan adaptado seis volúmenes habla mucho de ello.

Horimiya tiene todos los puntos para convertirse en uno de los grandes animes del año. Y no es de extrañar. Es un cálido abrazo en un momento en el que las muestras de afecto por parte del ocio suponen un aliciente todavía más dulce. Ello sumado a la capacidad de un estudio como CloverWorks y la genuina inocencia de la obra la convierten en una preciosa recomendación. Incluso cuando gran parte de su magia se pierde por el camino, Horimiya sigue teniendo un carisma sumamente notable.

Con todo, eso no obvia que la obra haya perdido gran parte de esos pequeños detalles que permitían conocer más a fondo a sus personajes. Un elemento que Daisuke Hagiwara plasma a la perfección en esa necesidad de dar vida a cada una de las escenas que toma de la historia original de HERO. Lejos de ser una mala adaptación, el anime de Horimiya es una breve idea de lo que supone realmente la serie. Una ventana a este tierno slice of life que sirve las veces de resumen pero que invita a adentrarse en la historia original para descubrir cuánto tiene por ofrecer una obra tan mágica como esta.

Banner inferior temporada anime invierno 2021 - El Palomitrón

Óscar Martínez

¿Te gusta nuestro contenido? Apóyanos a través de este banner y ayúdanos a seguir creciendo.


Banner KoFi 2020 - El Palomitrón

¡No olvides dejar aquí tu comentario!

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.

Escribo más que duermo. Ávido lector de manga y entusiasta de la animación japonesa. Hablo sobre ello en mi tiempo libre.