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72 SSIFF: CRÍTICA: EL HOYO 2

ANTECEDENTES

Aunque allá por 2019 aún no era consciente, Galder Gaztelu-Urrutia debutó por la puerta grande con El Hoyo. Cosechó buenas críticas en los festivales de Toronto y Sitges, siendo la primera película española en ganar este último certamen en sus por entonces 52 ediciones, inauguró también la Semana de Terror de San Sebastián, y posteriormente pasó un poco de puntillas por salas de cine. Pero el verdadero pelotazo llegó cuando Netflix la compró y agregó a su catálogo en 2020. Como todo en el arte, las películas son hijas de su tiempo, y El Hoyo no pudo ser más oportuna al caer en nuestros hogares en plena pandemia. Esa suerte de prisión vertical organizada por niveles de a dos ocupantes por nivel en la que una vez al día una plataforma llena de comida descendía desde lo más alto hacia los niveles inferiores en una alegoría de la distribución de la riqueza fue la más adictiva receta para amenizarnos el confinamiento. El Hoyo trepó a lo más alto de la plataforma y se convirtió en un fenómeno mundial. Cuatro años después llega El Hoyo 2 a Netflix (estreno 4 de octubre).

LA PELÍCULA

Con algunas preguntas sin respuesta pero un final bastante redondo y satisfactorio, no parecía probable pensar que después de El Hoyo habría un El Hoyo 2. La primera parte tuvo un éxito arrollador y eso siempre es impulso y tentación para continuar con la historia. Por otro lado, cuando el listón se ha dejado tan alto el riesgo a correr no es menor. En ese sentido, y rodeándose del mismo equipo de guionistas de la primera (al que se suma Egoitz Moreno), Galder Gaztelu-Urrutia ha tenido la valentía de dar un paso adelante y volver a arrojarnos sin miramientos al hoyo. La reconocible banda sonora nos hará sentir como en casa (por hostil que esta sea) desde los primeros compases de esta segunda parte que va directa al grano desde el minuto uno, refrescándonos el funcionamiento del sistema imperante. Elegir un plato favorito antes de entrar al hoyo por ejemplo, es un básico.

Retornamos al mismo hoyo, las conocidas celdas de hormigón comunicadas por un vacío central, pero las ocupan nuevos inquilinos. Entre ellos, ya en los primeros avances, se intuía algo ligeramente distinto, una alteración en las reglas. En El Hoyo 2 se amplía universo, se agregan capas. Además de la jerarquía obvia del propio hoyo, la organización interna está más marcada y los prisioneros tienen mayor conciencia de ello. Y hasta aquí estamos dispuestos a leer. Esta es una película plagada de sorpresas y descubrimientos, de las que cuanto menos sepas al enfrentarte a su visionado, mejor. Lo que podemos asegurar es que El Hoyo 2 sube la apuesta (la subida en el presupuesto indudablemente ayuda). Es hiperbólica en el buen sentido: más salvaje, más gore, más metafórica y más compleja que su predecesora. Con un ritmo trepidante y un guion lleno de giros, la cinta no da un respiro. Por momentos es tan vertiginosa la sucesión de acontecimientos que puede cundir la confusión y temer perderte en la comprensión de algún que otro detalle por el camino, pero termina llegando a buen puerto gracias a que sigue enganchando como lo hacía la primera. Donde podría haber caído en la reiteración, la secuela consigue salir airosa y seguir resultando fresca. Es un complemento a El Hoyo que merece la pena. Resuelve preguntas heredadas, otras las sigue dejando en el aire, y plantea nuevas. El balance es, sin lugar a dudas, positivo. Segundas partes sí fueron buenas.

ELLAS Y ELLOS

Como partimos de la filosofía de desvelar lo menos posible, nos limitaremos a mencionar a los cuatro rostros que encabezan el reparto de El Hoyo 2. Nuestros protagonistas esta vez son la dupla formada por Hovik Keuchkerian y Milena Smit, y pese a que Milena cumple como protagonista central y heroína de acción de la cinta, Hovik es nuestro favorito. De entrada su look es muy impactante (él mismo se lo sugirió a Gaztelu-Urrutia quien, obvio, le dio el visto bueno) y el carisma que aporta su personaje es justo lo que se necesita en esta saga en la que la diversidad está a la orden del día. Un personaje que se te queda en la retina pero cuyo aspecto no es solo el impacto por el impacto, eso es lo que más nos gusta. Como tándem, Keuchkerian y Smit también funcionan muy bien.

A Natalia Tena y Oscar Jaenada también los veremos inmersos en el hoyo. Siempre es un gusto volver a ver a Tena en pantalla y encaja de manera muy solvente en esta distopía. Jaenada por su parte encarna una de las grandes bazas de la película y es otro de los que luce una estética muy significativa.

LA SORPRESA

Dónde y cómo encaja con respecto a la primera película.

LA SECUENCIA/ EL MOMENTO

Sólo diremos que hay una enigmática secuencia en la que aparece una especie de pirámide. Dará que hablar (y que teorizar).

TE GUSTARÁ SI…

Si te gustó y tuviste estómago para la primera El Hoyo. Si te gustan las distopías que reflexionan sobre lo mejor y lo peor de la sociedad.

LO MEJOR
  • Expande el universo de El Hoyo sin perder su esencia.
  • Desarrolla conceptos expuestos en la primera película.
  • Fundamental: sigue primando su intención de crítica al sistema de clases y los claroscuros de la condición humana.
  • Ir a verla sabiendo lo menos posible. 
LO PEOR
  • Si en la primera película podíamos aplicar el menos es más, esta es todo lo contrario. A ratos amenaza con descarrilar.
  • Si no estás dispuesto a altas cotas de brutalidad, mejor evítala.

 

Aitziber Polo

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Criminóloga con sueños de directora. Pisé el cine por primera vez a los dos años. Con siete vi cómo un cocodrilo gigante se zampaba una vaca entera de un bocado en Mandíbulas, y empecé a leer a Stephen King (y así me he quedado). Mi película perfecta tendría guión de los Coen, banda sonora de Zimmer + Horner y plotwist made in Shyamalan.