La séptima temporada de Shameless llegó a su fin y allí estaba Movistar+ Series para emitir su season finale. El lunes 19 de diciembre decía adiós esta nueva temporada, pero días antes Showtime había anunciado la renovación por una octava temporada. Y nosotros que nos alegramos.

El final de la sexta temporada dejaba a los Gallagher desorientados, siendo conscientes de que nunca dejarán de superarse en lo que a desvergüenza se refiere. Fiona acabó siendo el blanco de las locuras de Frank y este ha sido el punto de inflexión en esta séptima temporada.

Fiona se independiza: se acabó mamá Gallagher

La protagonista indiscutible de Shameless es Fiona, el personaje en el que cae toda la responsabilidad. Emmy Rossum (Hermosas criaturas) ha llevado durante siete años el peso de su personaje tan bien como Fiona lleva a su familia. Si bien es cierto que la serie sin Frank (¡bendito seas, William H. Macy!) no es nada, la Fiona norteamericana ha sido imprescindible, algo que no ocurrió con su homónima británica (Anne-Marie Duff, Sufragistas).

Fiona se ha cansado de vivir por y para su familia. No le ha traído más que disgustos y le ha perjudicado en todas sus relaciones personales. Se acabó. Así que ha dejado de ser una Gallagher, ahora es solo Fiona. Pero la certeza con la que toma las riendas de su vida no gusta demasiado en su entorno: su jefa la ve como una amenaza, su hermano Lip (Jeremy Allen White) carga sus propios fracasos contra ella y ha de afrontar el cambio sola, pues su mejor amiga, Veronica (Shanola Hampton), ya no tiene tiempo para ella.

La familia al más puro estilo Shameless

No lo pueden negar. Todos ellos llevan los genes de sus padres y eso hace que sean incapaces de mantenerse estables la temporada entera. Por ejemplo, Debbie (Emma Kenney) empieza a conocer la verdadera responsabilidad de ser madre adolescente, y Lip destroza las pocas oportunidades que tiene de rehacer su vida.

Sin embargo, Carl (Ethan Cutkosky) y Liam (Brennan Kane Johnson/Blake Alexander Johnson) consiguen aprovechar las buenas oportunidades que se les presentan. El primero, alistándose en una academia militar, y el segundo estudiando en un colegio privado (gracias a un discurso radical y subversivo de Frank, por supuesto).

Un regreso muy esperado

Al poco de estrenarse la temporada, todo el elenco de la serie difundió en sus redes la noticia. El regreso de un personaje muy querido para el público de la serie era inminente, aunque también breve: Mickey Milkovich estaba de vuelta.

El personaje de Cameron Monaghan (Gotham), Ian, comenzaba la temporada lidiando con una infidelidad, aunque pronto lo olvidaba conociendo a Trevor (Elliot Fletcher), un personaje que le hará plantearse muchas cosas a Ian. Pero todo pasa a un segundo plano cuando la policía le avisa de que Mickey se ha escapado.

Una temporada intensa

Ha sido una temporada muy importante. Los personajes han sufrido una evolución, han tenido que adaptarse a los tiempos y, sobre todo, el cambio de vida de Fiona les ha hecho reaccionar. Para mal o para bien, son unos Gallagher, y eso determina la mayor parte de sus actos.

Sobre todo para Frank, quien ha de afrontar uno de los hechos más duros que ha vivido hasta ahora. Y sí, hablamos de un hombre que ha estado al borde de la muerte en varias ocasiones. La carga emocional que soporta en los últimos episodios refuerza la opinión que ya teníamos del gran William H. Macy.

Una gran temporada donde los papeles secundarios de Veronica, Kev (Steve Howey) y Svetlana (Isidora Goreshter) pondrán el punto de humor tan necesario. Además, el personaje de Noel Fisher (Ninja Turtles: Fuera de las sombras), Mickey, no es el único que regresa en esta temporada. ¿Os atrevéis a iros de fiesta con los Gallagher? Aquí os dejamos un aperitivo.

Lorena Rodríguez