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FINALES DE TEMPORADA REDACTORES SERIES

VIS A VIS SE DESPIDE DIGNA E INCONCLUSA

Sucedió lo que esperábamos: Vis a vis se ha despedido confirmándonos que quedaban cosas por contar. Tras una temporada de audiencias irregulares, casi 2 700 000 espectadores y un 16,4 % de la audiencia permanecieron pendientes al (semi)desenlace de la ficción de Globomedia este miércoles. Cuántas personas se sumarán a esa cifra tras el visionado en VOD nunca lo sabremos. De momento, Maurizio Carlotti, vicepresidente de Atresmedia, justifica el final precipitado de la serie así: “Con todo el respeto, ya que las series hay que pagarlas y vosotros las veis gratis, creo que vale más la opinión de quien las paga (…). El 85 % del público no seguía Vis a vis».

En cualquier caso, el final no ha sido todo lo abierto que nos podíamos temer. Conociendo la inestabilidad del sector (y la poca longevidad de las series de Antena 3, quizá), Álex Pina y su equipo han ideado un gran cierre de temporada que da carpetazo a muchas tramas pero con la evidente posibilidad de continuar el relato en una futurible tercera tanda que nunca llegará.

A partir de este momento, encontrarás spoilers del final de la serie. Lee bajo tu responsabilidad.

El (casi) destino perfecto para Zulema

 

Tras varios e interesados acercamientos entre las dos protagonistas, por fin se nos ha regalado el gran duelo entre Maca y Zulema. La secuencia de la lavandería, con esa falta de escrúpulos de Macarena (por primera vez yendo un paso por delante de su enemiga) y unos diálogos entre cómicos y delirantes, estuvo a la altura de las expectativas. Si de algo ha salido siempre ilesa Vis a vis es de sus momentos de comedia ¿involuntaria?

Es una pena que, tras la emotiva despedida de Zulema hablando a cámara (sus reflexiones en falso documental durante toda la serie siempre han sido maravillosas), se le haya revivido en el último momento. Esta es la prueba más fehaciente de que una tercera temporada siempre estuvo entre los planes de la productora. Su (casi) muerte ha sido perfecta.

Las que quedan en el aire

Como acto de fe, podemos aceptar que Sole y Anabel han tenido un buen cierre como personajes. De la primera puede que no sea necesario ver cómo descubre que su felicidad conyugal ha sido tan efímera; de la segunda nos conformamos con haber asistido a su último golpe. Si la serie hubiera renovado sabríamos que este era el principio de su resurgimiento.

Se hacía necesaria, y nos alegramos de que se produjera, la conversación final entre Rizos y Valbuena. Hubiera resultado muy incómodo para el espectador, más aún teniendo en cuenta el perfil de esta serie, un acercamiento entre víctima y violador. Rizos ha ido perdiendo peso y protagonismo en las tramas y su tercer grado es suficiente para despedirla. Por el contrario, nos quedamos con las ganas de saber qué pasará con Saray y su embarazo no deseado.

El personal de Cruz del Sur es el más perjudicado por la cancelación de la serie. El sorpasso de Sandoval a Miranda se queda totalmente a medias, de Fabio solo sabemos que ha salvado su vida in extremis y al pobre Palacios no han sabido darle desarrollo y ni siquiera ha aparecido en el último capítulo.

Maggie y Macarena

Una desconocida para muchos Maggie Civantos, que nos generaba dudas en los primeros episodios, ha acabado por comerse a su personaje y crecer a la misma velocidad que él. Ya no nos podemos imaginar a ninguna otra actriz en sus combates de boxeo, sus múltiples intentos de huida, ganándole la partida (qué sublime el momento tatuaje) a Anabel o torturando a Zulema. Su regreso a Cruz del Sur, con ese paseo junto al caballo por el bosque, le regala ese final redondo que sus compañeras de reparto no han tenido.

Vis a vis nos deja con una sensación agridulce. A estos personajes les quedaba un año de vida. Malas decisiones a la hora de programar, un modelo de medición de audiencias anacrónico, la tiranía de la publicidad y una feroz competencia han acelerado el final de la serie más valiente de Antena 3. Las señoras de Cuenca, Jaén o Zamora también la echarán de menos.

Fon López

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He crecido viendo a Pamela Anderson correr a cámara lenta por la arena de California, a una Carmen Maura transexual pidiendo que le rieguen en mitad de la calle, a Raquel Meroño haciendo de adolescente con 30 años, a Divine comiendo excrementos y a las gemelas Olsen como icono de adorabilidad. Mezcla este combo de referencias culturales en una coctelera y te harás una idea de por qué estoy aquí. O todo lo contrario.