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SPIDER-MAN: HOMECOMING

Muchos queríamos ser Spider-Man de pequeños. Cuando Sam Raimi inició su trilogía, algunos teníamos la edad perfecta para cambiar de película favorita y dejar atrás la «historia de juguetes» que marcó nuestra infancia. Aunque Lobezno y los X-Men llegaron en el inicio del nuevo milenio para sentar las bases superheroicas en nuestras cabezas, fue Raimi quien nos enseñó que se habían acabado los vaqueros. Ya no queríamos ser Woody: ahora queríamos ser ese jovenzuelo con pinta de pringado que se enfunda las mallas rojas y vuela a través de los edificios de Nueva York. Ese héroe que suelta chascarrillos malos antes de vencer a sus enemigos. El héroe imperfecto, el adolescente perpetuo, el fotógrafo de día y araña a tiempo parcial.

Había muy poco del Spider-Man que nos enamoró de pequeños en la versión de Marc Webb. Y es que diez años después de la original, Sony necesitaba utilizar el personaje para no perder sus derechos. The Amazing Spider-Man fallaba en muchas cosas, especialmente por carecer de un buen guion. El acercamiento a la adolescencia y el romance mal llevado no gustó a la mayoría de los fans, lo que acabó frustrando la realización de una tercera parte. Y así se cumplió el sueño de muchos. Sony y Marvel Studios hicieron un trato. Spider-Man, como reza el título de su nueva película, vuelve a casa.

¡Y de qué manera! Su aparición en la Civil War fue escueta pero brillante, demostrando para muchos que este era el mejor Spider-Man del cine. Y ahora que podemos ver a Tom Holland enfundado en el traje en un metraje más extenso, podemos confirmarlo. Tenemos al Spidey definitivo.

La importancia de Spider-Man es enorme. Se trata del personaje más famoso y reconocido de Marvel, y por ello la primera decisión acertada del estudio ha sido ahorrarnos su origen. Nada de picadas ni de muertes de tíos, nada que hayamos visto dos veces en los últimos quince años. Peter Parker ya conoce sus poderes, y en Homecoming asistimos a su aprendizaje interior.

Estamos ante un Peter muy joven, de tan solo 15 años, por lo que está repleto de dudas tontas típicas de la edad. Eso conlleva una decisión potente y, según se vea, arriesgada. Marvel ha filmado su primera comedia juvenil, sin temor a ello y marcándolo mucho, especialmente en una primera hora que resulta cercana al cine de John Hughes (guiños incluidos). Este primer tramo es lo mejor de la película, con algunas secuencias verdaderamente divertidas gracias a la velocidad del guion para generar gags y el buen hacer de un Tom Holland que resulta enérgico y efectivo en lo cómico.

En la acción, por el contrario, la película se siente demasiado alejada del ambiente que la comedia ha conseguido crear. La obligación estipulada en Hollywood por añadir una escena espectacular cada quince páginas de guion le pesa demasiado a un Spider-Man que funcionaría mejor restándole acción. Se le añade a esta decisión el defecto habitual en el cine de Marvel, y es que de nuevo se carece de un villano a la altura. Michael Keaton ofrece una interpretación soberbia, y aunque es el personaje mejor construido de las últimas entregas del UCM y esconde un buen giro, sigue sin ser un villano a destacar.

No es el único error marca de la casa que comete Homecoming. De nuevo el metraje resulta excesivo, y sus 130 minutos de entretenimiento acaban siendo otro agotado ejercicio para el espectador.

En lo técnico cumple sin asombrar. Los efectos especiales apenas resultan vistosos (venimos de Guardianes de la galaxia Vol. 2, que en eso era superior) y la música de Michael Giacchino no tiene mayor objetivo que el de remarcar el sentimiento que muestran las imágenes. Uno de los errores habituales en Marvel es su uso de la música, que se aleja del riesgo y juega sobre seguro, sin llegar a marcar un tema propio y reconocible para cada superhéroe. Esto es algo que sí hacía el Spider-Man de Raimi y sí hace, por ejemplo, Wonder Woman (aquí un vídeo interesante sobre la música en Marvel).

Funciona mejor el trabajo artístico, donde presenta uno de los repartos más sólidos que hemos visto en las últimas superproducciones. Tom Holland es Peter Parker, y punto, y lo es rodeado de un joven grupo de amigos. Destaca Jacob Batalon, que pasa directamente a ser uno de los mejores secundarios de Marvel, pero no quedan atrás el resto de compañeros del instituto. Tony Revolori (El gran hotel Budapest) presenta un Flash interesante y odioso, Laura Harrier ofrece la parte más romántica de la película y Zendaya se queda como secundaria, alejada de la trama y planteada como una introducción para la secuela. También hay que aclarar que no hay tanto Iron Man como nos habían intentado vender, lo que es sin duda una buena noticia.

Spider-Man: Homecoming es una buena película. Fresca, divertida y extremadamente entretenida. Pero es el tercer trepamuros que vemos en muy poco tiempo, por lo que la película acaba llegando a ciertos lugares comunes con sus antecesoras. La película funciona mejor cuando esquiva esta sensación de repetición y busca crear su propio (y adolescente) camino. Aun así, Marvel nos ha ido acostumbrado a cierta vaguedad, una falta de novedad o sorpresa en sus películas que las convierte a todas en películas demasiado similares. A Spider-Man le pesa esa falta de riesgo, tanto en guion como en la dirección de un Jon Watts que demostró mucho más talento en Coche policial.

Homecoming no es ni la mejor película de Spidey ni la mejor de Marvel, pero es un buen inicio para el personaje que más evolución promete en el futuro. Y es que el mandamás de Marvel parece decidido a que sea Spidey quien comience y nos conduzca por la futura Fase 4 tras los eventos de Vengadores: Infinity War. No es casualidad que el mentor de Spider-Man sea Iron Man, el hombre que lo inició en un principio. Nos da la sensación de que veremos muchos cambios en este nuevo Spider-Man, y nos morimos de ganas de ver cómo afronta la llegada de la madurez.

Al final, pese a sus errores, Homecoming ha conseguido que volvamos a querer ser Spider-Man. Y por esa vuelta a la infancia, por esta vuelta a casa, vale la pena acercarse al cine.

LO MEJOR:

  • La comedia juvenil le sienta muy bien, es realmente divertida.
  • Tom Holland. Tenemos el Spidey definitivo.
  • Tiene la mejor escena poscréditos de Marvel.
  • Michael Keaton ofrece una gran interpretación…

LO PEOR:

  • …pero su personaje sigue sin ser un gran villano.
  • No arriesga. Se parece demasiado a todas las películas del estudio.
  • Su duración es excesiva.
  • La sensación de repetición es demasiado grande.

Ignasi Muñoz

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