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Festival Prisma Siglo XXI: LA PEQUEÑA VENECIA

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Hace unos días os hablábamos del festival online que los compañeros de Cinema Ad Hoc en colaboración con la plataforma de VOD Filmin han puesto en marcha para dar a conocer ese otro cine que triunfa en festivales de todo el mundo, pero que a duras penas llega a conseguir distribución en las salas de cine españolas. Como ya os dijimos en su momento, desde El Palomitrón queremos ayudar a difundir esta iniciativa presentándoos algunas de las películas que conforman el catálogo Prisma Siglo XXI, no sólo para que os animéis a participar en dicho festival, sino también para descubriros pequeñas joyas desconocidas que estamos seguros de que os van a gustar tanto como a nosotros. (podéis consultar en que consiste este Festival aquí)

La película con la que comenzamos esta serie de entradas dedicadas a Prisma Siglo XXI pasó por festivales como el de Venecia, el de Sevilla y el de Londres consiguiendo el Premio Eurimages y el Premio a mejor ópera prima en estos dos últimos respectivamente, y así mismo fue galardonada con el premio Lux a mejor película y con el premio a la mejor actriz para TAO ZHAO en los David de Donatello. Se trata del primer largometraje de ficción del director italiano ANDREA SEGRE, IO SONO LI, traducida en nuestro país como LA PEQUEÑA VENECIA y que llegó a estrenarse de manera fugaz en las pantallas españolas en 2012.

 

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Shun Li es una inmigrante china que reside y trabaja en Roma en una fábrica textil. Un día, las personas que la tienen allí trabajando la mandan a Chioggia, un pequeño pueblo pesquero cerca de Venecia a trabajar en un bar que acaban de adquirir. Allí Shun entablará una inesperada amistad con uno de los clientes habituales del bar, un pescador llegado hace años de la extinta Yugoslavia, y cuya relación será una vía de escape para la soledad de ambos pero que al mismo tiempo supondrá una serie de inconvenientes impensables en una sociedad civilizada en pleno siglo XXI.

LA PEQUEÑA VENECIA comienza mostrándonos el brutal contraste entre la tradición de las creencias chinas y la realidad que viven al llegar a Europa como tantos otros inmigrantes para tratar de labrarse un futuro mejor para sus familias. La diferencia estriba en que la comunidad china, y más concretamente las mafias que se encargan de reclutar a ciudadanos de su país para trabajar en occidente, tienen sus propias reglas que imponen en ese colectivo rodeado de hermetismo contra las que es imposible rebelarse. Pero ANDREA SEGRE inteligentemente no incide en recrearse en el mundo del esclavismo del siglo XXI que representan las mafias que trafican con seres humanos en LA PEQUEÑA VENECIA, sino que nos lleva de la mano a través de esa relación que se crea entre Shun Li y Bepi “El poeta” con el devenir de los días. Una amistad inocente y profunda que aparece en un momento vital complicado para cada uno de los protagonistas, llenando un vacío que sus respectivos entornos no son capaces de comprender hasta el punto de tratar de obstaculizarla por todos los medios. Teniendo como trasfondo muchos temas que en manos de otro director hubieran supuesto una película muchísimo más cruda, como las ya mencionadas mafias esclavistas, la desolación de la jubilación y la soledad madura, la xenofobia y la reticencia y el miedo hacia la “invasión” extranjera, SEGRE planea sobre todos ellos creando una Venecia paralela en esa Chioggia proletaria, en la que las calles inundadas por la subida de la marea no son transitadas por góndolas sino por trabajadores que se calan hasta los huesos andando sobre sus aguas, y donde las relaciones abandonan el romanticismo más remilgado para dar paso a otras más intensas pero del todo imposibles.

 

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La sutileza con la que rueda SEGRE, sin extremar el ritmo pausado del cine oriental pero sin la estridencia que en ocasiones resulta del cine italiano, hacen de LA PEQUEÑA VENECIA una película sensible y conmovedora sin necesidad de subrayar las penas o las alegrías en busca de la lágrima fácil. Poéticamente desoladora y hermosa a la vez, LA PEQUEÑA VENECIA es una pequeña joya que no podéis dejar de ver aprovechando su inclusión en el ya mencionado Festival Prisma Siglo XXI.

 

LO MEJOR:

  •  La poesía que envuelve todas las miserias que subyacen en la película.
  • La pareja protagonista, TAO ZHAO y RADE SERBEDZIJA, y la relación tan tierna que se crea entre ellos.
  • La denuncia social implícita en todo el guión.

 

LO PEOR:

  • Que una película tan deliciosa como esta haya pasado tan desapercibida.

 

 

Mari Carmen Fúnez Galán

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