Los monstruos y lo sobrenatural son inherentes a la condición humana desde el origen de los tiempos. Siempre hemos tenido miedo a la oscuridad, a lo extraño y a lo desconocido. En épocas en las que la ciencia no estaba tan avanzada como ahora, se usaban figuras míticas y sobrenaturales para buscar una explicación, pero con el tiempo estas figuras se han ido transformando en iconos culturales pop y causan más atracción que miedo. Uno de estos monstruos, quizás el que más atracción y fascinación ha despertado siempre, es el vampiro. Presente en todas las culturas, pero con grandes diferencias, representa al maldito (por una maldición o por sus acciones) que regresa para absorber la vida de los vivos.

Y es una historia de vampiros lo que nos presenta JUNO MAK en su debut como director (hasta este momento solo había ejercido como actor), y que él mismo ha definido como un homenaje a la películas clásicas de vampiros de su país. El elenco actoral es desconocido en Europa, a excepción ANTHONY CHAN, que interpreta a un actor acabado que, buscando suicidarse en un destartalado piso que ha alquilado, descubre que éste está maldito. Esto le lleva a conocer a los variopintos inquilinos del bloque, entre los que hay un extravagante cazavampiros retirado, un sacerdote taoísta, una pareja de ancianos y una madre con su hijo, ambos traumatizados por lo que sucedió en su piso.

El trabajo de los actores es excelente, transmitiéndonos en todo lo momento lo que sienten. Pero el personaje que más destaca para el espectador occidental es el cínico cazador de vampiros retirado, el cual nos ayuda a movernos en una tradición tan ajena a la nuestra como es el mundo sobrenatural chino, con sus tradiciones y sus reglas. Él es nuestro guía en este laberinto y aunque la película puede resultar lenta y densa a ratos, se agradece la información para comprender lo que pasa en ella y las acciones de cada personaje.

Visualmente es fascinante, como todas las producciones asiáticas que nos llegan de un tiempo para aquí. Es increíble ver cómo desde un punto inicial como fue TIGRE Y DRAGÓN, los directores asiáticos han sabido crear su propia impronta visual y convertirla en su tarjeta de presentación. En el caso de género fantástico esta impronta se ve en un original diseño tan perfecto como atractivo de las criaturas que pueblan el universo del filme. Un diseño que huye de la imagen actual occidental y se acerca a la imaginería oriental, más desasosegante que terrorífica. Esto se ve acentuado en RIGOR MORTIS con una fotografía que consigue transmitirnos la melancolía ambiental y el mundo sobrenatural que cohabita en el edificio junto a los inquilinos. Acierta también en el tratamiento del color, con unos colores oscuros para los muertos, claros para los vivos y un rojo vivo para la sangre. A esto hemos de añadir las coreografías de las escenas de acción que hay en la película, que si bien es cierto que se nos antojan escasas, gozan de una factura técnica excelente.

Todo esto crea una película fascinante a la que el espectador se debe acercar sin prejuicios, dispuesto a sumergirse en un mundo tan desconocido como interesante, pese a que a veces sufre en su ritmo. En el reciente festival Syfy fue la película más polémica ya que, tal y como se anunció, o la odias o la amas. También es un buen punto de partida para quien quiera conocer más sobre las supersticiones orientales y su versión fílmica.

LO MEJOR:

• Visualmente es fascinante.
• El cazavampiros, la clave para no perdernos en la historia.
• Las criaturas, tan horribles como atractivas.

LO PEOR:

• Ciertos aspectos del vampiro pueden resultar ridículos por desconocimiento.
• Un desenlace difícil de digerir y polémico.
• Es una visión tan diferente a la occidental que puede causar rechazo.

Alberto Plumed