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68 SSIFF: AKELARRE

LOS ANTECEDENTES

El cineasta argentino Pablo Agüero se interesó por las brujas en 2008, tras la lectura de La bruja: Un estudio de las supersticiones en la Edad Media de Jules Michelet. Descubrió entonces que la imagen popular de las brujas no era más que eso, una imagen inventada por los hombres que ostentaban el poder, para estigmatizar y oprimir a las mujeres. De esta idea y de las memorias del juez Pierre de Lancre surge Akelarre, una película que demuestra que el feminismo no es una construcción moderna.

LA PELÍCULA

Año 1609. La ruta de los flysch entre Zumaia y Deba sirven de marco a un pequeño poblado costero vasco, en el que las mujeres quedan como únicas habitantes mientras los hombres se han hecho a la mar con la promesa de Terranova. Es en este momento de ausencia en el que entran en escena el juez Rostegui (Alex Brendemühl) y su séquito, enviados por la Inquisición para purificar esas tierras de la brujería.

En una época en la que las tradiciones centenarias se demonizaban por el simple y puro miedo a lo desconocido, Rostegui prende a seis chicas que alguien ha delatado como brujas, para investigar sus ritos del sabbat o de invocación a Lucifer, y obtener de ellas una confesión. La película sigue el injusto proceso de encierro y tortura de estas jóvenes, que dan con un plan para librarse de la quema: a veces la única solución para que alguien te deje en paz es decirle lo que quiere oír.

Akelarre no es una película de fantasía, sino el retrato de una época y un contexto muy concretos, en los que se persiguió irracionalmente a un gran número de mujeres cuyo único crimen era el arraigo a sus raíces y tradiciones. Pablo Agüero juega con ese entramado de falsas acusaciones y testimonios rocambolescos, construyendo una cinta con buena intención y trasfondo, que sin embargo se mueve en un terreno muy estático y estancado hasta demasiado avanzado el metraje. El encarcelamiento de las seis “brujas” y los interrogatorios son el núcleo duro del argumento, y se digieren de forma pausada y sin sobresaltos. Ello puede derivar en la sensación de repetición (canción incluida, a pesar de que tenga una intención premeditada y justificada), o de no estar contándonos nada novedoso, haciendo al espectador preguntarse adónde va a ir a parar con todo ello, o sencillamente cuál es el fin de narrar esta  historia.

Con todo, la cinta es un deleite visual y un ejercicio interesante que pretende dar una visión históricamente realista de lo que fueron las brujas en el País Vasco y cómo se desarrolló su persecución inquisitorial.

ELLOS Y ELLAS

Alex Brendemühl destaca como protagonista en el apartado masculino, representando con atino un personaje escrito para resultar odioso y repulsivo, siempre enfocado desde un punto de vista caricaturesco.

Pero Akelarre son ellas: Amaia Aberasturi, Yune Nogueiras, Garazi Urkola, Irati Saez de Urabain, Lorea Ibarra y Jone Laspiur. Estas seis chicas, jovencísimas, elegidas entre las 1000 que se presentaron al casting, y en su mayoría debutantes, dan lo mejor de sí mismas (lo cual incluye mucho trabajo corporal) y encarnan a la perfección los valores de la amistad, la libertad, la frescura de la juventud, y las raíces vascas. Funcionan de forma muy creíble como ese bloque de todas a una, capaz de ser más astutas que el propio lobo.

LA SORPRESA

Que Pablo Agüero dirija la cinta. No por su trabajo detrás de las cámaras, sino por el hecho de ser un argentino quién ha querido llevar esta historia a la pantalla. Se nota que ha hecho un gran trabajo de documentación, y el resultado final no chirría ni desluce una producción que en su generalidad bien podría pasar por íntegramente vasca.

LA SECUENCIA/EL MOMENTO

Como su propio título indica, el akelarre en sí mismo. Es en esta potente secuencia, hipnótica en su conjugación de música, coreografía e imágenes que se elevan hasta el delirio, en la que reside el “embrujo” de la película.

TE GUSTARÁ SÍ…

Si tienes interés por conocer más a fondo la realidad de los procesos por brujería en el País Vasco.

LO MEJOR:

  • La fotografía.
  • Descubrir a nuevos talentos vascos.
  • Akelarre nos acerca al verdadero quid de la cuestión en cuanto a la creencia en las brujas.

LO PEOR:

  • Su ritmo y tal vez el escaso interés o aporte que le puedan ver algunos espectadores.
  • Echamos en falta algo de contextualización verídica en los créditos. Sin esto, la película deja cierto poso de intrascendencia, especialmente para quienes no estén familiarizados con el tema subyacente.
  • Unos segundos finales que rozan lo anticlimático.

Aitziber Polo

1 COMENTARIO

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Criminóloga con sueños de directora. Pisé el cine por primera vez a los dos años. Con siete vi cómo un cocodrilo gigante se zampaba una vaca entera de un bocado en Mandíbulas, y empecé a leer a Stephen King (y así me he quedado). Mi película perfecta tendría guión de los Coen, banda sonora de Zimmer + Horner y plotwist made in Shyamalan.